No se ven cicatrices ni en la manicura negra de Lucas ni en el tupé perfecto de Sergi, pero ser (como tantos otros) unos niños reprimidos y unos adolescentes confusos claro que les dejó huellas, y creen que contarlas ayudará a abrir mentes y a que otros se curen sus mismas heridas. Porque si ellos hubieran tenido a mano el libro que están a punto de publicar, hubieran salido del armario más seguros y mucho antes. Por eso se lo quitan todo: fuera ropa, fuera vergüenzas, fuera filtros.
Antes de que ‘Desnudos de prejuicios’ salga a la venta (el 28 de noviembre), Sergi y Lucas tienen conmigo una ‘charla de queridas’ muy especial, con ellos de protagonistas. Y al acabar, después de una hora hablando de sus experiencias sexuales, de su familia y de sus traumas, nos damos cuenta de que posar sin calzoncillos, estratégicamente cubiertos con un abrigo de piel sintética o a medio vestir con un look de María Ke Fisherman, al igual que pasa en el libro, es lo de menos.
Hasta ahora hablabais sin tapujos, feminizando el lenguaje y banalizando insultos para darle en los morros a toda oposición a la libertad sexual, pero ahora habéis ido más allá: os habéis quedado sin secretos.
Sergi: Yo creo que antes íbamos en ropa interior y ahora nos hemos quedado en bolas. En nuestro canal nos insinuábamos, pero es que ahora nos lo hemos quitado absolutamente todo de encima. Pero el verdadero desnudo está en el texto.
¿Cómo surgió la idea de publicar un libro así, contando vuestros secretos más íntimos?
Sergi: Planeta nos propuso escribir, y enseguida supimos que teníamos que aprovechar la oportunidad. Es que es una de las tres cosas que hay que hacer en la vida. El árbol ya lo plantamos, el hijo como que no… y el libro ya está aquí.
Lucas: La cuarta cosa es tener un perfume, ¡así que eso es lo siguiente!
(Con la idea de la colonia tripletera nos reímos, pero sospecho que lo dice totalmente en serio…)
Lucas: Al principio no había una idea, pero evidentemente queríamos hablar de sexo porque es un tema muy presente para nosotros. Y sabíamos que un libro blanco no íbamos a hacer, y el típico libro de influencers (aunque también hay algunos muy buenos) pues tampoco.
En el libro habláis sin cortaros un pelo de orgías, sexo oral, sumisión o pornografía. Y lo hacéis con un mucho cachondeo pero con un fin didáctico…
Lucas: Justo. Nosotros intentamos hablar de cosas serias con un lenguaje cercano, coloquial. Creemos que ese código es lo que hace que nuestro mensaje llegue.
Sergi: Y luego está que también tenemos los cojones de hablar de estos temas, porque poner según qué temáticas encima de la mesa cierra muchas puertas.
Lucas: Estaríamos forradas, si fuéramos blancos.
Sergi: Pero todo lo que hacemos, también la parte de entretener, sigue la línea en la que llevamos mucho tiempo, que es la de abrir mentes y eliminar prejuicios. Porque no entendemos el escándalo que supone hablar de algo tan simple y mundano como es el sexo por placer.
Lucas: Parece que tendemos a esconder que follar es lo más natural del mundo, con todos los gustos y preferencias. Que es cierto que es algo que forma parte de la intimidad de las personas, pero no entendemos que se le tenga tanto miedo a hablar de ello en una mesa con la familia, por ejemplo.
Siempre habéis dado la impresión de ser muy seguros de vosotros mismos, pero en el libro desnudáis los baches y miedos por los que habéis tenido que pasar para ser tan libres como sois ahora. ¿Os habéis decidido a contarlo para reconfortar a todos los que estén pasando por lo mismo?
Sergi: Sí, era una forma de que la gente se pudiera sentir aún más identificada con nosotros, que vean que tuvimos y seguimos teniendo inseguridades. ¿Tú sabes la de problemas que me hubiese ahorrado yo si alguien me hubiese explicado según qué cosas? No te imaginas como agradecía yo escuchar en la radio a Lorena Berdún, la de información que a mí me dio. Pues nosotros somos las Lorena Berdún de ahora, porque no somos sexólogas pero al final estamos hablando del sexo. Y preferimos que te informes con nosotros a que, como dice La Lucre, te informes con pornografía o que vayas a ciegas como fuimos nosotros.
Decíais que seguís teniendo inseguridades, ¿cuáles son las de ahora?
Lucas: Pues mira, la verdad es que ahora la vida nos está sonriendo bastante, y cuando esto pasa, piensas ‘¿en qué momento va a caer?’. Yo me obsesiono en momentos clave pensando que en realidad no sirvo para esto, que en cualquier momento van a descubrir que no tengo el talento que creen que tengo y todos van a cuestionarse por qué me han contratado. El me viene grande, no sirvo, soy un fraude es mi mayor miedo.
Sergi: Ante grandes retos nos cagamos encima, literal. Y vamos a ser siempre novatas en algo, pero supongo que eso es lo bonito, superarse.
Habéis decidido contarlo absolutamente todo sobre vuestra salida del armario y vuestra sexualidad. ¿Os cuesta hablar de vuestra familia, de vuestra infancia, de vuestra lucha interna?
Sergi: Ahora no. Además, creemos que de algún modo representamos el caso general. Que sientes unas cosas, no sabes si quieres sentirlas... y por eso queremos compartir nuestra historia, porque es el mismo patrón de otras muchas.
Sergi, tú saliste del armario forzado porque te topaste con alguien que decidió sacarte.
Sergi: Lo pasé fatal, la verdad. A mí me hicieron outing. Yo confié en una persona que me ayudó a experimentar con mi sexualidad, fue el primer chico con el que estuve, experimenté muy bien, pero cuando decidí cortar con él porque ya no me aportaba nada este chico para joderme de alguna manera se dedicó a hablar de mi sexualidad con gente de mi entorno. Fue algo muy traumático, tenía 19 años, y yo no sabía ni lo que era aún, no estaba preparado. ¡Si tres meses antes estaba con una chica! Para mí fue una súper mala experiencia y bueno, pasé el bache obligado, pero lo superé.
Por culpa de este outing tuviste que decirle a tus padres que te gustaban los hombres, y cuentas que tu familia no estuvo a la altura…
Sergi: Sí. A mí me dolió muchísimo, me sentí muy poco respaldado cuando salí del armario. Por primera vez mi madre me falló.
Pero luego dices: “si a mí me costó 20 años aceptarme a mí mismo, como no le voy a dar unos meses a mi madre o un año a mi abuelo”. Me parece preciosa la conclusión a la que llegas.
Sergi: Me acuerdo perfectamente de esa frase del libro y también me gustó mucho que me saliera (nos reímos). Es que tiene todo el mensaje. A veces nos creemos que por ser maricones todo el mundo nos tiene que entender y que quien no lo haga no se merece el más mínimo respeto, pero creo que hay que comprender a los intolerantes y, de alguna manera, educarles. Evidentemente que yo le iba a dar a mi familia el tiempo que les hiciera falta, aunque me dolió mucho que no me aceptaran al principio.
Pero con un poco de tiempo, la distancia entre vosotros desapareció
Sergi: Con el tiempo hasta mi abuelo, que era el más intolerante, ¡ahora me pregunta por mis novios! Y con la perspectiva de los años, logras perdonar y entiendes que necesitaban su tiempo igual que yo necesité el mío. Yo fui el primer intolerante conmigo mismo.
Lucas: Todos hemos sido homófobos. Yo me masturbaba viendo porno gay y cuando terminaba, me decía ‘última vez’.
Uno de los episodios más chocantes que cuentas, Lucas, es que tu madre se enteró de que eras gay con un vídeo de Youtube. ¿Pensaste en ella antes de colgarlo o no fuiste consciente de que ella lo iba a ver?
Lucas: Mi madre en el fondo ya lo sabía, lo que pasa es que no habíamos tenido la típica conversación. Y claro que pensé en mi madre. Aunque nos dejábamos mucho llevar y era una época en la que estábamos descubriendo las redes, yo editaba los vídeos y tenía mucho tiempo para pensarlo, y me dije ‘que sepas Lucas que esto es fuerte’, pero mira, lo utilicé como escudo.
Antes de eso, lo habías pasado mal precisamente escondiendo tu lado femenino, intentando arrancarte la pluma.
Lucas: Ahora sé que castigarte por lo que eres o por lo que sientes es una pérdida de tiempo y una fuente de infelicidad horrorosa, y por suerte hay cada vez más personas que salen a pasear su pluma, pero hay mucho camino que recorrer. Yo lo pasé un poco mal porque era consciente de mi pluma, intentaba corregir mi manera de andar o me castigaba porque hablaba muy agudo. A los dieciocho dije ‘mira, chica, es lo que hay’. Y reivindico que hay que llamarle pluma.
¿Es la nueva homofobia meterse con el gay pasivo o con el que tiene pluma?
Sergi: Totalmente. Es muy fuerte como dentro de la homosexualidad ahora la tendencia es discriminar o ridiculizar a la figura más femenina, que no es más que fruto de la sociedad del patriarcado y de relacionar lo más débil con lo femenino.
Lucas: La sociedad ha dado un paso a medias, que es el de aceptar a los homosexuales pero preferir a un Jesús Vázquez antes que a un Jorge Javier Vázquez. ¿Pero y si te toca una Lucre como soy yo?
Sergi: Manda huevos que el colectivo LGTB las haya pasado putas para que se nos acabe aceptando y ahora vengamos a tener machismo entre nosotros y a reírnos de la que es una pasiva o pone el culo. Perdona, ¿y qué? No hay nada más valiente que ser pasivo, porque hay que estar muy seguro de uno mismo para romper la barrera del género y dejarse dominar en el sexo, que eso no quiere decir que en el resto de su vida sea una persona sumisa.
Lucas: ¡Qué sería de esa gente sin nosotros!, ¿dónde la meterían? (risas)
Sergi: Efectivamente, ¡vivan los pasivos! (más risas)
Dedicáis un capítulo a hablar sobre ligar online y a los catfish. ¿Os han tomado mucho el pelo en redes sociales y de citas?
Lucas: Uf, no sé ni la de veces (risas)
Sergi: Es que te engañan o te intentan engañar cada día, por eso le hemos dedicado un capítulo en el que compartimos nuestros cinco pasos infalibles contra fakes. Las aplicaciones para ligar han revolucionado el sexo, han cambiado las normas, y es muy importante que la gente tenga cuidado con los perfiles falsos.
Lucas: ¡Pero que comprueben antes de denunciar que se trata de una cuenta falsa, que yo tengo mi perfil de Grindr suspendido porque los tripletez son tan precavidos que no se creen que sea yo y me la han cerrado!
Esta charla, al igual que ‘Desnudos de prejuicios’, no es sólo para fans de The Tripletz. Ni siquiera es exclusivo para millenials. Porque a nadie le viene mal un zarandeo a sus escrúpulos, aunque sea para descubrir que están ahí.
Fotografías: Adasat Barroso
Estilismo: Cristo Rodríguez
Producción: Víctor Madrid
Agradecimientos: María Ke Fisherman y María Ke FishermanHotelsCombined