Normalmente, los cachorros de perrillo son animales cariñosos y juguetones con las habilidades de un bebé: comen, duermen y no se preocupan si se hacen pis encima. En ese sentido, todos hemos escuchado la historia de terror de esos padres primerizos que llevan sin dormir desde que su hijo llegó a casa. Te suena, ¿verdad? Pues a muchos cuidadores de perros, también.
Un cachorro en tu casa suele ser una buena noticia. Por lo general, es una etapa muy tierna para nuestras mascotas, que apenas pueden tenerse en pie y se dejan abrazar constantemente. Para crecer bien, suelen dormir todo el día, y al llegar la noche están que no paran. ¿Llora y no te deja dormir o solo quiere jugar? Para conseguir tu propio sueño reparador, es importante identificar las causas que evitan que tu perrete tenga el suyo. En Yasss te ayudamos a hacerlo.
Los perros tienen, al contrario que los gatos, ciclos parecidos a los nuestros, y son mucho más activos durante el día que por la noche, en la que prefieren dormir. Suelen tener sueños profundos y prolongados sin problemas, aunque la primera noche en casa es complicada. O bien está tan agotado de las emociones del día que cae rendido desde el minuto uno o, lo más probable, tiene problemas para dormir y no puede quedarse quieto.
Llegar a casa con unos completos extraños es algo bastante estresante para un animal. Incluso si le habéis introducido en vuestro hogar poquito a poco, progresivamente, es probable que tu mascota se sienta agobiado. Una buena idea para esta primera noche es coger una prenda u objeto que hayan tenido su madre o hermanos, para que el perro reconozca el olor y se haga más rápidamente al entorno.
Cuanto más joven sea tu perrete, más difícil será conseguir que se duerma las primeras noches. Además, los cachorros suelen tener problemas para controlar su vejiga, lo que puede llevarles a orinar en su zona para dormir y molestarles. Si eso ocurre, lo más probable es que empiece a llorar: tendrás que llevarlo fuera de casa, darle un paseo y acomodarle de nuevo a dormir. También puedes ponerle a su alcance la zona de empapadores, para que se acostumbre a orinar sobre ellas.
Si el cachorro es muy pequeño, necesitará un periodo de adaptación hasta que aprenda a orinar fuera de casa. En cuanto pasen unos meses, tu perrillo no tendrá problemas en dormir a pierna suelta durante toda la noche.
No hay una ciencia exacta para esto. Si compruebas que su insomnio va acompañado de llanto, quizás se sienta molesto o dolorido por algo: comprueba que en su cama todo está bien y, si el lagrimeo persiste, llévale a un veterinario para descartar posibles patologías.
Ahora bien, si por las noches no llora, pero lleva la fiesta encima y no te deja dormir, entonces no te queda otra que prevenir: agótale antes de que llegue la noche. A lo largo del día, sácale a hacer ejercicio. No solo le ayudará a estimular cuerpo y mente y a forjar una mejor relación contigo, sino que, para la hora de dormir, estará tan agotado que caerá rendido en su camita. Eso sí, evita jugar o hacer deporte con él en las horas previas a acostarle, para que no se ponga más nervioso. Márcale una rutina: comprueba que ha orinado y defecado antes de dormir, cepíllale y acuéstale después, para que poco a poco vaya asociando esas actividades con el sueño.
Es importante que tenga una buena cama, del tamaño apropiado para él y que sea acorde a la estación del año en la que estemos. Puedes colocar su cama junto a la tuya o colocarle en una habitación aparte, aunque evita cerrar la puerta de la sala, en cualquier caso. Para darle sensación de calidez puedes añadirle una manta o botella térmica, que le recuerde a la sensación de estar acompañado por su camada.
El último consejo es que tengas mucha paciencia. Los perros crecen y aprenden muy rápido, ¡tus noches volverán a la normalidad antes que las de esos padres primerizos! Disfruta de tu adorable cachorro, hazle muchas fotos y, antes de que te des cuenta, podrá dormir como antes.