Billie Eilish se ha convertido en una de las artistas más seguidas, también en una de la que más abiertamente ha hablado sobre sus problemas de salud. Desde el síndrome de Tourette que padece hasta la complicada relación que ha mantenido con su imagen corporal desde que era una niña. 

Ella misma ha ido revelando algunos detalles sobre su vida que han ayudado a los fans a conocerla un poco mejor y no solo a través de su música, que en su día aseguró que en parte se inspiraba en sus pesadillas. 

Pesadillas que durante mucho tiempo fueron para ella una parte importante de su vida, de hecho, ha ido revelando en entrevistas que y encuentros con la prensa que hasta los 11 años durmió en la cama con sus padres y su hermano Finneas, con quien ahora trabaja mano a mano. La familia entera compartió cama hasta que Finneas cumplió diez años y ella durmió con sus padres hasta los 11. 

En un encuentro con Sunday Times quiso explicar los motivos por los que esto fue así: de pequeña padeció un trastorno de ansiedad por separación. "Me preocupaba lo que les pasaría a ellos, me preocupaba lo que me pasaría a mí, me preocupaba que me olvidaran”, explicó durante la entrevista. 

“No podía dormir sola”, reveló. “Si me despertaba y mis padres no estaban en la cama y las luces estaban apagadas, gritaba hasta que llegaban a la puerta. No podía salir de la cama en la oscuridad porque estaba segura de que había escorpiones arrastrándose por todo el suelo”.

Mientras que la ansiedad por separación es normal en los niños, una etapa que suele superarse pasados los tres años, en algunos casos esto no es así, pasando a considerarse un trastorno más grave que recibe el nombre de trastorno de ansiedad por separación, que comienza en la edad preescolar.

Este tipo de trastorno se caracteriza, según explican los expertos de la Clínica Mayo, por una “preocupación constante y excesiva en relación con la pérdida del padre, la madre u otro ser querido por una enfermedad o un desastre”, pero también por una angustia excesiva porque suceda algo malo, como ser secuestrado, y tener que separarse de sus padres. 

No quieren estar fuera del hogar y tampoco quieren quedarse solos en casa, sienten un gran rechazo a dormir fuera de casa sin sus padres y suelen tener pesadillas sobre la separación. Es habitual que sientan dolores de cabeza y de estómago cuando sienten que se aproxima la separación del padre o la madre. 

Este tipo de trastorno puede derivar en ataques de pánico, episodios de ansiedad intensa, miedo o terror. En general, para superarlo es necesario tratarlo con profesionales, pero también que los padres se impliquen, manteniendo la calma y apoyando al pequeño, animándole a que experimente cosas nuevas y que así sea más independiente o dejándole con personas de confianza durante periodos cortos, para que aprenda que sus padres se van, pero vuelven.