De acuerdo, damos el sexo por hecho. Lo consideramos a veces necesidad, a veces oportunidad. Ligar, follar, casarse o salir, incluso poner los cuernos, son verbos manchados de libertad… occidental, donde la sexualidad y las relaciones han evolucionado hacia una mayor libertad y apertura.
No en todos los países del mundo el sexo se vive como lo vivimos aquí, con esa ligereza e impulso que da conocer a alguien, o follar después de una cita de Tinder que no parece un accidente de coche a cámara lenta, o meter la pezuña y la nariz en una relación clandestina. Esto último está fatal, claro, pero por lo menos sabemos que no vamos a acabar en la cárcel.
En algunos países, el sexo fuera del matrimonio goza de muy mala prensa. Está tan mal visto que las leyes ya se encargan de disuadir a sus ciudadanos imponiendo penas de prisión y castigos severos y definitivos, tan punto y final como la muerte.
Los iraníes no se andan con chiquitas con las relaciones extramatrimoniales. En Irán, el sexo fuera del matrimonio (‘Zina’) es considerado un "crimen moral" y lleva aparejados todo tipo de castigos poco agradables para el que mire a la mujer de su vecino. Este muro moral basado en el castigo no solo aplica a los ciudadanos iraníes, sino a cualquier extranjero que pase por ahí o resida, no importa su origen cultural o religión. ¿Latigazos? ¿Muerte por lapidación? Todo entra en el menú si te portas mal.
Como en otros países de Oriente Medio, el islam es la religión oficial y desempeña un papel central en las leyes y en la vida cotidiana de sus ciudadanos. Esto incluye el sexo, un terreno en el que las restricciones relacionadas con la moralidad influyen directamente en la estructura legal. La ‘ofensa’, incurrir en el ‘zina’, fornicar en pastos ajenos, castiga con penas de cárcel a quienes bucean en la piscina del placer y las relaciones extramatrimoniales.
La sharía, ley islámica, tiene plena jurisdicción aquí. Como en otros países hermanos, quienes cometen adulterio o tienen relaciones prematrimoniales pagan un precio muy alto. Cometen un ‘crimen moral’.
Las sanciones varían según el emirato (son una federación) y la casuística del adulterio en particular. En algunos casos, aquellos que son declarados culpables de relaciones sexuales fuera del matrimonio pueden acabar en la cárcel y pagar distintas multas. Además, los extranjeros que violan estas leyes pueden ser deportados, lo que agrega un elemento de preocupación para aquellos que solo ‘pasaban por ahí'
Son las mujeres las que se llevan la peor parte en este sistema punitivista del sexo fuera de la ley islámica (vaya, qué sorpresa). A las que han sido detenidas por quedarse embarazadas antes de casarse se las suele acusar de ‘comportamiento inmoral’ y ‘fornicación’, con el castigo correspondiente a sus altos crímenes: pasárselo bien y no pedir perdón.
El año pasado, el Parlamento del país, de mayoría musulmana y regido en parte por la sharía, aprobó por unanimidad el endurecimiento de las penas por mantener relaciones extramaritales, que también afecta a todos los extranjeros residentes.
Usman Hamid, director ejecutivo de Amnistía Internacional Indonesia, lo definió como un gran revés para el progreso y un atraso en la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales después de la revolución de 1998, una queja similar a la de otros grupos activistas y organizaciones de derechos humanos, que han denunciado la violación sistemática de los derechos fundamentales por parte de los países en los que rige la sharia.
Los sauditas se guían por la interpretación más estricta y literal de las palabras de Mahoma, lo que se conoce como wahabismo. El desayuno de los campeones para esas personas que ponen (o mojan) el dedo gordo fuera de la cama matrimonial no es agradable. Implica azotes públicos, castigos corporales de la peor especie y (qué sorpresa de nuevo) pena de muerte en los casos más graves. Lo mismo ocurre con quienes mantienen relaciones sexuales antes de casarse.
En términos de género, la situación es bastante más pavorosa para las mujeres. Si se descubre que han tenido relaciones fuera del matrimonio, las penas suelen ser más severas, y el castigo, aún más humillante y doloroso. Que te azoten hasta que sangres es casi lo mejor que te puede pasar.