Este es Christophe Wylie: el nuevo ‘garganta profunda’ o Julian Assange o Edward Snowden versión millennial. Te pondríamos alguna foto suya de su Instagram por si te apetece seguirlo (de Facebook no porque igual lo tendría privado), pero tendrás que conformarte solo con su Twitter porque le han bloqueado en las otras redes. Es lo que tiene filtrar el mayor escándalo de la historia de Facebook y jugar con sus usuarios, que Zuckerberg se enfada.
¿Quién es Christopher Wylie?
Gracias a una entrevista que concedió en The Guardian a raíz de ‘Facebookleaks’, hemos podido conocer un poco mejor cuál es su historia y lo que le llevó a confesar uno de los mayores hurtos de información de la historia de Facebook.
Wylie cuenta en el diario británico que se crió en la Columbia Británica y que sufrió abuso sexual por una persona “mentalmente inestable” cuando tenía 6 años mientras estaba en la escuela. El colegio trató de encubrirlo culpando a sus padres y esto afectó a su infancia y a su carrera escolar.
Ya de adolescente le diagnosticaron dislexia y trastorno por déficit de atención y, según explica en el diario británico, a los 16 abandonó la escuela. Eso sí, a los 17 años se puso a trabajar en la oficina del líder de la oposición canadiense, después trabajó para un asesor de Obama, a los 19 aprendió a programar de forma autodidacta y a los 20 años se trasladó a Londres para estudiar derecho en la London School of Economics. Los que le conocen, y según lo que han recogido los medios estos días, dicen que es tremendamente inteligente y un poco maquiavélico.
De la moda a la política
Steve Bannon, director de ‘Breibart News’ y jefe de campaña de Donald Trump, conoció a nuestro protagonista cuando tenía 24 años y estaba estudiando un máster en tendencias en moda. Enseguida supo que estaba ante un genio así que contactó con Robert Mercer, dueño de Breitbart y Cambridge Analytica, para hablarle de un proyecto de nuestro amigo del pelo rosa y piercing en la nariz, que les permitiría comprar grandes cantidades de datos para poder llevar a cabo ciertas “operaciones de información”.
Por aquel entonces, Wylie empezó a trabajar para Cambridge Analytica y junto al psicólogo Aleksandr Kogan, creó la aplicación ‘thisismydigitallife’, una herramienta con la que accedieron a información personal (ubicación, gustos, aficiones o intereses) de 50 millones de usuarios de Estados Unidos a través de Facebook (había que registrarse a través de esta red social). Al disponer de esta información, la consultora que ya en su web no se corta y explica que "usa datos para cambiar el comportamiento de la audiencia", llevó a cabo campañas de propaganda basadas en esos datos que les permitieron difundir una eficaz combinación de rumores, bulos y noticias falsas para influir en su voto en las elecciones presidenciales en las que Trump salió elegido presidente.
Para nuestro nuevo ‘garganta’ profunda, “todas esas piezas de información, puestas juntas, crean un retrato digital de quién eres” y se transforman en “una herramienta de guerra psicológica”, según ha explicado en diferentes entrevistas. “Asumo una parte de responsabilidad porque era el director de la investigación y trabajé en ese programa”. Wylie sabe perfectamente que su antigua empresa violó las normas de Facebook y se aprovechó de su pasividad. “Facebook podía ver lo que estaba sucediendo”, afirma. Y “si estás tratando de influir en la elección americana, ese es el sitio donde ir”. Más claro, el agua.
Wylie y más de la mitad del equipo que dirigió, abandonaron la compañía a principios de 2015, cuando Facebook averiguó lo ocurrido. Según cuenta, les escribieron desde la red social para recuperar la información pero “de forma no muy insistente y que tampoco se mostraron muy interesados en advertir a los usuarios afectados”. Facebook suspendió las cuentas de la compañía en todas sus plataformas y se ha defendido asegurando que la filtración no se realizó a través de una brecha de seguridad en la plataforma, sino por medio del mal uso de los datos que consiguió esta app “de terceros”.
Este escándalo ha hecho que el movimiento #DeleteFacebook cobre más fuerza que nunca. La gente está muy cabreada y, para protestar, está anunciando (y animando) en Twitter a que otros usuarios borren sus cuentas.
Wylie decidió contar su historia a los medios, que llevan detrás de esta historia desde 2016, y en menos de una semana ha puesto patas arriba la política y las redes sociales. Y aún no ha cumplido los 30.