Parece de broma, pero no lo es. En nuestra cultura patriarcal, la Historia con mayúscula ha sido creada y transmitida por los hombres, así que solo se investigaba y se avanzaba en aquello que era de interés para las personas con pito.
Las mujeres eran un interés para los hombres, por supuesto, pero solo con fines reproductivos y organizativos: las necesitaban, pero no las valoraban, de ahí que tuvieran que pasar milenios para que empezasen a hacerse preguntas sobre su funcionamiento.
Tan desconocida era la mujer para el hombre que hasta la convirtió en un objeto de culto. En muchas culturas primitivas se veneraba la capacidad de tener hijos de la mujer, algo completamente ajeno al hombre, que, como no podía comprenderlo porque aquello no ocurría dentro de su cuerpo, lo achacaba a lo sobrenatural. Típico pensamiento de persona que no ve dos dedos más allá: lo que me pasa a mí es lo normal y lo que le pasa a otros es muy raro, o lo elevo a la categoría de superpoder o lo infravaloro y lo rechazo porque cómo va a ser posible eso si a mí no me pasa.
En este contexto se entiende mejor que la fecha oficial del descubrimiento del clítoris esté establecida en el año 1559. Año 1559, y el homo sapiens sapiens existe desde hace unos 200.000. Increíble pero cierto: los hombres tardaron aproximadamente 201.559 años en darse cuenta de que las mujeres tenían clítoris.
Esto no es del todo cierto, claro. Como la Historia con mayúscula la han escrito los hombres, hasta que un hombre digno de estar en la Historia no se agenció el haberse dado cuenta de que este órgano femenino existía, el clítoris, simplemente, no podía existir oficialmente. Estar en los libros de anatomía, vaya. Eso sí, por supuesto que estaba en la vulva de las mujeres. Y las mujeres sabían de su existencia y sabían para qué servía. Y muchos hombres anónimos también. Pero fue necesario que un hombre lo nombrase para que se reconociera su existencia.
Semejante descubrimiento se lo debemos al profesor de anatomía Realdo Colombo, que daba clases en la Universidad de Padua, que era de lo mejorcito de la época. Me hace gracia que su nombre recuerde ligeramente a otro de los grandes descubridores de la Historia, Colón, porque mira que hay que vivir en una cultura machista para que se descubra antes América que un clítoris. En 1559 se publicó póstumamente su obra magna de la anatomía y... ¡milagro!, ahí aparecía el clítoris por primera vez.
Pero espérate, que no acaba aquí la cosa. Que resulta que nada más publicarse el libro, otro señor, cuyo nombre quizás os suene porque también descubrió otra parte de la anatomía de la mujer, Falloppio, puso el grito en el cielo porque defendía que el que había descubierto el clítoris había sido él. O sea, había dos señores (bueno, para entonces Colombo ya había muerto) peleándose por otorgarse el mérito de haber encontrado algo que las mujeres ya sabíamos que existía.
Y este es solo el inicio de una etapa bastante ridícula, vista con los ojos del presente, de señores intentando averiguar qué es el clítoris, cómo se utilizaba, para qué servía o... ¡volviendo a cuestionar su existencia!