No es una tarea sencilla y, dependiendo de cómo la ejecutes, el futuro puede ser muy distinto. Adiestrar, educar y entrenar a tu perrete es esencial para poder establecer unas reglas y unas pautas que os faciliten a ambos la convivencia y os permitan disfrutar al máximo el uno del otro. Pero como decíamos, es una cuestión complicada.
Si nunca te has enfrentado a la realidad de tener que educar a una mascota, has de saber de la vital importancia que tiene el adiestramiento de perros. No solo para conseguir que te obedezca o que se comporte como debe. El aprendizaje es una promesa de bienestar, una forma de ayudar a construir su futuro carácter o para mejorar y afianzar la comunicación entre vosotros. Esos primeros pasos son esenciales en la formación del perro adulto.
Y es probable que te acechen las dudas y las inseguridades. ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Soy lo suficientemente firme? ¿Tal vez esté siendo demasiado estricto cuando es solo un cachorro? Las preguntas son habituales, y lo cierto es que, en lo referente a los perros y su educación, no existe una única solución. Hay muchas formas y métodos que se pueden poner en práctica con excelentes resultados.
Dependiendo de las circunstancias que os rodeen a tu perrete y a ti puede que sea más útil decantarse por una o por otra -adiestramiento en positivo, conductista, condicionante, etcétera-. Pero si tu perrete es un poco más complicado que el resto y te estás encontrando con ciertos problemas en lo referente a su educación, es posible que tengas que recurrir a la ayuda de adiestradores profesionales, o que incluso apoyarte en otros perros. Y es ahí donde entra el denominado método de la manada.
Esta variante de adiestramiento descansa sobre una premisa muy sencilla: no hay mejor adiestrador posible para tu perrete que otro individuo de su especie. El método de la manada apuesta por la convivencia como la mejor forma de que un animal más problemático o al que le está costando aprender pueda reconducirse. Y tiene sentido.
El método de la manada implica que, de forma natural, en un grupo de individuos caninos, habrá líderes que se conviertan para el resto de animales en modelos a elegir. Uno o dos perros del conjunto, bien adiestrados, hacen de guías para los demás, que según la jerarquía natural les siguen. Es una técnica que se ha usado tradicionalmente para deportes como el mushing, o la carrera de trineos tirada por perros, situaciones en las que amplios grupos se crían o conviven juntos.
La clave está en juntar a un perro problemático o con el que está costando el tema de la educación con otros caninos tranquilos, respetuosos y bien adiestrados. La convivencia y la socialización harán que, poco a poco, nuestro compañero de vida comience a adquirir de forma natural las habilidades sociales y los comportamientos de los demás.
No tiene nada que ver con la dicotomía dominación/sumisión. Lo cierto es que el método de la manada tiene sus raíces en la socialización. Esta es un recurso habitual como forma de aprendizaje, que pivota alrededor de la presencia de uno o varios individuos que se convierten en ejemplos a seguir. Los propios humanos también lo hacemos, incluso de forma inconsciente. Seguro que te suena: ¿a que en clase a veces ponían a los alumnos más desastre junto a los más responsables, a ver si les enderezaban?
Gracias a estos individuos excepcionalmente bien adiestrados, que funcionan como modelos, el resto de la manada comienza a copiar e imitar sus conductas. El equilibrio se genera de forma natural, sin imposiciones: dando ejemplo y haciendo ver a sus colegas cuáles son las conductas adecuadas y cuáles las que deben evitar. Y precisamente por eso ha de complementarse siempre con un entrenamiento en positivo, para evitar nuevos problemas en el futuro.
El entrenamiento en positivo entiende que en este proceso de crear normas y reglas en la vida del perro, debe primar por encima de todo su bienestar. Su personalidad y sus emociones han de ser tenidas en cuenta, haciendo flexible y empática una actividad que tradicionalmente ha sido más rígida y muy asociada a los estímulos negativos como método disuasorio y de corrección.
Lo importante en este método es reforzar su tranquilidad y su equilibrio emocional, aprendiendo de una forma lúdica y participativa en la que se interpreta y respeta su carácter o su estado de ánimo. Y precisamente por eso es el complemento perfecto del método de la manada en tanto ambos dejan expresarse al perro, que este se desarrolle de forma natural, que se inspire en los demás para mejorar, incentivando sus logros.
Las consecuencias de un correcto adiestramiento en manada son muchas. Con toda probabilidad, nuestro perrete habrá dejado atrás sus conductas erráticas y sus problemas y se vuelva un animal más tranquilo y sensato. Y un perro bien adiestrado, que recibe cariño y es comprendido por su entorno es un perro feliz.
Precisamente por eso, nuestro vínculo emocional con él será más fuerte: podremos conocernos y comunicarnos mejor, y comportarnos en consecuencia. La realidad es que, en la práctica, la convivencia entre tu perro y tú mejorará enteros: será algo que no reste ni plantee problemas para ninguno de los dos. Implicarte en la educación de tu perrete siempre suma.