"Los animales son más listos que las personas", típico comentario cuñado que habrás escuchado cientos de veces y que no es cierto, evidentemente, pero recoge un sentir común, y es que los animales que nos rodean no son tan tontos como se creía.

Los seres humanos consideramos la inteligencia como una facultad de nuestro cerebro para poder aprender, entender a otros, razonar, planificar, tomar decisiones y tener pensamientos abstractos. Es cierto que los animales no pueden desarrollar un lenguaje como el de los humanos o hacer operaciones matemáticas, pero eso no significa que no tengan inteligencia.

Los perros pueden comunicarse, también aprenden y razonan. Y algunos pueden llegar a desarrollar unas capacidades tan increíbles como para, por ejemplo, convertirse en perros guía o acompañantes de personas con necesidades especiales.

Sin embargo, y del mismo modo que ocurre con las personas, que los perros sean inteligentes, así, de manera general, no quiere decir que todos tengan el mismo nivel de inteligencia. Según los estudios científicos, razas como el Border Collie o el Golden Retriever podrían ser consideradas las más inteligentes, pero cada animal es único y sus capacidades diferentes.

Uno de los parámetros que usan los investigadores para determinar el nivel de inteligencia de un perro en concreto es su capacidad para reconocer palabras humanas. Más o menos todos los perros saben lo de "sit" o "siéntate" y "dame la patita". Muchos también reaccionan a "vámonos" o "comida", por la cuenta que les trae.

En lo que a la inteligencia perruna se refiere, no se tiene tanto en cuenta la cantidad de palabras que reconoce, sino la rapidez con la que las aprende. Un estudio publicado en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas, señala que a los perros más inteligentes solo les hace falta escuchar la nueva palabra cuatro veces para reconocerla.

Para que puedas realizar este test con tu mascota, esta tiene que tener la capacidad de reconocer el nombre de un objeto sin señalárselo. Por ejemplo: le pides "palo" y te trae un palo, sin señalar ningún palo cercano. No todos los perros pueden hacer esto, pero si el tuyo sí, entonces puedes probar este test con él.

La idea sería introducir un objeto completamente nuevo para él, a ser posible un juguete, que despierta más interés en el animal. Ponle nombre a ese juguete (por ejemplo, "pulpo", si el juguete tiene forma de pulpo), un nombre que tu perro no haya identificado nunca antes, y pon el nuevo juguete entre sus juguetes viejos. Entonces, di el nombre del nuevo juguete. Si tu perro es muy inteligente, podrá razonar que la nueva palabra que no conoce se corresponde con el juguete que tampoco conocía.

Los dos perros seleccionados para este estudio, Whiskey y Chaser, de raza Border Collie tardaron unos diez minutos en relacionar la nueva palabra con el nuevo juguete y así aprenderla. ¡Ahora puedes probar el experimento con tu perro y comprobar si convives con un superdotado canino!