La vida de Úrsula Corberó ha cambiado mucho desde que comenzó a trabajar en el mundo de la interpretación hasta ahora. Frente a los ojos de todos los espectadores, la joven ha pasado de ser una jovencísima actriz que da sus primeros pasos a ser toda una estrella internacional, que consigue trabajos al otro lado del charco y se codea con artistas de la talla de Madonna. 

Una carrera que ha sido posible gracias a esfuerzo, trabajo, talento y suerte, pero también a contar con un entorno que siempre ha estado de su lado y una familia que la apoya en todo lo que se embarca. Ahora uno de sus grandes pilares es su pareja, el también actor Chino Darín, pero desde siempre su red de seguridad ha estado formada por su madre y su hermana mayor, Mónica Delgado. 

No es muy dada a hablar de su vida, pero a lo largo de las múltiples entrevistas que ha ido concediendo, Úrsula ha ido desvelando detalles de su infancia, que no fue tan idílica como se podría suponer viendo cómo ahora disfruta las mieles del éxito. Conseguir sus primeros trabajos como actriz fueron una gran odisea cuando a los seis años dijo en casa que quería ser actriz. 

Vivían en un pueblo a 62 kilómetros de Barcelona y su madre no tenía coche ni carné, por lo que llegar hasta la ciudad se convertía en una aventura que implicaba hacer autoestop, coger un tren y después el metro. Desde siempre su madre ha sido su gran referente, dándolo todo para mantener a su familia y trabajando de lo que pudiera. “De corsetera, de florista, de pescadera, ha limpiado casas…”, revelaba Corberó hace años. 

Esta no fue la única revelación que hizo con respecto a su madre y su infancia, también reveló cómo su familia se convirtió en la comidilla del barrio. “Mi madre se quedó embarazada de mi hermana con 17 años. Cuando le empezó a asomar la barriguita pasó a ser la peste del barrio, se quedó sin amigas y aun siendo una estudiante brillante la echaron del colegio porque era un mal ejemplo para las demás niñas”. 

Si su madre no ha dudado en mover cielo y tierra para dar a su familia todo lo que necesitaban, su hermana Mónica no se ha quedado atrás. Discreta con su vida y solo haciendo acto de presencia en las redes de su hermana (y su trabajo) en contadas ocasiones, Mónica es una gran desconocida para el gran público, pero parece haber heredado la capacidad de su madre de buscar soluciones en lugar de ver problemas.

"Mi hermana tampoco se queda corta", confirmaba Úrsula en la misma publicación de Instagram, compartida hace años para conmemorar el Día Internacional de la mujer. “Ha trabajado sin parar toda su vida, pasando por momentos muy críticos con un hijo al que alimentar. Desesperada por conseguir un empleo, reunió dinero de donde pudo y se formó para ser tanatopractora, pero resulta que ahí las mujeres no estaban bien vistas y le ponían pegas para todo. Nunca le dieron trabajo, aunque terminó sus prácticas con notas sobresalientes”. Una familia de mujeres poderosas que se acompañan y apoyan.