Un perro con gafas da para cientos de fotos, decenas de videos y hasta un par de gifs. ¡Qué monos son! ¡Qué cosa tan tierna! Pero ¿son realmente necesarias?
Por más que nos tiente ponerle accesorios a nuestro perro como si fuera la cabeza de una Bratz, algunos de ellos pueden traerles más mal que bien: entre ellos, las gafas de sol. Aunque hay perros que pueden necesitarlas, no conviene ponérselas sistemáticamente sin prescripción médica o previa recomendación del veterinario.
Aunque tener una mascota pueda parecer coser y cantar, lo cierto es que perros y gatos tienen una serie de necesidades que nosotros, como cuidadores, debemos suplir. Algunas, como la alimentación o las visitas al parque, caerán por su propio peso, pero otras serán más difíciles de identificar: nuestro perro se quejará, dará cabezazos a la pared o morderá a otros cachorros antes de que nos demos cuenta de que tiene un problema que tenemos que solucionar.
Por ejemplo, los animales pueden tener problemas de visión, tal y como ocurre con los humanos. Hay razas en las que esto es más habitual, debido a los cruces (por ejemplo, los Schnauzer Miniatura son tan propensos a la miopía que se estima que el 40% de ellos lo sufren), y otros simplemente los desarrollan por otros factores, como la edad. Di un problema de visión, que tu perro podrá tenerlo: cataratas, ojo seco o degeneración de retina, por ejemplo, son algunas de las enfermedades que puede sufrir tu mascota.
¿Cuál es la diferencia entre su miopía y la nuestra? Que nosotros dependemos muchísimo más de nuestra vista que los perros, con otros sentidos mucho más desarrollados. En el caso de los caninos, sus sentidos del olfato, vista y oído están mucho más equilibrados que los nuestros, por lo que sus visitas al oftalmólogo pueden ser más extendidas en el tiempo que las tuyas.
Que tengan una dependencia menor de su sentido de la vista no significa que no haya que poner fin a sus problemas. En ocasiones, a los perros se les somete a cirugías para corregir problemas graves, como las cataratas, pero otras veces no hace falta llegar al quirófano y el problema puede solucionarse con unas gafas. Estas han de estar concebidas para el problema particular del animal: gafas de sol para los perros con patologías con fotofobia y otras para evitar los arañazos en los ojos de aquellos perros que salen asiduamente al campo.
Ahora bien, no debemos preocuparnos por los ojos de un perro sano: por norma, los animales tienden a girar la cabeza para protegerse del sol, por lo que los rayos ultravioleta no inciden directamente en sus ojos. Habitualmente no tendrías que preocuparte más por los ojos de tu perro que por los tuyos.
Ahora bien, hay situaciones en las que, incluso aun teniendo la vista perfecta, tú no dudarías en ponerte gafas, y es entonces cuando deberías plantearte ponérselas a tu perro. Es el caso, por ejemplo, de las playas, donde los rayos inciden en la arena y el mar y potencian la radiación, o de la montaña, donde la nieve y la altura hacen el mismo efecto. Al aumentar los niveles de radiación, la probabilidad de desarrollar o agravar un problema ocular será mayor: es conveniente ponerle a tu perro unas gafas solares caninas, aunque se recomienda fuertemente si tu perro sufre patologías como el pannus o el ojo seco, o si el pelaje de tu animal es más claro.
¿Cuáles son las patologías más afectadas por el sol? Según el Instituto Veterinario Oftalmológico (IVO) son el pannus, que afecta especialmente al pastor alemán y belga, la queratitis pigmentaria, propia de los bulldogs francés y el carlino, el ojo seco, que afecta a estos dos y también al bulldog inglés y los tumores oculares o cataratas.
Si te cuesta que tu perro entre en casa después del paseo, imagínate ponerle unas gafas de sol: si no está por la labor, puede ser una auténtica odisea. A fin de cuentas, es un objeto que no conoce y que puede resultarle un tanto incómodo al principio. Así que, ¿cuáles son los pasos a seguir para convencer a tu perro de que se proteja del sol?
En primer lugar, familiarízale con las gafas: enséñaselas y deja que las olisquee, premia su interés por ellas… después, ve poco a poco acercándole las gafas y premiándole, hasta que consigas ponérselas. Con ellas puestas, dale algunas órdenes, para que se acostumbre a llevarlas y se familiarice con ellas. Si responde bien a las señales, genial, si no, haz hincapié en los pasos anteriores hasta que se adapte a las gafas. Ve incorporando las gafas a su rutina conforme vaya reaccionando: si empieza a quitárselas o a rascarse significará que hemos ido muy rápido y habrá que dar pasos atrás, para evitar problemas mayores.