Si yo me pongo nerviosa cuando voy a subir una foto nueva a Instagram, ¿cómo te sientes tú, Miriam, que estás a punto de sacar tu primer disco?
Me siento un poco expectante, pero con muchas ganas. Intenté hacer partícipe a mis seguidores del track list, porque les fui soltando los títulos de las canciones en Instagram y en Twitter sin que se dieran cuenta. Fue un proceso muy intenso, con muchos altos y bajos, y creo que va a sorprenderles. Mis fans tienen muchas ganas, lo piden mucho. Y la respuesta que tuve con la gira... pero no sé cómo será la reacción cuando escuchen el disco. Creo mucho en lo que hice y me gusta lo que hice, así que confío mucho en que vaya todo bien.
¿Qué tal se duerme los días previos a la publicación de tu trabajo?
La verdad es que yo últimamente duermo poco. Llevo como cinco o seis meses durmiendo muy poco, acostándome de madrugada, tuiteando de madrugada… por los nervios, porque no sabes cómo saldrá todo esto pero quieres que salga bien. Estoy nerviosilla.
Pero tus fans tienen confianza ciega en ti. Se han agotado las entradas de tus concicertos sin que la gente sepa aún qué vas a cantar. Eso es muy heavy
Es una gran responsabilidad. Cuando yo saco la gira meses antes y veo esta reacción por parte del público… Hay gente que me pregunta: ¿y qué vas a cantar? Y es que se agotaron las entradas sin saber si me voy a montar un tablao flamenco o me voy a ir por bulerías. Para mí esto es superbueno, pero también tengo una gran responsabilidad, porque mis fans creen mucho en lo que hago, así que máximo agradecimiento a este recibimiento tan grande sin haber hecho nada. Ellos no saben lo que yo voy a hacer pero ya están ahí conmigo.
¿Cuál ha sido la mejor y la peor parte de grabar tu disco en Los Ángeles?
Lo peor… ¡nada! Fue todo lo mejor. Tuve la oportunidad de conocer a grandes productores, a grandes músicos, de desconectar, que lo necesitaba mucho después de este proceso creativo tan intenso… fue un último punto de liberación, me solté cien por cien. Lo grabé supertranquila y fue una experiencia que me hizo aprender y disfrutar muchísimo. Me hubiese gustado mucho que mi padre estuviese conmigo, quizás esto fue lo peor, que quería que estuviese conmigo grabando ese disco que nos habíamos imaginado juntos durante tantos años, pero no fue posible. Me acompañó mi hermano y gente del equipo que me apoya mogollón, así que me hizo muy feliz esta experiencia.
¿Alguna vez te paras y piensas todo lo que te está pasando, o mejor no pensarlo y tirar p'alante?
Sí, me paro a pensarlo, y lo que estoy haciendo es adaptarme a lo que me pasa. Muchas veces no soy consciente de lo que conlleva, no soy consciente de haber llenado todas las salas que estoy llenando hasta que llegue allí y rompa de la emoción por ver que hay tanta gente que hace el esfuerzo de pagar una entrada y apostar por mí. Esto es lo que más me llena. Estoy aprendiendo a digerirlo y a gestionarlo con ayuda de mi familia. Tengo la suerte de tener el trabajo que toda mi vida había buscado, y eso es genial, pero creo que no es realmente bueno pararse a pensar en todas estas cosas que me dices. Hay que relativizarlo, asumirlo, pero no acostumbrarse, porque este mundo es de altibajos.
El miedo es uno de los principales temas de tu primer disco, ¿qué miedos tenías tú, que ahora has podido dejar atrás?
Tenía muchos miedos. Hay una canción en mi disco que se llama ‘Mejor sin miedo’, y también el disco se abre con una canción que representa el miedo más grande que yo tenía. Y que tengo. Pero fui consciente de que tenía que superarlo y dejar atrás muchos fantasmas que me perseguían desde hace años y situaciones que no había sido capaz de superar. Me tomé la libertad y la valentía de coger las riendas y canalizar todos estos sentimientos que tenía dentro a través de las canciones. Yo quería que 'Cicatrices' fuera un proceso de ser consciente de que lo que estaba haciendo iba a ser muy fuerte a nivel emocional, porque para mí mis canciones son mis emociones que me mueven algo dentro, por eso luego me subo al Wizink y me echo a llorar.
¿Cuáles son tus cicatrices?
Tengo muchas cicatrices, ¡pero físicas! Es curioso, yo me caí muchas veces de la bicicleta de pequeña y tengo las piernas que si quisiera alguna vez ser modelo no podría. Tengo una mordedura de perro aquí [señala su pierna derecha] enorme, tengo una cicatriz en la cabeza letal. Las cicatrices me ayudan a no olvidar cosas que me pasaron, pero que hoy son heridas que ya no duelen. En varias de mis canciones hablo de mis cicatrices, como en ‘Hay algo en mí’, que cuando la compuse utilicé lo que me había pasado en Operación Triunfo, que no había sido dueña de mí misma para ser quien quería ser. Esa herida, para mí, se curó, por cómo la recibió la gente. ‘Aquí estás’ en una de las cicatrices más grandes que tengo, que habla de algo muy personal, que era pensar constantemente en la falta de una persona, y sufrirla previamente antes de que me faltase. Y cuando me falta esa persona no supero su pérdida, y me doy cuenta de que no estoy viviendo mi vida porque estoy sufriendo. Cuesta llegar a ser consciente de que todos somos de carne y hueso y todos nos vamos a ir de aquí igual que vinimos. Al final 'Cicatrices' resume mucho lo que es Miriam Rodríguez. Hablo de mis cicatrices pero más o menos todos tenemos las mismas.
Lo de 'No!'. ¡No me lo creo! Te juntas con un colega así de plan tranqui y te sale, ¡ese temazo! ¿Es cierto lo que contáis los dos, que surgió todo de manera tan natural, o hay algo más que no nos estáis contando?
Es que es verdad, esto surgió así. Era una tarde que Pablo tenía sinusitis, que no teníamos pensado componer, que estábamos en su casa y nosotros siempre hablamos, de la vida, de cómo nos había ido en el programa [Operación Triunfo], y hablando hablando llegamos a puntos muy comunes. 'No!' es una canción que sale de muy dentro, muy desgarrada, que la canto llorando y me sale igual porque es un grito de desesperación. A mí me hace llegar a un estado de sensibilidad con los dos primeros “noes” muy fuerte. Pero es cierto, la canción surgió de lo personal, no era una idea profesional que hiciéramos algo juntos. Pablo tiene allí el piano en el salón de su casa y cuando voy a su casa, si estoy siete horas, seis y media son Pablo tocando el piano, y de repente llegó el día de plasmar en una canción todo lo que habíamos estado hablando.
La gente está loca con los miguelitos, unos pasteles de hojalde y crema típicos de La Roda, una localidad de Albacete. Si conoces a un albaceteño, SEGURO que te ha hablado maravillas de uno de los productos más típicos de su comunidad. Cuando Miriam cantó en Albacete muchos fans quisieron recomendarle este delicioso manjar, pero la pobre se quedó sin hincarles el diente. Ha tenido que venir Yasss a solucionar este pequeño problemilla gastronómico. Así recibió Miriam Rodríguez los miguelitos de sus fans: