Billie Eilish está en un momento profesional perfecto. Con menos de 20 años y un solo álbum de estudio en el mercado, la cantante fue la artista que más discos vendió en Estados Unidos el año pasado, una cifra que estuvo acompañada por otros 6.000 millones de reproducciones en Spotify. Este año, ha vuelto a marcar un récord al ganar los cinco Grammys más importantes en la misma gala, convirtiéndose en la persona más joven de la historia en hacerse con ellos.
La intérprete lleva bajo el foco desde que cumplió los 15 años. A esa edad, publicó en Soundcloud ‘Ocean Eyes’, una canción compuesta por su hermano, Finneas O’Connell, que no tardó en hacerse viral. Sin embargo, toda esa atención vino de la mano con una fama para la que Billie no estaba preparada, y hace unos meses reconocía que los comentarios negativos que recibió la llevaron a pensar en suicidarse. “Casi me mato a mí misma por culpa de Twitter hace un par de años, lo digo completamente en serio”, declaraba en una entrevista con GQ. Ahora, la intérprete de ‘Bad Guy’ trabaja junto a un terapeuta para gestionar su situación, que no pasa solamente por la fama y una depresión, como ella misma ha reconocido, sino también por padecer Síndrome de Tourette.
Hasta el pasado noviembre, no se sabía que Eilish tenía Síndrome de Tourette. Lo contó la propia cantante en su cuenta de Instagram. “Nunca lo mencioné porque no quería que la gente pensara en el Tourette cada vez que piensan sobre mí”, explicó, después de que se publicase en redes un vídeo en el que recopilaban algunos de sus principales tics, que son “solo físicos y los demás no los notan mucho si no les prestan atención”. En Yasss te contamos en qué consiste este trastorno.
El síndrome de Tourette lleva el apellido del neuropsiquiatra francés, Gilles, que describió la enfermedad a finales del XIX. Este trastorno neurológico, que suele presentarte antes de los 18 años, forma parte de los trastornos de tic, “y está caracterizado por tics motores y vocales”, tal y como explica la Asociación Americana de Tourette. “Algunos de ellos pueden ser transitorios, pero otros persisten durante la adolescencia y la edad adulta”. Según la organización, afecta a uno de cada 160 niños estadounidenses entre los cinco y los 17 años, y es habitual que vaya acompañado de otras condiciones como el Déficit de Atención e Hiperactividad o el Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Por norma general, los primeros síntomas son movimientos involuntarios en el rostro, los brazos o el tronco. Estos tics son habituales, repetitivos y rápidos, y pueden añadirse otros en el cuello o las piernas, como pisotones o patadas. Se trata de movimientos involuntarios, y aunque “por ahora no hay cura”, explican desde la asociación, “gracias a los años de investigación, hay varias opciones de tratamiento”.
Los tics también pueden ser vocales, y suelen llegar con los movimientos involuntarios. Por norma general, se presentan con gruñidos, gritos o carraspeos, pero también con coprolalia (uso involuntario de palabrotas, nombres obscenos o frases inapropiadas) o copropraxia (los gestos son obscenos). Sin embargo, aunque estos sean los fenómenos más cinematográficos (los hemos visto en cintas como ‘Huérfanos de Brooklyn’ o ‘Toc Toc’), los expertos aseguran que no son los más habituales. Al menos, no surgen muy frecuentemente, como tampoco la ecolalia (repetición de las palabras de otra persona, como un eco) o la palilalia (repetición de las palabras de uno mismo).
Por norma general, las personas con Tourette vienen de familias en las que existe un historial previo. Como hemos dicho, los síntomas suelen aparecer en la infancia y la adolescencia, y aunque en ocasiones son transitorios, otras veces perduran en el tiempo. En el caso de Billie Eilish, tenía 12 años cuando se lo diagnosticaron, según explicó en el programa de Ellen Degeneres. “Es algo con lo que he vivido desde siempre”, reconocía entonces.
Sea como sea, lo cierto es que la intimidad de la artista se vio violada, una vez más, con la publicación del video de sus síntomas en plataformas. No es la primera vez y, aunque las declaraciones de Eilish ayudan a dar visibilidad a la enfermedad, también es cierto que no tendría por qué dar más explicaciones de su vida privada de las que ella misma considerase oportunas. De hecho, suele ser muy cuidadosa con su intimidad; en varias entrevistas ha declarado que su estética (la ropa ancha o el maquillaje oscuro, por ejemplo) no son meros acompañamientos para su música, sino que la ayudan a esconder su cuerpo y preservar su privacidad.
“No voy a entrar en detalles, pero si quieren saber más, soy un libro abierto”, añadió en el vídeo en el que declaró padecer Tourette. Con esta frase, la cantante que ha arrasado en los Grammys dio por finalizada una conversación que, aunque afecta a su día a día, le incumbe única y exclusivamente a ella.