Levanta la mano si estás solterx y sientes tremendas ganas de cometer un crimen cada vez que alguien te recuerda que falta un día para San Valentín y todavía no has sentado la cabeza con otro ser humano para hacer gatitos o tragarte maratones de Netflix bajo la manta. ¿Sí? ¿Eres una de esas personas?
Tenemos una buena noticia para ti. El mundo que conoces es un lugar extraño y maravilloso. Cada paradoja minúscula de la condición humana cuenta con su propio día en el calendario, y si no lo tiene, pronto habrá alguien que lo invente. Los seres humanos nos aburrimos hasta el infinito. Esta es la prueba.
Así, existe un día internacional de la infidelidad, otro para que los calvos se hermanen en alegría, otro para celebrar la electricidad estática e incluso uno destinado a celebrar la diversión en el trabajo (ojalá que la persona que lo creó tenga un lugar con su nombre reservado en el infierno). También existe un día internacional de lxs solterxs, pensado especialmente para ti, que hablas con tu gato como si fuera tu pareja. Su nombre: San Solterín (el del día internacional, no el de tu minino).
Ahora, procede a abrazarte a ti mismx. Grita: ¡Me encanta estar solx y mear en la ducha sin nadie que me cuestione! ¡Ahhhhhhhhhhh, síiiii, es maravilloso! Recuerda que la soltería no es ningún drama y puedes aprender a vivir una vida normal sin pareja..
A China tenemos que agradecerle unos cuantos inventos históricos; que ideara la pasta hace dos milenios y que, cientos de años después, existiera gente tan aburrida como para premiarse por un estado civil un día antes de la fecha oficial de los enamorados. ¿Hay gente que adora estar soltera? La hay.
Las fuentes cuentan que el famoso Día de Soltero, ‘GuanggunJie’, nació el 13 de febrero de 1993 como una gansada entre un grupo de colegas de la universidad de Nanjing. Tales eran sus ganas de trolear a los plastas de San Valentín y su estado perpetuo de besuqueo, felicidad y piropos como “patatita mía” o “mi delfinín”, que decidieron quemar la tarjeta de crédito y hacerse regalos para reivindicar su soltería.
Es fácil imaginar esa celebración del día del soltero primigenio como una tanda de brindis al sol cada vez más delirantes. “Brindo por esas noches que miro al infinito sin pensar en la alimaña la que me casé” “Por las películas que comento conmigo mismx”. “Por mi fregadero lleno de platos sin lavar, que ayer me deseó los buenos días”.
La costumbre arraigó con fuerza en los solitarios por vocación o por accidente. El primer San Solterín de la historia tuvo tanto éxito que muy pronto fue adoptada por más universidades de todo el país, y no tardó en cruzar las fronteras y ser adoptado por las multinacionales para sumarlo a su bolsa de tretas y reclamos para que compremos cosas que no necesitamos.
Más vale solo que mal acompañado, de acuerdo. Ahora, unos briconsejos sentimentales para que pases este pre-San Valentín de la mejor forma posible y no busques desesperadamente compañía, salvo que sea la de tu gato, en cuyo caso se acepta la unión humano mínimo, rey gato y siervo humano, Pepa y Abelino minino.
Cocina algo rico para ti, date un baño largo, escribe una carta secreta a ti mismx contándote lo bien que se vive sin pareja. Autorregálate algo bonito que no te queme la tarjeta de crédito y acabes el mes pidiendo en la calle con tu plato para la calderilla. Recuerda que tanto el Día del Soltero como el de San Valentín son cebos promocionales de las marcas para que caigas en las garras del marketing.
Descoyuntar tu cadera con un baile y tu mejor lista de Spotify de fondo para reivindicarte a ti mismo sin el +1 de las bodas puede ser una idea excitante, y dar alaridos mientras te reafirmas en que tu soltería es un arte, una actitud que se tiene o no se tiene (y tú la tienes), un must. Grita el mantra de tu yo-Netflix, yo-cacharros sucios. ¡Síiiiii! ¡Sí, joder!
Evita las zonas donde haya parejas cogiéndose de la mano o animales (conejos, ciervos, perros solitarios) haciendo el delicioso. Trata de no mirarlos fijamente, parecerás una persona fisgona o pervertida que no tiene nada mejor que hacer.
Bien pensado, quizá eso sea lo que tengas que hacer: stalkea a esas parejas con tu mirada penetrante desde el interior de un arbusto, échalos de ahí con cajas destempladas, conquista ese banco del parque, ríe muy fuerte y en voz alta y siéntate a disfrutar de tu soledad.
Os aconsejo murmurar en voz baja y, tras del postre, crear un culto a una deidad oscura que premie a lxs solitarixs, a los de la libertad elegida, a lxs que se pasean por la casa en bragas y calzoncillos y se acuestan a las tres de la mañana. Después de la velada, poned en práctica el manifiesto inquebrantable que habéis escrito durante la cena.
Os recomiendo salir ahí fuera a buscar una pareja que se coja de la mano o se rumoree cosas bonitas al oído. Las hay por toda la ciudad. Secuestradlos una con algún método científicamente comprobado (poniendo comida para gatos y esperando que acudan, usando una caña de pescar, fingiendo que no sabéis dónde está determinada calle). Comeos a esos tórtolos. Escoged cada unx la parte que más os guste, contramuslo o pechuga. Comprobad por vosotros mismos que el verdadero amor, en realidad, no sabe a nada.