Ganar es el objetivo de todos los participantes del Festival de Eurovisión, aunque seguramente ninguno lo diga demasiado claramente. Al fin y al cabo, tener la posibilidad de participar, mostrarle al mundo la canción escogida y el talento de quien la canta es, para muchos, premio suficiente.
No obstante, es un concurso y todos dan lo mejor de sí mismos para poder llevarse a casa el micrófono de cristal y la posibilidad de que sea su país el que albergue el siguiente concurso, con todo lo que ello conlleva, pues es una estupenda manera de atraer el truismo y mostrar al resto de Europa todo lo bueno que les espera allí.
A pesar de esto, nadie compite para perder, todos los participantes lo hacen con la ilusión de quedar en un buen puesto, de demostrar su talento y que este sea reconocido. No siempre puede ser así, solo puede ganar uno y los demás, se quedarán con las ganas. Quedarse en un segundo puesto es duro, rozar el éxito con la punta de los dedos y ver cómo se escapa no es tarea sencilla, pero tampoco lo es tener el honor de ser el último.
España ha tenido el honor de quedar en primera posición en dos ocasiones, gracias, primero a Massiel y, el año siguiente, a Salomé. Sin embargo, cinco han sido las ocasiones en las que ha terminado en un último puesto. De algunas de ellas apenas nos acordamos, otras hicieron daño de verdad y de algunas de las últimas no hace tanto tiempo.
La primera vez que sucedió fue en la segunda edición del concurso, se celebraba en Luxemburgo y Víctor Balaguer defendía el tema ‘Llámame’. No solo quedó el último de los trece candidatos, también acabó el concurso con el marcador a cero. Esto es algo que se ha repetido en otras ocasiones, de hecho, le pasó también a Conchita Bautista en Nápoles.
Corría el año 1965 y la artista, a pesar de su esfuerzo, regresaba a casa con cero puntos y una decimoquinta posición que sonaba a derrota. ‘¡Qué bueno, que bueno!’ no hizo honor a su nombre, el resultado obtenido fue todo lo contrario.
La siguiente vez que pasó es una de las más famosas de la historia porque Remedios Amaya y ‘¿Quién maneja mi barca?’ tuvieron que volver de vacío. Un tema flamenco que fue recibido en Europa con indiferencia, pero que el tiempo ha demostrado que es atemporal, tal vez una propuesta adelantada a su tiempo y que hoy día tendría una acogida diferente.
La actuación comenzó mal desde el principio, Amaya tuvo que cambiarse de vestido porque el suyo se confundía con el escenario y salió a cantar descalza porque no tenía zapatos a juego.
A pesar de lo que pueda parecer, no es necesario tener el marcador a cero para acabar últimos, algo que demostró Lydia, quien solo consiguió un punto en las votaciones, por parte de Croacia, a quienes sí pareció gustar ‘No quiero escuchar’. La última de las canciones de la lista nos lleva al año 2017, Manel Navarro y ‘Do it for your lover’ quedaron últimos, con solo cinco puntos. El cantante llegó a sufrir bullying por el ‘gallo’ durante su actuación.