Ha llegado el otoño y, a partir de ahora, cada salida de la ducha es una auténtica pesadilla. Sales de la bañera, después de haberte aclarado con el agua a 50 grados, pones un pie fuera y, ¡pum! Todo el peso del frío cae sobre ti. Para sobrevivir a esos ratitos infernales, la toalla y el secador son tus mejores amigos… y la verdad es que también deberían ser los de tu perro, aunque cada vez que escuchen el secador empiece a ladrar como si fuese la alarma del despertador.

Los perros necesitan, además de lavarse los dientes con frecuencia, baños de vez en cuando, aunque la periodicidad variará dependiendo de la longitud de su pelo. En los canes con pelo largo, la mugre se acumula con mayor facilidad, por lo que tendrás que estar mucho más pendiente de su imagen. Por su parte, los perros de pelo corto se ensucian con más dificultad y, por tanto, necesitan pasar por el agua cada más tiempo. Sea como sea, después de cada uno de ellos deberás secarles adecuadamente, para evitar resfriados y enfermedades no deseadas.

Los canes de pelo largo, como los Yorkshires, deberán lavarse el pelo una vez al mes. Por su parte, los de medio pelo, como los Border Collie, necesitarán pasar por el chorro de agua cada cuatro o seis semanas, y los de pelo corto, como el Beagle o el Bulldog francés, pueden estar hasta dos meses sin bañarse. Ahora bien, si se trata de un cachorro, no se recomienda ducharle hasta que no cumpla no se recomienda ducharletres meses

A la hora de bañarle, debes escoger un espacio adecuado a su tamaño (no es lo mismo duchar a un Pastor alemán que a un chihuahua) y cepillarle antes, para retirar los nudos y pelos caídos. Si no, el baño no será tan efectivo. En lo que respecta al champú, se debe utilizar uno especial para mascotas, nunca el mismo que usas tú, y masajearlo con agua templada por todo el cuerpo, incidiendo en las zonas con más suciedad.

Lo mejor es ir adecuando al perro a los baños poco a poco, para que no genere aversión al agua, y bañarle junto a sus juguetes favoritos, para evitar que lo pase mal. Y, sobre todo, debes secarle bien después de cada ducha. Los perretes se enfrían con una facilidad increíble, aunque el secado requiera de cierta técnica y mucha paciencia. En Yasss te explicamos cómo llevarlo a cabo.

Tal y como ocurre con los lavados, dependiendo del largo del pelo de tu perro, así deberás secarle con mayor o menos incidencia de calor. Si usas secador, debes tener en cuenta que el calor excesivo puede dañarles la piel, y que a muchos canes les genera un pavor enorme. Si es así, lo primero que tendrás que hacer después de bañarle será secar a tu perro con una toalla, poco a poco, para retirar la mayor parte de la humedad. De esa forma, tendrás que usar el aparato durante mucho menos tiempo, aunque si puedes evitar usarlo, lo agradeceréis tanto tu perro como tú.

En cuanto el perro salga del agua, quítale la mayor parte de la humedad con una toalla. No tengas prisa: usa una que no sea muy áspera y frota con cuidado y cariño, incidiendo en las zonas con más pelo. Evita hacer círculos, para que no se le formen nudos, y repite la mecánica hasta que el pelo deje de gotear. Después, puedes dejar que se seque al aire (la mejor opción en los meses de verano) o ayudarte con un secador. Acostúmbrale poco a poco y no uses ni toda la potencia ni el máximo de calor, para evitar hacer heridas en su piel. Intenta no apuntar directamente a su cabello.

Los expertos recomiendan apuntar con el secador al pelo del perrete, pero haciendo giros de muñeca de dentro a fuera. La idea es sacar el agua apuntando del pelo hacia el suelo: así, las gotas se irán más rápidamente. Además, si tu perro tiene el pelo medio o largo, puedes apuntalar el secado con un buen cepillo, para que el cabello se quede mucho más ordenado. De esa forma, los nudos tardarán mucho más en aparecer, y el pelo se romperá mucho menos: crecerá más sano y brillante