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Test de personalidad: el resultado explica cómo te enfrentas a los problemas

  • ¿Expresas tus emociones o prefieres guardártelo todo y evitar el malestar? Hay muchas formas de afrontar los problemas

Todas las personas tenemos problemas y a menudo los de los demás nos parecen más triviales que los nuestros. En consecuencia, somos mucho más objetivos con las dificultades ajenas que con las propias, demostrando que el refrán de “consejos vendo, pero para mí no tengo” es totalmente cierto. Esto no significa que haya una forma de afrontar los problemas mejor que otra; precisamente estancarnos en una única estrategia es bastante desadaptativo. Lo ideal es tener un amplio repertorio de “soluciones” y aprender formas de afrontamiento que nos permitan avanzar. Para averiguar qué afrontamiento es más característico en ti, hemos preparado un test la mar de divertido.

Las reglas son fáciles: vamos a describir diferentes formas de gestionar un problema. Para cada categoría, te plantearemos varias preguntas y debes responder cuán identificado te sientes del 1 al 5, siendo 1 “nada de acuerdo” y 5 “totalmente de acuerdo”. Después suma los puntos y la categoría en la que más tengas será tu forma característica de afrontar los problemas.

Apoyándote en la gente

Las personas con este afrontamiento, recurren a su entorno social para sentirse mejor, para pedir consejo o para distraerse. ¿Es tu caso?

  1. La última vez que tuve un problema serio, lo primero que hice fue hablarlo con mis amigos, mi familia o mi pareja para que me diesen su opinión.
  2. A veces me cuesta tomar decisiones si no pido consejo a otras personas.
  3. No me gusta nada estar solo cuando tengo un mal día. Aunque sea para distraerme, prefiero salir por ahí con gente.
  4. En comparación con los demás, soy más abierto a la hora de contar mis problemas.
  5. A veces me da miedo quedarme solo y tener qué tomar las riendas de mi vida.

Expresando tus emociones

Otra forma de gestionar los problemas es expresando cómo nos sentimos.

  1. Cuando estoy de mal humor no me corto y a veces lo pago con los demás.
  2. Soy una persona muy expresiva, se me nota a la legua si estoy contenta o triste.
  3. Si discuto con alguien, prefiero quedarme un rato a solas para no decirle algo de lo que después me arrepienta.
  4. Creo que tengo bastante inteligencia emocional porque sé detectar mis sentimientos y emociones y expresarlos con naturalidad.
  5. Me pone de los nervios discutir con alguien y que se quede en silencio. Yo prefiero contar todo lo que se me pasa por la cabeza.

Evitando los problemas

Algunas personas prefieren evitar las situaciones desagradables. A veces puede ser útil, sobre todo si no hay solución posible, pero no podemos gestionar siempre los problemas huyendo de ellos.

  1. Cuando veo que hay movida en el grupo de amigos yo prefiero no meterme, aunque tenga una opinión formada.
  2. Si tengo alguna preocupación, evito a toda costa pensar en eso. Me concentro en otras cosas para no darle vueltas.
  3. A menudo me vuelco en los estudios, en el trabajo o en alguna afición para no pensar en mis problemas.
  4. Creo que la mejor forma de resolver un problema es dejando que el tiempo pase y calme las cosas.
  5. Cuando estoy preocupado, me gusta ponerme una película o alguna serie para distraerme.

Buscando soluciones

Si esta es tu forma de afrontar los problemas, eres muy pragmático y racional. Intentas encontrar la mejor solución de entre todas las posibles. Ojo, esto no siempre es bueno; a veces por mucho que te esfuerces, no está en tu mano remediar la situación.

  1. Cuando tengo un problema analizo las causas, las posibles soluciones y las consecuencias.
  2. Soy una persona que le da muchas vueltas a los problemas para poder resolverlos de la forma más sencilla y eficaz.
  3. Si tengo un problema con otra persona, lo primero que hago es hablarlo con ella para solucionarlo.
  4. A veces hago listas de “pros” y “contras” para tomar la mejor decisión.
  5. Creo que todos los problemas tienen solución, si te esfuerzas lo suficiente para encontrarla.

Autocriticándote

Asumir nuestra responsabilidad a veces es necesario, pero tampoco debemos excedernos.

  1. Cuando me equivoco, casi siempre lo reconozco.
  2. A veces me rayo un poco pensando que los problemas son culpa mía.
  3. Si discuto con mi pareja o con algún amigo, intento ser yo quien busque la solución.
  4. Alguna vez me han dicho que soy una persona muy crítica conmigo misma.
  5. No me importa dar el brazo a torcer y asumir la culpa de algo si así se solucionan las cosas.

Viendo las cosas de forma positiva

Por último, hay personas que intentan sacar el lado positivo de cualquier desgracia o problema. Esta filosofía a veces es útil, pero otras veces nos aleja de la realidad.

  1. Me siento muy identificado con la frase “si la vida te da limones, haz limonada”.
  2. Creo que hasta del peor momento de tu vida puedes sacar algún aprendizaje valioso.
  3. No me gusta sumirme en la tristeza y quedarme en la cama cuando me pasa algo malo.
  4. La gente dice que nunca se me nota cuando estoy mal porque siempre voy con una sonrisa.
  5. Me siento un poco incómodo ante las emociones desagradables como la tristeza o la ansiedad. Prefiero cambiar rápidamente la perspectiva para estar más alegre.

Recuerda que no hay una forma de afrontamiento mejor que otra; cada una es válida según qué ocasión. Dependiendo del problema, nos ayudará más o menos compartir lo que sentimos con nuestro entorno para que nos den su opinión, expresar nuestros sentimientos abiertamente, no darle vueltas al problema, buscar solucionas activamente, reconocer nuestra parte de culpa o reevaluar la situación positivamente. El quid de la cuestión será identificar el tipo de problema para poder implementar la mejor forma de afrontamiento.