Cuando un animal de compañía entra en nuestra casa, los primeros meses de convivencia no son fáciles porque toca aprender a vivir en sintonía: tú tienes que acostumbrarte al perrete y a él le tocará aprender algunas normas de convivencia y comportamiento. Hay que ponerles límites y enseñarles qué pueden hacer y qué no.
Hay muchos factores que influirán en que este trabajo sea más o menos laborioso, entre otros la edad del animal, ya que con los cachorros hay que empezar de cero, y con los perros adultos la dificultad dependerá de cómo hayan vivido hasta el momento y cuál sea el comportamiento de cada perro.
Para ello, podemos contar con la ayuda de un profesional, pero aunque acudir a un entrenador o adiestrador suele ser muy útil, hay algunos ejercicios que podemos poner en marcha para intentar mejorar el comportamiento de nuestro animal de compañía.
Por eso hoy queremos hablarte del refuerzo negativo, y para ello te vamos a explicar qué es, en qué consiste, en qué se diferencia del refuerzo positivo y los castigos tanto positivos como negativos, y qué cosas tienes que evitar a la hora de poner en práctica este método de adiestramiento para perros.
Para empezar, es muy importante que entiendas que no a todos los perros les funciona de la misma forma cada una de estas técnicas ya que tienen sus particularidades y sus circunstancias pueden ser diferentes. Lo más recomendable es probar varias para descubrir el método que mejor se adapta a tu mascota. Todo dependerá de su carácter y su aprendizaje: cada perro es distinto, al igual que las personas nos diferenciamos por muchas características. Por eso debemos probar con distintos materiales y estímulos.
Una vez dicho esto, hay que reconocer que los términos para identificar los métodos de adiestramiento que clasificamos en refuerzos y castigos son bastante liosos, por eso vamos a intentar explicártelos de la forma más fácil posible.
Empezamos por los refuerzos, que son aquellos estímulos que ejercemos sobre las mascotas para conseguir que una conducta se repita. Los castigos, por su parte, son aquellas acciones que realizamos para conseguir que una conducta deje de realizarse. Resumiendo: con los refuerzos queremos que nuestro perro aprenda a hacer cosas que están bien y con los castigos queremos que deje de hacer aquellas que están mal.
Y ahora vamos a por los siguientes términos: negativo y positivo. Tanto en el refuerzo como el castigo positivo se añade algo a la conducta realizada (en el refuerzo es positivo y en el castigo es negativo), mientras que en el refuerzo negativo y en el castigo negativo se elimina algo (en el refuerzo algo malo y en el castigo algo bueno).
Y en nuestra cruzada por conseguir que entiendas bien de qué te estamos hablando, vamos a poner algunos ejemplos porque sí, entendemos que esto estos términos son un jaleo. ¡Vamos a los hechos!
Este método tiene cada vez más detractores, y los expertos son cada vez más partidarios de utilizar refuerzos positivos ya que el aprendizaje es mucho más amable. Sin embargo, uno de los principales problemas que nos encontramos con este método es que muchas veces se confunde con maltrato animal.
El refuerzo negativo necesita algunos límites ya que, aunque están prohibidos en muchos países, se le relaciona con el uso de collares eléctricos capaces de emitir descargas, incluso con pellizcos o acciones que pueden causar dolor en el perro.
Es muy importante evitar estas acciones y herramientas más agresivas ya que podemos transmitir una sensación muy negativa al perro, que terminará por desarrollar cierto miedo y desconfianza después de varias experiencias en las que lo haya pasado mal. Si se abusa de este tipo de métodos el perro puede volverse pesimista, o incluso violento.
Sin embargo, con el refuerzo positivo se educa en el optimismo, ya que el perro no tiene miedo a equivocarse porque sabe que recibirá una explicación amable y, si lo hace bien, un premio.
Algo fundamental en todos estos métodos de adiestramiento es que se apliquen justo en el momento en el que la acción deseada se haya realizado o la molesta haya cesado, ya que es el único modo de que el perro relacione ese estímulo con lo que acaba de ocurrir y sepa detectar si es positivo o negativo. De otro modo, dejando pasar el tiempo, cuando lo apliques ya no sabrá el porqué de esa reacción, olvidando lo que podría haber sido una lección aprendida.
Pero lo más importante es que seas muy paciente y comprendas que el aprendizaje siempre es un proceso, que la violencia siempre tiene resultados negativos, y que siempre es mejor optar por los refuerzos positivos para, desde el cariño, educar a tu perrete. ¡Mucho ánimo!