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Revolución velluda: hablamos con mujeres en contra y a favor de depilarse las piernas

yasss.es 23/10/2018 13:30

Cuanto más años tiene "la cosa" más difícil es cambiarla. Y la relación entre "depilación" y "mejor" viene de muy atrás. En el Antiguo Egipto la gente, tanto hombres como mujeres, se depilaban el cuerpo entero como símbolo de pureza. Es decir, aquellos que mostraban sus cuerpos depilados eran vistos socialmente como mejores.

Los papiros recogen recetas para preparados depilatorios, ungüentos que mezclaban sangre y grasa de algunos animales (papiro de Eber 1500 a.C.), y ceras obtenidas a partir de azúcar, agua, limón, aceite y miel o sicomoro.

Muchos siglos después, en la cultura griega siguió manteniéndose esta idea de belleza asociada a la depilación. Los atletas, que representaban el canon de belleza griego, depilaban todo su cuerpo, y sus siluetas inspiraban esculturas (muchas de ellas conservadas en la actualidad) en las que se representaba tanto al hombre como la mujer sin un solo pelo de frente para abajo.

En la cultura musulmana la depilación también es símbolo de limpieza. Aún en la actualidad existe el ritual de depilar el pubis de la mujer antes del casamiento. Pero esto viene de muy atrás, y atañe tanto a hombres como mujeres. En un relato de 'Las mil y una noches', se cuenta cómo el Sultán premia al inventor de una pócima depilatoria.

En China van un pasito más allá. En esta cultura la depilación también está relacionada con la pureza, pero como sabrás si has visto alguna vez una imagen de un monje chino, ellos no dejan ni el pelo de la cabeza, ¡todo fuera!

Vamos, que si tú eres de los que piensa que el que no se depila es un guarro, lo primero que tenemos que decirte es que ya está bien de prejuicios. La higiene no tiene nada que ver con cómo tienes las piernas, sino con cuántas duchas te das a la semana. Pero entendemos que pienses así, ya que la relación entre la depilación y la limpieza (de espíritu o de cuerpo) es milenaria.

Lo que resulta más curioso es que, mientras que en la antigüedad el privilegio de la depilación era concedido tanto a hombres como a mujeres, en la actualidad digamos que existe una especie de libertad para los hombres, que pueden elegir depilarse o no, y una imposición para las mujeres, ya que se espera de ellas que siempre estén depiladas. Y, cuando no lo están, se lía, como pasó la semana pasada con Amaia, que acudió a una entrega de premios con pelos en las piernas.

Sin ser conscientes de ello, las mujeres han recibido una educación en valores machistas que, en la mayoría de las ocasiones, hace que se sientan mal si no están depiladas. Por eso sigue causando impresión que una mujer elija no hacerlo. Algo que solo tendría que ver con ella misma, su cuerpo y sus elecciones personales que no implican a nadie más se convierte en un debate social.

Hemos hablado con varias mujeres sobre el tema de la depilación para saber cómo lo viven ellas mismas:

Mónica, 22 años

Cuando tenía unos 18 o 19 años me dio por depilarme las piernas día sí y día también. Llegué a obsesionarme mucho con no tener ni un pelo. Hacerlo continuamente me provocaba un enrojecimiento muy muy fuerte de la piel y me escocía mucho. Un día, cansada de verme las piernas así, dije "ya está, tengo pelos en las piernas porque es donde todo el universo tiene y punto". Justo en ese momento, mi mejor amiga, comenzó a meterse en el mundo del feminismo, yo empecé a adentrarme con ella. Es lo mejor que he podido hacer. Ahora me depilo si quiero y cuando quiero, no por los demás.

Lucía, 35 años

No me depilo, y entonces... no pierdo un tiempo dedicado a mi cuerpo que podría ser solo para el puro placer; me observo con más detenimiento y me sorprenden rincones inesperados de mí misma; me siento más poderosa, más punk, más adaptada a los contextos en los que el bello es bienvenido; tengo que recordarme que así también me gusto, que así son bonita también, tirar pa'lante cuando se me clavan las miradas que me quieren hacer sentir rara.

Irene, 46 años

Cuando era adolescente todo mi cuerpo estaba lleno de pelos y creo que sobre los doce años empecé a depilarme en una clínica de estética, con la cera caliente. Mis pelos eran tan sumamente fuertes que después de cada tirón de cera me salía sangre, y yo lloraba de dolor. Estuve sufriendo esto hasta que, a los 18 años más o menos, tomé la decisión de que si yo había nacido con mis pelos, mis pelos iban a estar conmigo, y no quería volver a pasar por el aro de pasar por ese sufrimiento horrible, mientras que los hombres seguían tan tranquilos con todos sus pelos. Yo vivía en la montaña, y cuando bajaba era alucinante cómo me miraba la gente. Para mí fue un momento de revolución, de poner mis pelos por bandera. Hoy en día me depilo, porque estaba harta de que la gente me mirara y mi concepto de revolución cambió con el tiempo.

Marta, 28 años

Yo me depilo porque los pelos me parecen feos y antiestéticos. Empecé a depilarme a los doce o trece años. Siempre había querido quitarme los pelos de pequeña, pero mi madre no me dejaba. Me depilo hasta los pelos de los brazos porque a mí el pelo no me gusta. Me debatía entre la cera y la cuchilla porque con la cera me los tenía que dejar un poquito largos y no estaba por la labor, pero la cuchilla me la tenía que pasar todos los días y era un rollo. Así que al final me hice el láser y ahora estoy muy a gusto.

Nuria, 37 años

Me depilo porque los pelos no me gustan nada, además son muy incómodos porque me rascan y me pinchan. Yo me empecé a depilar con cuchilla muy pronto, no recuerdo la edad, y me pinchaban tanto los pelos cuando dormía que la gente se iba de mi cama, así que eso me causó una obsesión y me depilaba todos los días. Ahora me hago el láser y mi vida es mucho más feliz. No entiendo esta moda de no depilarse, si veo a alguien con buenos pelos me da la sensación de que es un guarro.

Diana, 39 años

Yo me depilo todo: de ceja para abajo. Y si pudiera meterme en un cubo de cera y que me arrancasen todo me quedaría estupendamente. Soy una maniática de los pelos en mi cuerpo, porque en los hombres ni me molestan ni nada. Pero yo, depilada, me siento más limpia y me veo mejor.