Admítelo. Tu infancia contiene al menos una escena bucólica en la que le tirabas un cacahuete a un mono del zoo mientras se rascaba el culo, y otra en la que contemplaste el espectáculo majestuoso de un elefante cagando, mientras pensabas en el ser, en la nada, en cómo pudo salir esa deidad digestiva del orto del paquidermo. Tu madre te tapa los ojos, pero tú sigues mirando. ¿Acaso puede haber algo valioso escondido en la caca de este rey de la trompa?

Había razones para tu fascinación por esa enorme caca. Eso que solo te pareció un enorme zurullo del que salía humo en realidad esconde el secreto del éxito de una empresa india, que desde 1995 lleva combinando caca de elefante, papel de calidad, reciclaje y respeto al medio ambiente.

El secreto (humeante) se esconde, al parecer, en la composición de las bostas de los paquidermos. De hecho, un grupo de científicos ya lideró una investigación sobre el asunto hace algunos años. Su teoría: la caca de elefante contiene una serie de nanofibras ideales para la fabricación de la celulosa, especialmente en países donde hay pocos bosques y la necesidad de papel es alta.

Esta reflexión la trajo Alexander Bismark, un científico al que se le rondó la idea de la caca y el papel mirando a las cabras de la isla de Creta comer pasto. A Bismark le llevó un tiempo dar con la clave. Primero estudió a las cabras, luego a las vacas, a los caballos, hasta llegar al elefante.

Pocos años más tarde, su grupo de investigación presentó una ponencia en la American Chemical Society en la que ponían datos y claves a cómo podía ser que los excrementos de elefante fueran tan buenos candidatos a ser transformados en papel. La respuesta estaba en el proceso. Los elefantes, en cierto modo, hacían casi lo mismo que una fábrica usando la potencia de su estómago.

Para tratar la madera, desmenuzarla y sacar las fibras celulosa se emplean muchos recursos, pero en el caso de los paquidermos, el proceso de digestión ya ha tratado las plantas con las encimas y los ácidos del estómago. Usar caca de elefante para la fabricación de papel es una genialidad para ahorrar costes y favorecer la sostenibilidad: la cantidad de toneladas de estiércol que producen los paquidermos africanos hace que sea fácil obtener toda la materia prima necesaria.

El resto es un proceso sencillo: hidróxido de sodio para reutilizar los excrementos y obtener restos de lignina, que también puede usarse como combustible fósil. La pulpa restante es la que se usará para fabricar el papel.

Aquí es donde entra Maximus, una empresa india que ha ‘afinado’ en este proceso y lo ha convertido en el motor de su éxito: utiliza la caca de elefante para producir papel higiénico.

La compañía nace en 1995 en Shri Lanka. Tenía solo siete trabajadores al principio, aunque a día de hoy da trabajo a más de ciento veinte personas que llevan a la práctica el dato más sorprendente sobre la caca de los paquidermos: más del 40% por ciento de las nanofibras de celulosa que contienen todos esos zurullos es de fácil acceso, es decir, aptas para su transformación en papel.

Para los curiosos por los entresijos del asunto, se pueden rastrear por la red muchas fotos en la que se enseña el proceso que siguen en Maximus. Un artículo publicado en El País las ofrece con todo tipo de detalle. En una de las fotografías, un operario seca los excrementos del elefante y los hierve para eliminar las bacterias (a qué debe de oler eso, Jesucristo).

En otra, otro trabajador obtiene la pasta del producto final, antes del secado, mezclando toda esa excrecencia con papel reciclado. Su política laboral se centra sobre todo en dar trabajo a habitantes de las zonas rurales, y el método es completamente artesanal. No ha cambiado en décadas.

En Máximus miman su papel hecho de caca de elefante, de hecho, el papel higiénico es el producto más básico de toda la gama. Tienen otros muy solicitados por sus clientes, a los que no les importa en absoluto el origen ‘intestinal’ del material con el que están hechos los cuadernos, las libretas y las felicitaciones que la compañía vende a espuertas. El uso de papel reciclado en el proceso y su mezclado con la bosta desinfectada y hervida da como resultado un papel más fino que los productos hechos 100% con excrementos del animal, demasiado áspero. No es fácil escribir en él. Solo se usa en productos muy concretos de la empresa.