Poco podía imaginar J.K. Rowling que un buen día su saga más universal entraría a formar parte de la selecta colección de libros prohibidos. Sí, esos grandes volúmenes que han hecho que los niños de todo el mundo crean en la magia, resultan ahora un peligro inminente que hay que quemar en piras o encerrar bajo llave dentro de alguna abadía perdida. Al parecer, el niño mago ha hecho posible con su hechicería que viajemos en el tiempo y, para ser concretos, a la amenaza que representaba la lectura durante la Edad Media.

Con la iglesia ha topado Harry Potter tal como ha dejado claro una escuela católica de EEUU y eso ha llevado a que los alumnos de St. Edward Church and School en Nashville (Tennessee) no encuentren en este nuevo curso nada que mencione al mediático mago. Como si Harry Potter para ellos no hubiera existido o mejor dicho, hubiera sido un mal sueño. Pero hay que hacer que desaparezca de su memoria el mítico "Riddikulus", el "Petrificus Totalus" o el "Expelliarmus" entre otros conjuros, para protegerse a toda costa de su magia.

El motivo que ha dado esta escuela católica para su prohibición es que estos siete libros presentan "maldiciones y hechizos reales" y no vaya a ser que ahora se dediquen en sus aulas a hacer volar a alumnos o a dejar petrificado a un profesor en la pizarra con tal de no hacer un examen sorpresa. Ante semejante riesgo cuelgan el cartel de tomos censurados y hacen su propio 'Vade retro, Harry Potter'.

El asunto no es para tomarse a broma, ni mucho menos, porque el reverendo Dan Reehil, pastor de esta escuela parroquial católica romana se ha preocupado de reunir a varios exorcistas venidos de Estados Unidos e Italia para que le corroboren in situ los riesgos que puede llevar por un momento la lectura inocente de Harry Potter. Su respuesta ha sido unánime: "cuando un ser humano lee las maldiciones y hechizos utilizados en los libros, se corre el riesgo de conjurar espíritus malignos".

Lejos de ofender al diablo y a todo su séquito de almas perdidas se ha optado a cortar por lo sano para que los conjuros de Harry se pierdan en la memoria del colectivo y se espera que sus películas sigan el mismo camino inquisidor. El padre Dan Reehil tiene claro que son los padres los que tienen que guiar a sus hijos y velar por los contenidos que consumen. En esa parcela no entra, pero en lo que afecta a su rebaño y a su ámbito de potestad lo tiene claro: "la escuela es responsable de lo que ponemos en nuestras bibliotecas escolares".

Por ello se han encargado de hacer desaparecer lo relacionado con Harry Potter. Una decisión radical y cuestionada, pero de la que están orgullosos. Al fin y al cabo todo sea para no tentar con esta 'magia negra' al maligno y ahorrarse futuros exorcismos.