A lo mejor es porque somos españoles y en España hay bares que necesitan poner un cartel de "el uso del baño es exclusivo para los clientes" para que no nos colemos a un bar solamente para hacer pis. O a lo mejor es que somos tan españoles que no entendemos que hacer pis es una necesidad básica y que los bares deberían ofrecer ese servicio, aunque fueran empresas privadas.
Si ya el tema del uso de los baños privados nos podría dar para un debate largo y complejo, imagínate si ahora, además, los bares estuvieran obligados a dejar que nos sentásemos en sus terracitas sin gastarnos ni un solo euro. ¿No parece una locura? Pues se ve que a los dueños y señores de Starbucks, la famosa cadena de café, no. Porque ellos son tan chachipirulis que han cambiado las políticas de su empresa y le han transmitido a sus empleados que, desde el pasado viernes, ya no pueden "invitar amablemente a irse" a ninguna persona que esté dentro de un Starbucks.
El e-mail que recibieron todos los empleados de esta empresa decía lo siguiente: "cualquier persona que entre en nuestro espacio, incluidas las terrazas, áreas de café y cuartos de baño, independientemente de si han consumido o no, serán consideradas clientes".
Como imagen de la marca es genial, pero pongámonos prácticos: si ya es difícil, en algunas ocasiones, ir a tomar un café a un Starbucks y encontrar un sitio libre para tomártelo sentadito, porque está aquello lleno de gente con su portátil escribiendo cosas superimportantes y de adolescentes a los que le acaban de dar la propina y se han comprado un frapuccino que les tiene que durar las cinco horas que les dejan estar fuera de casa, ¿qué va a pasar ahora que ya no se necesita una excusa para sentarse un ratito en una terraza del Starbucks? ¡Aquello se va a poner como las playas de Benidorm! ¡Habrá que bajar a las siete de la mañana a dejar la toalla para guardarse el sitio!
Probablemente esto responda a un lavado de cara por parte de la empresa después de un par de noticias un poco desafortunadas sobre comportamientos racistas en sus tiendas, pero... ¿será tan bueno como lo pintan? ¿Beneficiará realmente a los consumidores que sí quieren entregar sus ahorros de toda una vida a cambio de un café? O, ¡peor todavía! Si ahora cualquiera puede ir a un Starbucks... ¿qué sentido tendrá ir a posturear con tu portátil? Sin duda alguna estamos ante un gran cambio, aunque por ahora solo ha entrado en vigor en Estados Unidos.