Una mujer canadiense fue atropellada por un tren en el norte de Italia. Hasta aquí, todo normal. Pobre mujer, claro, pero seamos realistas: estas cosas pasan y hemos visto muchas noticias a lo largo de nuestra vida sobre personas que tienen este tipo de accidentes. Por suerte, la mujer sobrevivió aunque la cosa fue grave.
Otros, además, habrán tenido la mala suerte de haber vivido un atropello en persona, con todo el susto que te llevas. Sí, ser atropellado siempre es peor, pero ser testigo de un accidente tampoco es plato de buen gusto. Pero lo que debe de ser ya lo más extremo en lo que a experiencias desagradables se refiere es ver cómo una mujer es atropellada, ver cómo los servicios de emergencia corren a asistirla y ver como un chico, desde el andén, se saca el móvil y se hace un selfie en este marco incomparable.
Vale que hacerse el gracioso en situaciones difíciles es una etapa que todos hemos pasado en la adolescencia, pero todo tiene un límite. Por un lado, está el límite de la humanidad: ¿en serio ver a una persona sufriendo no te despierta ningún tipo de dolor o empatía? Por otro lado, el límite de la tontería: ¿en serio necesitabas banalizar un momento tan extremo (e íntimo, porque nadie querría que le sacasen fotos cuando acaba de ser atropellada) como ese?
Por suerte, aún queda humanidad, empatía y madurez en el mundo, y el resto de personas que vieron el atropello y también vieron cómo este chico se sacaba el móvil para hacerse una foto entraron en cólera y avisaron a la policía, que obligó al chico a que borrase la imagen. Más tarde fue investigado para ver si una acción como esta puede ser considerada un delito, pero finalmente se determinó que no.
Sin embargo, la imagen ha dado la vuelta al mundo por la frialdad de su gesto y ha reabierto el debate de que si ¡ay la juventud qué perdida está y ay las redes sociales cómo nos deshumanizan! Pues sí, este chico es un buen ejemplo de ello, de un joven muy desubicadito que no es consciente de lo que está haciendo. Pero también es una excepción, no todo el mundo se va haciendo fotos así. Solamente él y el youtuber estadounidense Logan Paul, que se grabó junto a un cadáver en el Bosque de los suicidios.