El Mundial de Catar ya ha comenzado. Es uno de los eventos futbolísticos más importantes (y bizarros) del presente año y ha estado rodeada de polémica desde el principio, en especial cuando la Organización detalló algunas de sus políticas en materia de derechos LGTBIQ+. “Jugadores: sed gays, pero poquito, y a poder ser, en casa, donde no os vea nadie”. 

Gracias a organismos como Amnistía Internacional, se ha sabido que la fiesta, los himnos y los goles serán en parte a costa de la sangre y la salud de los miles de trabajadores en condiciones infrahumanas que han perdido la vida en la construcción de los estadios donde se disputarán los encuentros. La organización ha remitido a los países participantes la lista de normas de conducta que deberán seguir durante todo el evento; reglas que aplican tanto a las selecciones en lid como a los aficionados en el estadio. Y lo cierto es que el gallinero de jugadores está revolucionado.

El documento lleva por título ‘Do’s and Don’ts’ y tiene la friolera de 16 páginas. Hay prohibiciones para todos los gustos, como ese padre que le pide a su hijo adolescente: no fumes, no te drogues, no digas palabrotas; si tienes que enterrar un cadáver o provocar un incendio, ponte rebequita que hace fresco. ¿Cuáles son las polémicas normas de conducta del Mundial? Te las desvelamos.

Como lo oyes: existe una regla que especifica cómo se debe saludar a un catarí en su casa. Hay que dirigirse primero a la persona de más edad o categoría. Siempre a la más anciana. No importa si está muerta o viva.

Vamos, que cualquier inocente invitación a cenar se transforma en un "¿Dónde está Wally?" versión Tutankamón. Procura no equivocarte a la hora de identificar a la momia para no ofender a tus anfitriones. Por si fuera poco, cruzar las piernas también es un agravio fuerte. Evita que tus rodillas se toquen: probablemente, se vea con mejores ojos un buen manspreading.

En Catar está mal visto mirar directamente a los ojos, y en la normativa del Mundial se recomienda que no se haga. Así pues, lo más lógico es ponerse esparadrapo en las córneas. Puede que uno no consiga ver mucho, pero no importa. Fingir ceguera, aunque cueste. Bizquear. Bizquear varias veces, miles, pero sin mirar al anfitrión, para que no se sienta insultado. Mucho que asimilar.

Nada de estrechar las manos de las mujeres cataríes o darles un abrazo. Catar no aplica lo de “el roce hace el cariño” y, en lo posible, debe evitarse todo contacto físico con ellas. Las mujeres cuanto más lejos, mejor. ¿La recomendación? Llevarse la mano al pecho, como Julio Iglesias (pero sin inseminar a nadie con la mirada). Con respecto a los hombres, la normativa exhorta a emplear siempre la mano derecha. Malas noticias para los disléxicos que acudan al Mundial.

Por suerte para todos, las muestras de afecto en público están permitidas. La organización ha explicado en su manual que incluso las “desagradables” pueden tener lugar. ¿Despiojar a otro ser humano para decirle que te alegras de verle? Adelante. 

Se recomienda a jugadores y público vestir con modestia, signifique lo que signifique esto. Seguro que más de una persona lamenta no poder disfrazarse de romano o de dictador o de ballena. Sí a llevar anillo de boda o reloj; no (bajo tu responsabilidad) a las chanclas, aunque sea sin calcetines. ¿Qué os han hecho las chanclas, cataríes?, nos preguntamos. Ellas también tienen sentimientos. 

Las minifaldas, pantalones cortos, vestidos, crop tops, camisas de escote de pico para hombres o cualquier otra prenda considerada 'ligera' están desterradas. Descubrirse los hombros es delito. A buen seguro la organización prefiere que sus aficionados lleven doble o triple capa de ropa encima, incluso en la cabeza, no vaya a intuirse que son humanos. Cuanto más tupida la ceboll… perdón, la persona, mejor.

El precio de la cerveza durante el Mundial es una medida disuasoria lo bastante potente como para querer romper cosas: 17 euros la pinta. Con todo, el gobierno catarí quiere limitar su consumo, así que solo se venderá a unas horas concretas del día. El resto, ya se verá. Serán tremendamente restrictivos con el alcohol: está prohibido emborracharse en la vía pública o llevar cualquier tipo de bebida espirituosa encima.

Otra norma que deberá respetar quien acuda al evento futbolístico del año es la de los caminos separados por género. En Catar, los hombres y las mujeres circulan por carriles distintos en los establecimientos. No dicen nada de pasarse notitas a escondidas, y quizá ahí esté la emoción prohibida que nos hace falta.