Todos tenemos claro lo que no queremos en una relación y a la hora de etiquetar un comportamiento como “tóxico” nos faltan segundos. Pero, ¿sabemos identificar las señales saludables con la misma facilidad?

La sociedad cada vez otorga más importancia a la educación sexual, y en contra de lo que muchos piensan, esto abarca aspectos como la comunicación en pareja, la intimidad, el respeto o la empatía. Como vemos, los tiempos cambian y estamos aprendiendo a valorar una relación sana por encima de la adrenalina que provocan los vaivenes afectivos de la toxicidad. “Ya no queremos parejas malotas”, se lee en redes, “ahora buscamos personas emocionalmente responsables”.

El problema es que durante años hemos crecido tapados con la manta del romanticismo tóxico, la monogamia posesiva. Por eso cuesta tanto romper el círculo vicioso y descifrar lo que es saludable en una relación.

Cada pareja es un mundo, eso es obvio, pero hay algunos pilares de la relación que si fallan, provocan el derrumbamiento de la pareja.

Tu novio o novia es una persona con la madurez suficiente como para tomar sus propias decisiones. Aunque no estés de acuerdo, debes respetarle. En parte lo harás porque le quieres, pero también porque ambos sois adultos y el paternalismo no tiene cabida en una relación sana.

Otra cosa es ayudar o acompañar a una persona cuando quiere cambiar, pero nunca debes imponer tus decisiones, preferencias o necesidades sobre las suyas.

Para algunas parejas, intimidad es sinónimo de sexo. Esta definición es muy reduccionista, sobre todo si pensamos en las personas asexuales o con unas necesidades eróticas por debajo de la media que hay en el mundo. ¡Ojo! No ser sexual no es ni malo ni bueno, sino otra forma de entender las relaciones.

Como vemos, la intimidad abarca muchas parcelas de una relación. Implica pasar tiempo a solas, dedicar esfuerzo a cuidaros mutuamente, disfrutar de vuestra compañía y descubrir conjuntamente las reglas de la complicidad.

Confiar en una persona es difícil cuando te han hecho daño en el pasado, pero no hacerlo puede perjudicar gravemente tu relación.

Hay quienes creen que controlar a su pareja reduce las probabilidades de que le mienta o sea infiel. A la hora de la verdad, la posesividad y la falta de confianza son la forma más eficaz de alejar a otra persona de ti. Revisar su móvil, decidir con qué amigos puede o no puede salir o discutir cada vez que vais de fiesta por separado no son conductas saludables.

Aunque parezca un tópico, la comunicación es la mejor herramienta para gestionar una discusión o arreglar un problema de pareja.

¿Alguna vez has mentido a tu novio o novia para evitar una bronca o para no hacerle daño? A corto plazo, las mentiras piadosas pueden aliviarte, pero a la larga provocan grietas en la pareja.

Hablar las cosas implica sincerarte contigo mismo primero. Por eso es tan difícil. Pero con paciencia y apoyo mutuo, podéis abordar cualquier problema que surja en la relación.

Cuando llevamos mucho tiempo con una persona tendemos a dar por sentada la relación. Todo lo que antes nos parecía extraordinario, ahora se vuelve común y corriente. Nos habituamos a la otra persona y dejamos por el camino la admiración, algo fundamental para que una relación sea feliz y saludable.

Valora a tu pareja no solo por lo que te aporta a ti, sino por sus gustos o aficiones, por cómo es en el trabajo o en los estudios y por lo buena amiga que es. Además, siempre puedes descubrir cosas nuevas de él o de ella. Las personas cambiamos, y aunque llevéis años juntos, siempre quedan cosas por conocer.

Ahora que conoces las cinco señales de una relación sana, toca ponerte a prueba con este test.

Solo hay una regla: tienes que decir la verdad y nada más que la verdad. Si no te sientes identificado del todo con ninguna respuesta, elige la que más se acerca a tu forma de pensar. Y si te animas, puedes hacer el test junto a tu pareja y comparar los resultados después.

¿Qué tal los resultados? Si crees que hay algún aspecto de tu relación que flojea, no te vengas abajo. Trabajadlo juntos, apoyaos y mejorad. Ninguna pareja es perfecta (aunque en Instagram parezca que sí).