Jumanji ha despertado mi lado nostálgico: ¡vivan los juegos de mesa de los noventa!
El estreno de 'Jumanji' en el año 1996 marcó un antes y un después en mi vida. Bueno, a lo mejor esto es un poco exagerado, pero, lo que si es verdad, es que esta película me fascinó antes, durante y después de haberla visto en el cine. ¡Me acuerdo hasta del trailer y cómo me quedé loquísima pensando "esta peli no me la pierdo"!. Después, fui dos veces a verla al cine y, por supuesto, me pedí el VHS en las siguientes navidades (que, por cierto, fueron las primeras que pasé sabiendo que lo de los reyes magos... bueno... pues eso).
Cuando me enteré de que harían un reboot de esta peli me enfadé un poco. Ya me he vuelto una pureta de lo clásico, una Perra de Satán Boyera a la que le gustan las cosas como están y no entiende esta manía que le ha dado ahora al cine comercial por rehacerlo todo, sobre todo si ya estaba bien tal y como se hizo la primera vez. El enfado se me pasó un poco cuando descubrí que uno de mis actores cómicos favoritos estaría en el elenco (qué le voy a hacer, me encanta Jack Black) y, finalmente,me he reconciliado con esta nueva 'Jumanji' después de verla. Sigo prefiriendo la primera, por supuesto, es que no hay color. Pero he sido capaz de ver lo bueno que hay en esta versión y, aunque no me compraré el Blu Ray, al menos respetaré su existencia.
Sin embargo, a una le tira lo que le tira y a mí, al parecer, me tira lo tradicional. A pesar de que los videojuegos estén devorando la industria del entretenimiento, a mí me parece mucho más increíble el juego de mesa. Y esto me vale para 'Jumanji' y para la vida.
¿Recordáis aquel mítico tablero de Jumanji? ¡Eso sí que era asombroso! ¿Cómo c*** se movían las fichas? ¿Qué tecnología hacía que apareciesen las palabras que describían cada prueba en plenos años noventa? ¡Pura magia! Hoy en día los videojuegos han demostrado que en su territorio TODO es posible, así que... que pasen todas esas cosas (que no contaré por aquello de la guerra al spoiler) en el reboot de 2017 ya no me parece fascinante. Sin embargo... el juego clásico de Jumanji te dejaba el ojete torcidísimo. Te asustaba y te atraía a partes iguales, porque por mucho que te tirase para atrás exponerte a todas esas cosas terribles que ocurrían durante la partida (estampidas, bichos voladores enormes y muy venenosos, el maldito cazador...) en el fondo, ¡querías jugar!
No sé si es que yo era más pequeña e inocente o es que, realmente, lo analógico tiene un halo muy especial que nunca podrá tener la tecnología. Porque los videojuegos actuales me podrán llamar la atención (claro, están pensados precisamente para eso), pero los juegos de mesa a los que jugaba cuando tenía diez años me volvían completamente loca.
¿Y vosotros? ¿Qué recuerdos tenéis de los juegos de mesa de vuestra infancia? Os dejo una pequeña selección de mis favoritos con la intención de sacar también vuestro lado más nostálgico para que podáis entender lo que a mí me hacía sentir la 'Jumanji' de los noventa.
La herencia de Tía Ágata
Probablemente, el mejor anuncio de la televisión que jamás se ha hecho para vender un juego. Porque lo veíamos y TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS deseaba tenerlo: escaleras que se caen, armaduras que se te vienen encima y lámparas que se desprenden y te matan. Auténtica FAN TA SÍ A. Luego te lo regalaban y era un poco bluf, pero aún así, eso de jugar a sobrevivir para poderte llevar una herencia me parece un concepto maravilloso.
Superpoly - Monopoly
Si heredar mola bastante, imagínate hacerte rico en el mercado inmobiliario. Este sería el juego favorito de Aznar, digo yo. Y el mío, para qué os voy a engañar. Mi mejor amiga tenía el Superpoly, que era como la versión cutre del famoso Monopoly, y nos pasábamos las tardes muertas venga a ganar pasta. Poco después yo lo pedí para mí y anda que no le saqué partido, porque además de jugar a comprar calles y poner casitas, también aprovechaba los billes para jugar a ir de compras o para ponerles sueldos a mis Pin y Pon. Yo había nacido para ser asquerosamente rica y este juego me permitía vivir mi sueño.
Línea Directa
Con la llegada de la pre-adolescencia mi gusto por el dinero dejó paso a mi gusto por los hombres. Y como yo no le gustaba a nadie el cole, poder jugar a que le interesabas a alguien era exactamente lo que cualquier chica de trece años necesitaba. También le pedí este juego a los reyes y también jugué hasta la locura. ¡Hasta tenía chicos favoritos y me llevaba un extra de alegría cuando le gustaba a ellos! Como el extra de mal humor que me llevaba cada vez que me decían "sé quién es, pero no te lo diré, jajajá"!
Simon
Yo tenía el Simon pero tampoco jugaba tanto con él. Era un poco frustrante porque casi nunca ganaba. Pero ahora lo conservo con cierto gustillo porque este juego ha sufrido una reconversión en canal de comunicación con el más allá que me flipa.
Scattergories
"Aceptamos pulpo como animal de compañía" sigue siendo una frase bastante reconocile en nuestra cultura. Al menos en la cultura de los que ya estamos un poco viejóvenes. De hecho, hace unos días fui a ver 'Perfectos Desconocidos' y el personaje de Eduardo Noriega le hacía un guiño al Scattergories en una de sus líneas de guión. A día de hoy todavía me hecho una partidita de Scattergories y me lo sigo pasando bien.
¿Quién es quién?
Lo mejor de este juego es que todavía sigue actualizándose (bueno, al Monopoly también le pasa) y te puedes encontrar las ediciones más variopintas, con personajes de Marvel, de Disney o de Star Wars. Porque jugar a hacer preguntitas de si lleva sobrero, si es pelirrojo o si tiene gafas nunca va a pasar de moda, por mucho videojuego increíble que nos planten en la cara.