El amor por los perros no entiende de profesiones ni cuentas corrientes. Y si no, que se lo digan a Lewis Hamilton. El seis veces campeón del mundo de Fórmula 1 acaba de anunciar que uno de sus perros, Roscoe (que tiene su propia cuenta de Instagram con más de 180.000 seguidores) es “totalmente vegano”. El piloto asegura que, desde que su dieta no incluye ni carne ni productos derivados de los animales, “su piel está más suave, sus patas inflamadas han mejorado y ya no tiene dolores por la artritis. También respira mejor”.

Todo esto lo contaba en Instagram, y las críticas no se hicieron esperar. Muchos seguidores le afearon que silenciase con el “instinto carnívoro” de su mascota. Pero, ¿acaso existe tal cosa? ¿Y es posible que un perro mantenga una dieta vegetariana o vegana sin carencias nutricionales? Te lo contamos en Yasss.

La historia de amor entre los perros y humanos viene de hace tiempo. Todo parece indicar que hace unos 18.000 años, algunas manadas de lobos se adaptaron para vivir en las proximidades de los grupos nómadas humanos, aprovechando así los restos de las cazas que nuestros antepasados desechaban. De esta manera, todos ganaban: los humanos tenían servicio gratis de basura y seguridad, y los lobos buffet libre.

Parece que, en este proceso, ambos grupos se hicieron a la coexistencia, y los humanos aprovecharon la coyuntura para acercarse a los lobos más dóciles. A partir de ahí, comenzaron a adaptarse a los grupos nómadas, y probablemente existiesen unos perros primitivos que ayudaban en las cacerías y que seguramente compartiesen hábitat y dieta con sus cuidadores.

Lógicamente, los ancestros de los perros son carnívoros, pero, ¿y ellos? El perro mantiene rasgos con otros animales que lo son, como los dientes, para desgarrar y triturar, su capacidad para tolerar altos niveles de vitamina A y sus dificultades para asimilar la D. Estas características son propias de un metabolismo hecho para alimentarse con productos de origen animal.

La alimentación tiene un papel fundamental en el desarrollo de todos los seres vivos. En el caso de los perros, condiciona no solo su fisiología, sino también su carácter, y hay que asegurarse de que mantengan una dieta equilibrada y de calidad para que puedan estar sanos.

Los perros, explica la veterinaria Karen Becker en su web, son carnívoros carroñeros. Es decir, “principalmente consumen carne, aunque pueden sobrevivir únicamente con materia vegetal de ser necesario. La palabra clave aquí es sobrevivir, que significa simplemente estar vivo”. De acuerdo a lo que explica Becker, los perros están “en la orden Carnivora y en la familia Canidae, en conjunto con otros animales carnívoros”, por lo que deberían comer carne.

Y, entonces, ¿dónde queda el perro de Hamilton en toda esta explicación? Es cierto que las dificultades para respirar, la condición de la piel y la artritis son problemas congénitos muy en los bulldogs. Sin embargo, Hamilton aseguraba que la salud de su perro había mejorado después de comenzar su dieta vegetariana. ¿Podría ser?

En una entrevista con el portal Live Kindly, el veterinario Andrew Knight apoyaba la tesis del piloto de Fórmula 1. “Estas dietas (vegetarianas o veganas) tienen muchos beneficios. Por ejemplo, favorecen el control de las alergias y el peso, mejoran la salud y vitalidad del perro, reducen la artritis, la diabetes y las cataratas y disminuyen la probabilidad de contraer cáncer, infecciones o hipotiroidismo”, explicaba.

Unas declaraciones que seguro que interesan a muchos dueños de perros, ya que, de acuerdo al Colegio de veterinarios de la Universidad de Guelph’s Ontario, el 35% de las personas que tienen mascotas con dietas carnívoras preferirían darles alimentos vegetales. De hecho, cada vez son más habituales los piensos vegetarianos.

Muchos otros expertos, como el profesor de la Universidad Complutense Roberto Elices, muestran en diversos estudios que la alimentación estrictamente vegetariana hace que los perros tengan un déficit del aminoácido L-carnitina, así como de taurina.

En este tema no hay consenso. La recomendación general es que contrastemos la composición de los alimentos que le damos a nuestro perro con el veterinario de cabecera, por si fuera necesario un complemento alimenticio con su dieta. También deberíamos llevar, junto a su veterinario, un control más recurrente sobre el perro, para comprobar que la dieta no le genera problemas.