Rodrigo Carrillo, el joven madrileño que dejó la ciudad para ser tractorista y reivindicar el campo desde sus redes
Entrevistamos a Tractorista de Castilla, el joven agricultor que pasa por el filtro de las redes sociales su vida en el campo
Rodrigo utiliza las redes sociales para reivindicar su vida en el campo
Carrillo es de Madrid y estudió Sociología en la Universidad Complutense, pronto supo que la vida en la ciudad no era lo suyo
Rodrigo Carrillo (1989, Madrid) es el nombre real del joven que encontramos detrás del perfil de Twitter Tractorista de Castilla. Aunque él prefiere definirse simplemente como un agricultor que tuitea. Y es que, aunque se dedique a trabajar la tierra, las redes le han servido como un modo de reivindicar el campo y su vida en el pequeño pueblo de Villares del Saz, ubicado en Cuenca. Algo que, según afirma, le gusta mucho.
Comenzó a subir las fotos a su perfil poco antes del confinamiento. Él ya tenía redes, pero tampoco las utilizaba mucho. Pero, cuando el año pasado nos encerraron a todos, pensó que había llegado el mejor momento para mostrar la vida en el campo y la libertad que da a los que allí trabajan. “A raíz de eso le fui dando más cancha y la cuenta comenzó a tener cierto éxito”, sostiene.
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Así, fueron muchas las personas que vivían en la ciudad las que le agradecieron esa nueva ventana que les ofrecía en los momentos de encierro. Y es que él, como trabajador esencial, salía todos los días a labrar la tierra y aprovechaba para tirar sus fotos. Un agradecimiento que recibe incluso ahora, "ya que hay personas que no pueden volver a su pueblo”, explica. “Se ve en los comentarios de mis redes que la gente me da las gracias por compartir esos espacios de campo”.
Los jóvenes también trabajan la tierra
Aunque Rodrigo es de Madrid y estudió Sociología en la Universidad Complutense, pronto supo que la vida en la ciudad no era lo suyo. Una transición que, para no mentir, no fue tan rompedora. “Villares del Saz es donde nacieron mis padres y la agricultura era el medio con el que se ganaban la vida nuestros abuelos”, apunta.
Una relación que hizo que, antes de irse de la capital, no fueran desconocidos para él ni el pueblo ni la profesión: “Yo había trabajado muchos veranos echando una mano en las campañas agrícolas”. Por ello, cuando terminó la carrera, decidió irse junto con su hermano al pueblo familiar e iniciarse en el cultivo de la lavanda.
Ante la pregunta de cómo es ser joven y trabajar el campo, Rodrigo Carrillo señala que es como otra profesión cualquiera, solo que la mayoría de sus compañeros no son gente joven. Quizá sea esa la clave de que su perfil haya sobresalido en redes, ya que muestra una visión de la agricultura fresca y diferente. Así, además de campos de todos los colores imaginables según la estación, el twittero sube también a su perfil las especies animales que conviven con él.
Unos animales que muchas veces son sus compañeros de faena. “Mientras labro la tierra me puedo encontrar con un búho que lleva cuatro horas mirándome. O, como el otro día, con una madre oveja y su cabritillo que se han perdido de su rebaño y se acercan a curiosear mi tractor”, cuenta. Una historia que tuvo final feliz, ya que el pastor volvió y la cargó en su coche para reunirlos de nuevo con el grupo.
Otra anécdota con animales que recuerda es cuando, trabajando de noche, hay momentos en los que está rodeado de 15 o 20 jabalíes y no se da ni cuenta. “Ellos van mirando a ver si levantas alguna raíz y, en cuanto enciendes las luces o das marcha atrás, te los encuentras de bocas. Eso impresiona mucho”. Y añade: “Al final, es el día a día en el entorno rural”.
El cuidado por las palabras
El mundo rural, como muestra la escritora María Sánchez en su libro ‘Almáciga’, es un espacio en los que se utiliza un vocabulario muy variado y rico que por desgracia se está perdiendo. Algo que Rodrigo Carrillo, desde Tractorista de Castilla, también está luchando para que se mantenga vivo. Unas palabras, una forma de hablar que son diferentes en cada pueblo, por lo que es importante que aparezcan voces en distintos lugares para que pervivan todas.
Como apunta el agricultor, él mismo tuvo que ir adquiriendo poco a poco una serie de nuevas palabras cuando se mudó a Villares del Saz. Y es que, tal como reconoce, al principio no entendía muchas de las expresiones que utilizaban sus amigos: “A eso hay que añadir que, a lo mejor algo que en mi pueblo de denomina de una forma, en otro a 10 kilómetros se conoce con otro término o no se conoce”, comenta. Y añade: “Es curioso porque una planta o flor que es común en el país, tiene doscientos nombres”.
Un cuidado con las palabras que quizá viene de su interés por la cultura. Así, es normal encontrarnos entre sus tweets referencias a un libro, una película o una canción. Algo que, según él, hace para darle un poquito de encanto a sus publicaciones. Como cuando sube fotos de su tractor favorito, con el que ha pasado casi 20.000 horas trabajando y al que tiene mucho aprecio.
“Es una herramienta de trabajo de las que casi no hay. Además, por sus características, yo lo llamo Pequod, como el barco de Moby Dick”, dice. “Lo llamo así para darle un toque original al tuit. Si subo una foto del tractor y no pongo como lo llamo, no tiene gracia. Mola añadirle algo diferente”, resume.
¿Una entrevista sin malas noticias?
Otra de las publicaciones recurrentes que pueden encontrarse los que se acerquen a su cuenta de Twitter, donde supera los 15.000 followers, es un vídeo de corta duración en el que Rodrigo Carrillo muestra la tranquilidad que le rodea mientras trabaja y que suele titular con la frase ‘Un minuto sin malas noticias’. Por ello, para cerrar esta entrevista cargada de respuestas agradables, le pregunté por una noticia positiva en el campo.
Los agricultores somos pesimistas por naturaleza: cuando llueve nos quejamos y cuando no también
“Los agricultores somos pesimistas por naturaleza: cuando llueve nos quejamos y cuando no también”, respondió. Pero, quizá recordando esos ‘Minutos sin malas noticias’, remendó la réplica. “Ahora es primavera y siempre es algo muy agradable de vivir en el campo. También que se acerca la campaña de verano, que es cuando el agricultor recoge sus frutos. Si sale todo bien, al final es lo que cuenta: ver el trabajo bien realizado”, finaliza.
Un trabajo que seguiremos a través de Twitter, donde podremos ver cómo cambia la tierra con la llegada de las estaciones y aprenderemos nuevas palabras. Una ventana abierta al campo desde cualquier sitio. Una suerte para los que no podemos disfrutarlo de cerca.