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Tres casos de haterismo sin motivo hacia pelis y series: por qué nos encanta odiar

  • El 80% de los comentarios en Twitter son negativos

A pesar de lo que digan los más analógicos, Internet nos ha regalado un mundo de fantasía lleno de posibilidades que facilitan estar aún más cerca de todo cuanto nos propongamos. Al que defiende que nos hace perder tiempo, nos utiliza para vender publicidad, que es perjudicial para nuestra salud, arruina las relaciones interpersonales o que nos aísla de la realidad, yo le digo: no tienes ni idea de cómo usar Internet y, por tanto, la tecnología en general.

Mi día a día como community manager consiste, entre otras muchas cosas, en leer lo que se escribe en las distintas redes sociales. Todas ellas con una finalidad muy diferente, pero una cosa en común: el sentimiento negativo que en allí se genera.

El 80% de los comentarios que se producen en Twitter es desfavorable e, incluso, destructivo. Es más, según un estudio de la Universidad de Waterloo (Canadá), los autores que publican estos comentarios se vuelven indeseables para el resto de la comunidad. De hecho, van más allá y defienden que las personas con autoestima baja utilizan estas plataformas como lugar donde mostrar sus conflictos e inseguridades y evitar el contacto personal.

En cuanto a mi modus operandi en la red del pájaro azul, procuro mostrar siempre el lado positivo mientras que el negativo lo intento rebajar hasta convertirlo casi en inexistente. Me consta que hay quien piensa que es por mera táctica profesional o porque algunas marcas me tienen fichado, y la verdad es que me da igual todo lo que saquen como conclusión. Lo que sí me importa es el ambiente que se genera en Twitter, sitio en el que ya se encuentran más discusiones que memes con los que pasar un rato agradable.

Mira estos tres ejemplos:

La T8 de 'Juego de Tronos', en el punto de mira

Ocho años, ocho temporadas, 73 episodios y millones de seguidores es solo una pequeña parte de lo que ha supuesto la adaptación televisiva de los libros de George R. R. Martin, ‘Juego de Tronos’. Por supuesto, la serie ha ido generando comentarios de todo tipo a lo largo del tiempo, pero nada se asemeja a lo que ha dado de sí la octava y última tanda de capítulos.

Las sorpresas no han causado efecto y, lejos de despertar la emoción y simpatía de sus adeptos, han terminado todos desilusionados y cabreados. Tanto, que hasta han creado un Charge.org para que rehagan de principio a fin la 'season finale'.

El nuevo Batman no convence

Desde que el mundo es mundo la gente ha comentado por escrito o a viva voz todo lo que le gusta o no, pero desde que han inventado Twitter las opiniones parecen no tener fin. Todo el mundo sabe de todo, controla de todo y hasta lo haría mejor. Ya no es solo que no te guste algo, sino con tal de tener el comentario más ingenioso se denigra todo cuanto se ponga por delante (cuidado, todos lo hemos hecho alguna vez. En Twitter o con la vecina del quinto. TODOS).

Ejemplo de ello: Robert Pattinson podría ser el nuevo Batman del Universo DC en la gran pantalla y la elección no ha gustado absolutamente nada. ¡Hay quienes dicen que hasta podría estar planteándose no aceptar el papel! He aquí lo importante: no es que, a priori, algo no te guste o no te llame la atención sino la forma en la que se dice:

#PrayForAladdin

Que el remake en acción real de 'Aladdin' de Disney no ha podido tener peor campaña de marketing antes de su estreno no es un secreto. Voy a resumir todo lo que ha pasado con la promoción de esta película con mis propios tuits:

El primero es la muestra de un prejuicio y el dejarse llevar por la pasión y la necesidad tan innecesaria de comentar todo lo que se nos ponga por delante. El segundo, un golpe de realidad. Nadie es poseedor de la verdad absoluta y siempre estará alguien ahí para recordártelo. El tercero y último, la realidad. La magia de lo que de verdad enriquece tanto en las redes sociales como en la vida real: dar la cara y aceptar que la has cagado.

Con todo esto no quiero dejar entrever que sería mejor un mundo en el que censurar nuestra libertad de expresión, no. Solo que cuidemos las formas, la intensidad y que vivamos la vida desde un punto de vista humilde y positivo. Como siempre digo, en redes sociales uno debe ser: CAUTO, DIVERTIDO Y AGRADECIDO.