Veinticuatro horas antes de esta entrevista, formo parte de la otra mitad del país: al que a primera impresión Oto Vans le resulta... demasiado. Pero cuando le conoces, es imposible no cambiarte de bando.
De Oto Vans sé que acaba de recuperar su quinta cuenta de Instagram después de otro cierre por acumulación de denuncias. Que se hizo viral (y después influencer) por colgar un vídeo en Twitter en el que le preguntaba a su hermano pequeño qué pensaba de que le gustasen los rabos. Que se pegó a las puertas de un Burguer King y lo contó en Youtube. Y sí, sé que es el responsable de todos los 'si, ¿por?' y 'qué la pasa' que ahora se escuchan. Pero nada de esto es suficiente para descubrir quién es.
Cuando llega, su presencia te encoge, supongo que porque parece una perfecta y frágil muñeca de casi dos metros de alto. Mierda de prejuicios: nunca imaginé que iba a ser tan educado, tan tímido, tan divertido, tan profesional y tan sincero. Resulta que Oto Vans es croata y llegó con su familia a Vitoria buscando una vida mejor cuando él tenía cinco años. Oto es su nombre real pero usa Vans como apellido artístico porque estuvo obsesionado con esas zapatillas. Y prefiere llevar la cara lavada pero ha estado dos horas maquillándose para Yasss.
Hablas de ti mismo en femenino. Te maquillas. Pones motes a tus hermanos. Llevas una bandera de España en la muñeca. A ti te pone la controversia, ¿no?
Totalmente, me encanta provocar. Es inútil estar vivo si vas a pasar por el mundo sin pena ni gloria. Y me gusta la controversia, crear polémica y agitar sentimientos, sean buenos o malos.
¿De dónde te viene ese afán por provocar, lo tienes desde pequeño?
Uff, he sido así toda la vida. Mi padre me decía ‘no te maquilles’, y yo pensaba, ‘más que tu mujer me voy a maquillar’.
¿Y tú no te escandalizas con nada, no hay nada con lo que no vayas a hacer broma?
Sí, con los animales. El otro día se hizo viral un vídeo en el que aparecía una perrita que había parido cachorros y un par de perritos habían nacido muertos. Pues en uno de los stories se veía a la perra comiéndose a los cachorros muertos, y el chico estaba ahí grabándolo, cosa que no entiendo. Yo no podía ni mirarlo, acabé medio llorando. Real. Es que no puedo ni contarlo. Con seres indefensos tengo piedad y muchísima empatía, creo.
Y de las cosas que sí te tomas a broma, ¿con qué burla o declaración políticamente incorrecta que hayas hecho te han dado más caña?
Con los atentados de Barcelona, sin duda. No sé a ti que te parecerá, pero yo creo que la palabrería en las redes ante acontecimientos así no sirve de nada, y son los hechos lo que importa. La gente me pedía que pusiera el hashtag #prayforBarcelona, pero para mí eso no tiene sentido. Me criticaban los mismos que seguramente no levantaron el culo del sofá para ir a donar sangre. Hay mucha hipocresía.
Por saltarte esta hipocresía te han echado cinco veces de Instagram. ¿Qué haces tan irreverente para que esto pase?
En ningún momento a mí me dicen los motivos por los que me cierran la cuenta, nada más allá de un ‘has quebrado las normas generales de la comunidad de Instagram'. Yo lo que digo es 'decidme cuáles son por favor para que yo aprenda cuáles son los límites que estoy sobrepasando', pero no lo hacen.
Pero aunque no te den una explicación, ¿tú a qué crees que se debe tanto cierre de cuentas?
Yo creo, y te lo digo sinceramente, que es porque hay mucha gente que me tiene mucha envidia. Y luego muchos que sólo por el hecho de ser maricón les corroe la rabia y me denuncian. A mí me han llegado conversaciones de WhatsApp de gente que anima a denunciar mis fotos. Qué pereza de gente que tiene mucho tiempo libre, de verdad que sí.
Parece que te tomas a risa cada vez que pierdes un perfil de Instagram, aunque imagino que en el fondo no te hará ninguna gracia…
Por supuesto que me jode, porque son mis fotos, son mis comentarios y es mi curro. Pero lo que no puedo es quedarme llorando por todo lo que me pasa: prefiero plantar cara, reírme y decir ‘pues bueno chica, me abro otra’. Me da igual, me conoce todo el mundo.
¿Qué crees que le engancha a la gente de ti?
Yo creo que mi honestidad y mi cercanía, mi naturalidad.
¿Te consideras un hater?
No, no lo soy.
¿Pero eres consciente de que se te considera un hater, o al menos un antiyoutuber?
Sí, puede ser. Creo que lo que pasa es que se considera que para ser influencer tienes que publicar todo el rato cosas bonitas, pero la vida no es bonita, y yo creo que hay que reflejar las mierdas de la vida para ilustrar errores y para que otros puedan aprender de ellos.
Así que más que hater, eres un influencer realista.
Justo, siempre lo he dicho.
Y, como influencer realista, haces una cosa que pocos hacen, que es criticar a otros con los que compartes profesión: llegas y dices que Dulceida, Lovely Pepa e Irina Cosmopolitan te parecen unas básicas y que lo que transmiten está vacío más allá de la exposición de su belleza. ¿Por qué tú sí lo haces?
Bueno, Dulceida es mi amiga, Aída es colega y nos llevamos genial pero le he dicho siempre que en redes me parece una payasa y sabe perfectamente lo que opino. Somos perfiles totalmente diferentes de personajes en redes, y tengo claro que lo hace bien porque si no no tendría tantos seguidores. Por eso la respeto, pero el mensaje que ella da no me parece algo real. Yo no seguiría sus consejos porque no me la creo.
¿Cuando dijiste que Dulceida era una básica ya erais amigos?
Sí, totalmente.
En uno de tus vídeos hablabas de tu primera pelea física, ¿has tenido más o ahora son todas verbales?
Han sido todas verbales. Sí que he sido agredido, en dos ocasiones, y me han costado dos uñas, pero no me he querido meter más.
¿Agredido por qué?
Pues una vez por defender a un amigo, y otra por no querer sacarme una foto.
¡¿Por no querer hacerte una foto?!
Sí, literal. Una chica estaba haciéndome fotos, le pedí por favor que dejara de hacerlo y su novio vino, me torció la mano para atrás y me arrancó una uña.
Qué miedo da la fama…
Es que la gente no entiende que fuera de redes somos gente como todos los demás. Puedo entender que somos personajes públicos, que podemos ser ídolos de alguna forma, pero que yo jamás le he pedido a nadie que me siga en redes, así que si me sigues es porque te da la gana, no te debo nada.
Pero pese a todo, llevas años compartiendo tu día a día. Acabamos de ver el vídeo de tu primera vez sin censura. Lo hiciste primero con los vídeos de Twitter, después llegó Snapchat y ahora Youtube, primera vez sin censuraMtmad
Sí, es algo que me sale de dentro.
¿Es a ser un influencer a lo que te quieres dedicar, o quizá al mundo del maquillaje?
Yo a maquillarme he aprendido solo, viendo tutoriales, ensayando y equivocándome, haciéndome al molde que es mi cara. Ser un influencer me apasiona y creo que me va a ayudar a abrirme puertas (espero), pero me planteo abrir una escuela de maquillaje. Creo que se me daría bien enseñar y así que otros aprendan del mejor, que soy yo.
Empezaste un curso de peluquería para formarte, ¿cómo lo llevas?
Era un grado superior que duraba dos años y lo dejé en el primero porque me pilló en mitad de esta vorágine y pensé que es una única oportunidad en la vida la que se me presentaba. Los estudios siempre puedo retomarlos.
Con internet aprendiste a maquillarte, pero también fue el trampolín para construirte como persona. En tu caso esa puerta al mundo que es la Red ha sido especialmente importante…
Yo doy muchísimas gracias al creador de internet porque no sé qué hubiera sido de mi vida sin él (risas). Realmente me ha abierto muchísimas puertas en el tema de amigos que no hubiera conocido, para descubrir mi talento y comprobar que esto es lo mío y por último se ha convertido en mi oportunidad para trabajar.
Si miras atrás, ¿quién serías ahora de no haber tenido internet?
Uff. Un chico reprimido, con la cabeza comida por sus padres y por la sociedad, en mi casa frustrado, estudiando cualquier cosa.
Hablas de tus padres como represores, y has llegado a decir que hablas en femenino para darle una patada en la boca directamente a tu padre. ¿Tan mala es la relación?
Mi padre toda la vida me ha tenido ultra reprimido, no me dejaba ni comer frigopies porque eran rosas. No me dejaba entrar en casa maquillado, me daba las toallitas y no podía cruzar la puerta hasta tener la cara limpia. Me rebelé a los dieciocho y fue cuando empecé a darme cuenta de que este mundo es el mío. Ahora gano más dinero que mi padre y no me puede decir nada. Es lo que hay.
¿Cómo os lleváis ahora?
A ver, el hombre está ahí, mis padres están juntos. Pero hablamos muy poco, no me interesa lo que haga. Creo que al haberme venido yo a vivir a Madrid vamos a estar mejor, la cosa se va a calmar, pero ya está.
En tus vídeos confesaste que te costó asumir que eras gay por el miedo a decírselo a tus padres, que son creyentes, y que eso te llevó a tener novia y a creerte ‘hetera’.
Yo lo pasé fatal de pequeño, yo quería ser mujer porque no creía posible ser un hombre y que te gustasen los hombres. Por eso ahora creo que hay que hablar más y con más naturalidad de este tema, y difundir el mensaje de que ser afeminado no está mal. Sentirse maricón, sentirse una payasa, todo está bien. Hay que ser quién te dé la gana ser, le pese a quien le pese.
A tu madre, en cambio, la vemos aparecer de vez en cuando en tus vídeos y se nota que os lleváis fenomenal.
Lo primero en mi vida es mi madre y después mis hermanos. Yo se lo agradezco todo a mi madre, para empezar porque se mudó de Croacia a aquí conmigo y mi hermano cargada de maletas para darnos una mejor vida. Se revienta el lomo todos los días por los seis hijos que tiene y mi padre también. Y me encantaría triunfar y recompensárselo. Siempre sueño con que con la primera campaña en plan enorme que haga le voy a comprar una casa.
Y luego están La Gorda, La Hetera, La Gafas… cinco hermanos a los que pones motes y haces bromas constantemente... por las que te han criticado mucho
Ya. Es que parece que los influencers tenemos que idealizar todo, y que lo que se lleva son las niñas pijas con dinero y con hermanito al que quieren un montón porque es más pequeño y bla, bla, bla. Pues nosotros somos un chorro de hermanos a los que nos encanta hacernos bromas y chincharnos continuamente. La gente me critica por mostrarlo, pero es que resulta que somos una familia normal y jugamos entre nosotros como se ha jugado toda la vida. Pero eso no quita que sea una persona muy familiar.
¿Se enteró tu hermano, el que llamas La Gorda, con ese vídeo de Twitter que te dio a conocer de que eras gay?
No, ya lo sabía. Y el resto de mi familia también lo sabía.
¿Qué dice tu familia de tu profesión de influencer y de la vida que llevas en redes?
Nada de nada. Si yo no hago daño en casa ni a nadie, da igual lo que diga.
Uno de tus focos de burla son los heteros, has hablado de los heteros en Chester
Sí, tengo amigos heteros en Vitoria, con los que me llevo muy bien, aunque sí que es verdad que tiendo a relacionarme más con amigos maricas y chicas heterosexuales. En realidad me dan igual los heteros, lo que me da rabia son sus jergas, sus gestos, sus gustos…
Hace dos meses que te mudaste a Madrid. ¿Qué personas forman tu núcleo aquí?, ¿tus amigos son influencers?
No, me junto con gente normal siempre. Adoro estar con mis amigos, en familia.
Oto Vans es familiar, da abrazos cálidos, tuvo una infancia difícil y sueña con triunfar. Me he hecho fan de Oto Vans. Sí, ¿por?
Fotos: Pepino Marino