Preguntas y respuestas si crees que tienes ansiedad y no sabes qué hacer
Según los datos, alrededor de 1500 millones de personas padecerá una crisis de ansiedad en algún momento de sus vidas, pero pocos lograrán identificarla. El motivo de ese desconocimiento es que vivimos en una sociedad que nos impulsa a “aguantar lo que nos echen sin rechistar”, pero a veces la máquina se resiente y nuestra cabeza acaba pagando la factura.
¿Es ansiedad o estrés?
Es muy común confundir ambos términos y decir que estamos “estresados” o “con mucha ansiedad” cuando nos sentimos agobiados en nuestro día a día. Además de contribuir a la desinformación, esta confusión puede perjudicar nuestra salud, puesto que veces no pedimos ayuda profesional cuando sí la necesitamos.
El estrés está provocado por una situación externa o estresor que podemos identificar fácilmente, al igual que podemos identificar lo que debemos hacer para poner fin a esa situación. Además, el estrés desaparece cuando desaparece el estresor que lo provoca. Los síntomas del estrés son, sobre todo, de tipo fisiológico (taquicardia, sensación de ahogo, dolor de cabeza, tensión muscular, etc.).
En cambio, la ansiedad patológica es un estado emocional que aparece cuando anticipamos una “situación preocupante” que puede no presentarse jamás. Por ejemplo, puedes sentir ansiedad porque tienes una presentación en clase y estás convencido de que vas a hacer el ridículo. Las probabilidades de cagarla son muy pequeñas, pero tu ansiedad las magnifica provocando esa sensación de angustia y preocupación. Además, cuando la “situación preocupante” es superada con éxito, la ansiedad no desaparece, sino que cambia de lugar, es decir, empezamos a preocuparnos por otra cosa.
Otra reacción muy común es cuando sentimos ansiedad sobre el hecho de tener ansiedad. Nos preocupa tanto estar preocupados, que acabamos preocupándonos sin motivo. Esto quiere decir que la ansiedad a menudo aparece sin una causa aparente, como un estado de preocupación a largo plazo, y por eso es más difícil identificarla que el estrés.
La ansiedad también implica síntomas fisiológicos, pero sobre todo destacan los cognitivos o, lo que es lo mismo, los pensamientos anticipatorios catastrofistas (“no voy a poder”, “me va a pasar algo malo”, etc.).
¿Cómo identificar la ansiedad?
Aunque el componente central de la ansiedad es la preocupación, los síntomas son muy variados:
• Síntomas psicológicos: sensación de estar en peligro, agobio, inquietud, inseguridad, sensación de vacío, dificultad para tomar decisiones, baja autoestima, etc.
• Síntomas fisiológicos: taquicardia, opresión en el pecho, visión borrosa, presión en los oídos, sudoración, cambios en el apetito, cansancio, dolor de cabeza, dificultad para mantener relaciones sexuales, etc.
• Síntomas comportamentales: torpeza, inquietud, agitación, dificultad para actuar, cambios en la voz, etc.
• Síntomas cognitivos: dificultades en la atención y en la concentración, despistes, negatividad, preocupación, pensamientos distorsionados, recuerdos negativos, sospechas, interpretación de estímulos neutros como negativos, etc.
• Síntomas sociales: irritabilidad, aislamiento, problemas para iniciar o mantener una conversación, mente en blanco, dificultad para expresar opiniones, miedo al conflicto, etc.
Aun así, cada persona es un mundo y no todos experimentan los mismos síntomas.
Tengo ansiedad: ¿ahora qué hago?
• No intentes relajarte a toda costa, porque cuanto más pienses en calmarte, más ansioso estarás. En vez de auto-decirte una y otra vez que te relajes, aplica estrategias útiles para lograr ese estado de calma. Es fundamental aprender a respirar BIEN. Obviamente sabes respirar, sino no estarías vivito y coleando, pero cuando se sufre una crisis de ansiedad es muy común hiperventilar. Saca todo el aire sin prisa, y después inspira como si intentases llenar tu tripa. El objetivo es evitar que se eleve el pecho. Esto se llama “respiración diafragmática”.
• No te obligues a pensar en positivo. Entre el optimismo irracional y el pesimismo catastrofista, hay un término medio. Encuéntralo. Si ligar te genera ansiedad, no sirve de nada pensar que la próxima vez que quedes con alguien de Tinder vas a acabar en su casa, porque si eso no ocurre te puedes llevar un batacazo enorme. Evita pensar que “todo va a salir mal” y evita pensar que “todo va a salir perfecto”. Mejor piensa que a lo mejor sale mal o a lo mejor sale bien, pero pase lo que pase sabrás gestionarlo.
Lo que sí debes hacer es pedir ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarte a encontrar el motivo de tu ansiedad, puede enseñarte a poner nombre a tus emociones y puede aportarte las herramientas necesarias para gestionar esa ansiedad que sientes. Por supuesto, es un camino largo y requiere esfuerzo, pero te aseguro que merece la pena.