¡Oh, grano molido! ¡Oh, grano divino! Amargo café, que levantas mi cuerpo cuando ni yo tengo fuerzas para ello, que estimulas mis neuronas si el sábado me pasé con las litronas. Al café le debemos todas las odas del mundo y alguna que otra taquicardia: su vida mejora considerablemente la nuestra. Aunque no todo el mundo lo consume, ¿a quién no le gusta el olor de una cafetera recién hecha inundando su cocina? ¿Y la sensación, en pleno invierno, de sujetar una taza de este oro negro humeante?

No nos vamos a poner emocionales: el café es una bebida con muchos beneficios y alguna que otra contraindicación, así como un mercado al alza que mueve millones de dólares en todo el mundo. Pero en Yasss no queremos hablar de la bebida que nos salva la resaca del domingo, que ya bastantes películas y canciones se le han dedicado, sino de lo que podemos hacer con sus desechos, los posos. Estos oscuros sedimentos tienen muchísimos usos que quizás te estás perdiendo; aquí van algunos.

Tus axilas sudan y, a veces, desprenden mal olor: es normal y natural, exactamente igual que si lo hace tu frigorífico. La nevera está llena de productos que no pegan ni con cola y, a veces, estos desprenden un olor muy fuerte; para evitarlo, prueba a aplicarle un desodorante, tal y como haces tú después de ducharte. ¿Y qué producto tienes a mano y desechas directamente a la basura, aunque tiene propiedades que permiten absorber los malos olores? Exacto, los posos del café. Ponlos en un vaso y déjalos un par de días en una de las baldas: el resultado se notará en cuestión de horas.

Si vas a la droguería más cercana a tu casa y compruebas los ingredientes de las cremas y los exfoliantes para la piel, verás que muchos tienen un ingrediente en común: la cafeína, un estimulante natural. Eso, sumado a la forma de los propios posos, los convierte en un exfoliante perfecto para zonas como los muslos, los talones, los codos o las rodillas. Para conseguir un efecto menos agresivo, mezcla los posos con aceite (de coco, de almendras o incluso de oliva) y frótalo sobre la zona haciendo movimientos circulares. Después, enjuaga: puedes repetir este sistema natural y económico para eliminar las células muertas de una a dos veces a la semana.

Si te has vuelto un loco de las plantas y tienes la casa como una selva en miniatura, apuesta por los posos de café para hacer compost. Primero, porque es perfecto para añadir en la base de aquellas plantas que necesiten tierra ácida, como las hortensias, pero también porque se cree que alejan a los mosquitos de los pasillos. Apuesta por el café, que es rico en fósforo, magnesio y cobre, entre otros, para las azaleas, las camelias, las hortensias o los helechos y verás cómo crecen brillantes y sanas.

¿Tienes jardín y quieres expulsar a las hormigas sin recurrir a productos químicos? Deja secar los posos de café usado y espolvoréalos en las zonas donde suelen acumularse para que no vuelvan nunca. Este truco sirve también para alejar a los gatos de tu jardín o tu terraza, especialmente si se empeñan en acabar con las flores a las que tanto tiempo y cuidados dedicas.

A veces, sin una razón particular y sin que apenas te des cuenta, los desagües de tu casa empiezan a oler como si un tuvieses un cadáver en descomposición muy cerca del grifo. Si quieres acabar con ellos, coge los posos de tu última cafetera, calienta un litro y medio de agua y espera hasta que entre en ebullición. Después, vierte los posos de café por el desagüe (aproximadamente los que caben en media taza de desayuno) y tira el agua justo después.

Los posos del café tienen decenas de usos baratos y efectivos. Pero si, por lo que sea, prefieres no apostar por ninguno, nuestra recomendación es que los recicles, para que puedan tener otra vida en las plantas de tratamiento de residuos. España es el país de la Unión Europea que más residuos tira a los vertederos: un total de 12 millones de toneladas anuales en 2017, según la revista especializada en medio ambiente Retema.

Los españoles generamos muchos residuos, de los cuales más del 17% provienen de los hogares, y tan solo el 30% se reciclan correctamente. El resto van a parar a los depósitos o al medio, con su consiguiente impacto; para reducirlo, es importante separar los desechos y tirarlos en su correspondiente contenedor. En el caso de los posos de café, como residuo orgánico van al de color marrón, como los restos de fruta y verdura o el papel de cocina sucio.