Solo hay que echar un ojo a Twitter o Instagram para ver de primera mano de qué va eso del Juuling, una moda entre los adolescentes estadounidenses en la que no paran de vapear y de compartir sus experiencias con este cacharro bajo el lema 'hazlo por Juul' (#doit4juul o #juuling). Esta tendencia ha hecho que el cigarrillo electrónico ya sea más popular que el cigarrillo tradicional entre ellos o, al menos, eso revela el informe 'Monitoring the Future' realizado en 2017 por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas. En él se recoge que los alumnos de Estados Unidos de 8º, 10º y 12º utilizaron un dispositivo de vapeo en el último mes y que aumentó al 24% el porcentaje de estudiantes que usaron marihuana en ellos (un 1,3% más que en 2016).
"La luz verde de Gatsby era de Juul"
Este cacharro lo inventaron James Monsees y Adam Bowen en 2007. Sus creadores, fumadores también, estaban poco satisfechos con el impacto sanitario y social que producían los cigarrillos tradicionales y, además, no encontraban en el mercado ninguna alternativa convincente. De esta forma decidieron crear ellos mismos un dispositivo que ofreciese el nivel de nicotina adecuado y que "invitase a su propio ritual", según explican en su web. El resultado fue Juul, el cigarrillo electrónico más vendido que ha alcanzado el 32% de la cuota de mercado según datos de Nielsen.
Si por algo destaca, además de por sus cápsulas de nicotina con sabores (tabaco de virginia, menta, mango o creeme Brulée), es por su diseño minimalista que puede confundirse con un pendrive. Tanto es así que lo han llegado a llamar ‘el iPhone de los vapeadores’. Juul se carga en un puerto USB y no llega a los 50 dólares (en España aún no se puede comprar).
Confiscan memorias USB en los colegios como medida 'antijuuling'
Hasta ahí todo correcto. El problema viene con el auge que ha tenido entre los menores llegando a convertirse en una epidemia que arrasa en los campus. Juul en plena clase, Juul en los baños, memes sobre Juul, Juul por aquí, Juul por allá. Juul es omnipresente y muchos adolescentes están ya enganchados.
Curiosamente, aunque la compañía afirma que ningún menor de 18 debería contar con uno de sus dispositivos (y que no es apropiado tampoco para ex fumadores o personas no fumadoras), los menores están consiguiéndolos. Para comprarlo en su web hay que verificar que el cliente tiene al menos 21 años y proporcionar su fecha de nacimiento, nombre legal y descripción y en tiendas, el comprador debe acreditar que cuenta con la edad legal para comprar tabaco o productos con nicotina acogiéndose a las leyes de cada estado.
Mientras que los adolescentes se suman a esta moda, los colegios e institutos tratan de acabar con ella. Es el caso de un colegio del distrito de Pennsylvania que ha llegado a prohibir incluso llevar USB al campus o de un colegio de DC en el que se retiraron las puertas de los baños para controlar a los alumnos.
¿Mejor o peor que el tabaco normal?
Muchas personas piensan que los cigarrillos electrónicos son más saludables que los clásicos porque no llevan alquitrán ni otros productos químicos causantes de cáncer. No obstante, una cápsula de Juul contiene la misma cantidad de nicotina que un paquete de cigarillos (según indica la propia web de la compañía). Es decir, una cápsula tiene de media 0,7 ml de los cuales un 5% es de nicotina y dura unas 200 caladas.
Vamos, que Juul lo que hace es dar un chute de nicotina rápido y directo al pulmoncito o al cerebro, otro órgano que peligra entre los adolescentes al estar en desarrollo.