1. Pierdes la noción del tiempo, el espacio y el sentido

Es lo que tienen las ferias organizadas en salones grandes, que te pierdes con tanta obra de arte superpuesta en cada rincón, separadas en boxes o colocadas en el propio suelo. Y no sólo te pierdes tú de la gente con la que vas, sino que además pierdes la noción del espacio y el tiempo. ¿De verdad llevo mirando macetas puestas en el suelo durante media hora? (Preguntas a tu YO artístico). Pues sí (te responde con rotundidad).

La provocación dentro del recinto de IFEMA es tal que puedes llegar a perder la noción del sentido cuando miras hacia un lado y ves como hay un cartel con vuelos a punto de despegar y, por un momento, crees que estás en el aeropuerto a punto de pillarte unas vacaciones. "¡Arte con MAYÚSCULAS!" , exclama un señor a tu lado, a la vez que tu piensas para tus adentros: "Arte sería que dentro de 5 minutos embarcara a New York, por 15 días con todo pagado".

2. Para entender el arte moderno hay que mirar más que ver, yo soy de los de ver

No me voy sin ver el famoso carrito con las fregonas del que TODO el mundo está hablando, después de llevar más de dos horas dando vueltas mirando cuadros de arte contemporáneo. ¡Bingo! Lo encontré sin tener que preguntar a nadie y sin tener que mentir diciendo que el punto de encuentro con mis 3 amigos (a los que no veía desde hacía buen rato) era ése. Pues estando frente al "famoso carrito" no entendía el revuelo que se ha montado en torno a él, o sí... Es un carro con fregonas al revés que en nada me recuerdan a 'Los girasoles' de Van Gogh.

Si eso es una obra de arte, que los señores críticos vayan a casa de mi madre en pleno agosto haciendo limpieza general en el cocina. ¡Van a flipar con la cantidad de metáforas y alegorías que pueden encontrar!

3. Porque yo, al igual que la mayoría, me paseo por allí para posturear y no comprar

Otra cosa no pero el rollo postureo se lleva y mucho. Si estás en ARCO y no haces fotos con el móvil no estás en ARCO... Bueno, eso pasa en general con todo ahora mismo. Me sorprendió que la mayoría de personas allí estaban como yo, haciéndose fotos para su Instagram y no para comprar NADA.

Lo peor es que, entre postureo y postureo, ves obras que sí te gustan e interesan y claro, no puedes permitírtelas. ¿El señor que está acostado sobre esta cama también se vende?

4. No hay nadie que te explique nada y te pasas el tiempo buscando en Google: artistas, técnicas y demás historias...

Te tienes que desvivir buscando los cuadritos explicativos de las obras y empaparte vía Google para saber quién es el artista y cuál es su obra. Vale, imagino que esto a los expertos no les pasa, pero yo, que no tengo ni idea de arte contemporáneo, ponía cara de entendido y me iba chocando con la gente porque no paraba de 'googlear' artistas desconocidos... B-A-R-R-E-Ñ-O ... C-O-N... A-G-U-A.... No me salía el artista que lo ha hecho, Internet me odia.

5. Podría haber engañado a todo el mundo diciendo que un extintor de IFEMA era una obra más

Tan provocadores son los de ARCO que si les paso a todos mis amigos, vía grupo de WhatsApp, una foto de unos de los extintores o de las papeleras afincadas allí, se creen con rotundidad que pertenecen a la propia feria de arte. (Hagan capura de estas fotos que nunca se sabe con qué ojos puedes mirarlas en un futuro).

Si en un museo cuesta discernir entre lo que es arte y broma, en ARCO la provocación parece obligatoria. Eso sí, todo explicado con un buena idea conceptual y artística que sólo entienden unos pocos, entre los que yo no estoy. ¡Hasta nunca, ARCO! La próxima vez me voy a 'posturear' de verdad haciendo capturas de imágenes de otros en redes y miento como que estoy allí. ¡Eso sí es un buen postureo artístico!