Ahora goza de fama y fortuna, pero no siempre fue así, la infancia y la juventud de la rapera Cardi B fueron todo lo contrario a la cómoda vida de la que disfruta ahora tras alcanzar el éxito y reconocimiento como artista. 

Se crió en el Bronx, tuvo que dejar los estudios para ponerse a trabajar y ganar dinero para su familia, se marchó de casa a los 16 años y formó parte de varias bandas callejeras. Belcalis Almazar no reniega de su pasado, pero tampoco lo glorifica en sus temas. 

Ella misma ha reconocido que no siempre hizo las cosas bien, aunque hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir y poder salir del lugar en el que estaba. 

El pasado de Cardi B nunca ha sido un secreto. La rapera comenzó a hacerse conocida en las redes sociales en 2013 y poco tiempo después alcanzaba el éxito como artista. Desde entonces su carrera no ha dejado ce crecer, llegando a convertirse en la primera mujer en solitario en ganar un Grammy por un álbum de rap. 

Antes de conseguir ser reconocida como artista, Cardi B tuvo que ganarse la vida de diferentes maneras. Durante un tiempo fue stripper, una etapa durante la que, según confesó, drogaba y robaba a algunos clientes. 

“En ese momento tomé las decisiones que tomé porque tenía opciones muy limitadas”, tuvo que explicar a raíz de la polémica suscitada tras salir a la luz las declaraciones en las que contaba esa etapa de su pasado. “Doy las gracias por haber podido salir de eso, pero muchas mujeres no han podido. Fueran o no malas decisiones, en el momento hice lo que tenía que hacer para sobrevivir”.

También fue la época en la que comenzó a cambiar su cuerpo gracias a operaciones y cirugías. 

Muchas de las decisiones que tomó con respecto a las modificaciones de su cuerpo fueron cuando era una veinteañera y de algunas de ellas se arrepiente e incluso ha querido revertirlas. 

Es lo que sucedió con su operación de glúteos, una parte de su cuerpo que modificó durante su etapa como stripper. “Cuando tenía 20 años, empecé a trabajar en un club de striptease y tenía que tener un culo grande. Me sentía insegura, así que me operé”. Una operación de la que se arrepintió en verano de 2022 y decidió quitarse el 95% de los biopolímeros o “inyecciones en el culo”, como ella las llamó. 

Antes de operarse con un profesional, intentó ponerse inyecciones ilegales en un sótano, algo que le costó 800 dólares, una experiencia que no salió como ella esperaba y que le ha llevado a recomendar a todo el mundo que acudan a especialistas antes de dar el paso y, sorbe todo, que escuchen sus recomendaciones. 

Las inseguridades sobre su físico la acompañaron durante muchos años, desde muy joven.  “Los niños se reían de mí y me decían: 'Mira tu culo plano. No tienes tetas'. Eso hacía que me sintiera fea y sin desarrollar”. De hecho, también ha reconocido haberse operado el pecho y el abdomen, y aunque se ha hablado mucho de una posible rinoplastia, asegura que los cambios en su rostro son una cuestión de maquillaje.