Miguel Gane, sobre ‘Cuando seas mayor’: “Reprocho a los políticos que usen la inmigración para ganar votos”
En su primera novela habla sin tapujos de la inmigración, una historia que él y su familia conocen muy de cerca
Encogida en un asiento y con la única luz de todo el autocar encendida. Fue así cómo devoré la primera novela de Miguel Gane en mi viaje de placer de Madrid a Almería. Yo hacía mi trayecto, como muchas otras veces lo había hecho, pero esta vez sentía el peso de los kilómetros, tal vez por lo que estaba leyendo. La primera novela de Miguel Gane. Su vida. Una historia sobre la inmigración desde la visión de un niño. Durante esa noche tuve que reconocer que salir fuera no siempre era tan maravilloso como uno se piensa. El tener que crecer de golpe es un viaje que nadie desea y un niño que se había hecho mayor a la fuerza, era el que me lo estaba contando a base de su dura experiencia.
Ese niño había dejado su casa, a sus amigos y hasta su nombre atrás para poder buscar un futuro junto a sus padres. Ese niño se había enfrentado al peor viaje de su vida. Había sentido rechazo y soledad. No había vivido unas Navidades con juguetes y había acabado por acostumbrarse al dolor insoportable de acostarse con hambre.
MÁS
Fue en ese camino en el que sentí la necesidad de traspasar la ficción y conocer al niño real. Al que ahora tiene 24 años y es un escritor de éxito, primero con sus poemas, ahora con su estreno en la narrativa. La suerte quiso que a los días tuviera a Miguel Gane enfrente y con la misma naturalidad con la que me contaba que se había cortado el dedo la noche anterior con una lata de atún, también me hablara claro sobre el racismo, el bullying o sobre los políticos que ahora quieren levantar muros en las fronteras. Capítulos de un libro. Su vida escrita que, al leerla, te pincha para que, inevitablemente, quieras ser mejor persona.
Tienes una habilidad innata para llegar al alma, véase primero con la poesía y ahora con tu primera novela, ¿cuál es tu secreto para saber conectar tan bien con la gente?
Creo que mi secreto es la empatía y el haber pasado por muchas cosas a lo largo de mi vida. Lo que escribo en 'Cuando seas mayor’'es el germen de todo y como he vivido muchos sentimientos, creo que me es más fácil ponerme en el lugar de la otra persona. También siempre he sido muy social y me he inspirado en la sociedad para poder escribir. Esto es así porque yo he necesitado de la sociedad en su día para poder salir adelante. Soy el primero que intenta concienciar un poco a la gente de causas sociales porque las cosas no son tan drásticas como nos las intentan contar.
Imagino que escribir 'Cuando seas mayor' habrá sido una forma de vaciarte y también un acto muy generoso por querer compartirlo con todos, ¿sacarlo adelante ha sido más difícil de lo que esperabas?
Sí, tuvo de todo un poco. Empecé el libro hasta en cinco ocasiones a lo largo de estos años. Lo que pasa es que lo contaba desde otra voz, no desde la voz del niño. Entonces lo dejaba de lado hasta que hace un año y medio o dos, cuando estaba en mi país, una tarde me puse a escribir y empecé el libro con la voz del niño. Acabé el primer capítulo del tirón y ya supe la línea que tenía que seguir. Después vinieron las dudas sobre lo que estaba haciendo. La fase de desconfianza. El a lo mejor no debería contarlo así, o el tendría que callarme algunas cosas por si hago daño, por si transmito una sensación negativa a las personas… Pasé por muchas fases, pero claro, era contar mi vida y desde el punto de vista emocional, costó bastante. Esto es una exposición muy grande. Fue como abrir un cajón y todas las cosas que tenía ahí guardadas, las tuviese que poner sobre la mesa modo puzle para luego escribirlo todo.
La verdad que explicas muy bien las fases y los pasos a dar en muchos casos. Puede servir de guía y todo.
Sí, en mi caso la Cruz Roja aparece en algunos capítulos porque sí que ayuda mucho a inmigrantes que llegan aquí y no tienen nada. A nosotros nos sirvió mucho.
Nadie quiere ser inmigrante ilegal y salir de su casa porque en su casa está bien
Nos describes la imagen de un niño que tiene que crecer más rápido, que se conforma y sufre en silencio, que es respetuoso con sus padres y les ayuda sin juzgarles entendiendo las dificultades. Lo que pasa es que ese niño tiene solo 9 años, ¿no te parece un esfuerzo muy grande?
Sí, pero creo que todo ese esfuerzo viene de la educación de los padres a ese niño. Dentro del libro, además del tema principal del viaje, hay muchos subtemas. Y sí, soy consciente de que tanto yo como el personaje del libro hemos sido unos supervivientes a lo largo de mucho tiempo porque hemos pasado por muchas cosas y hemos sabido salir de ellas, aunque también es cierto que hemos sabido ver dónde estaba el límite. Lo que está claro es que había que ser buena gente en ese tiempo en aquella Rumanía porque ya había demasiada mala gente. Y creo que debemos escuchar a ese niño porque logra transmitir y emocionar un poco más allá de las páginas del libro. El otro día me dijeron que habían pensado comprarme unos soldaditos para dármelos, que es algo que sale en el libro. Cuando ves esos detalles que trascienden, piensas que habrás hecho entonces a un personaje interesante.
De todas esas tramas que aparecen en el libro, ¿qué episodio es el que más te duele a ti teniendo en cuenta que es tu historia?
La primera parte fue bastante dura de escribir. Lo que vivimos en mi país porque es cierto que éramos tan inocentes que apenas nos dábamos cuenta de las cosas que pasaban alrededor, de la pobreza que había. Yo perdí la infancia en varias fases: la primera fue cuando me di cuenta de que éramos bastante pobres, la segunda fue cuando llegamos a España e hicimos el viaje y la tercera fue cuando me di cuenta de lo qué era el racismo. En esos tres momentos crecí a marchas forzadas y me dije tengo que empezar a ser un adulto para salir adelante. Episodios como el de la Navidad y los regalos son duros porque Papá Noel me trajo solo un plátano o cuando viví la primera vez racismo en España. El estar catalogado siempre como 'el rumano' con la connotación negativa que traía y que sigue arrastrando hoy en día… Volver a vivir eso fue bastante impactante.
Pero el niño sigue siendo niño después de todo y es especialmente tierno ver cómo al conseguir unas pocas monedas, él prefiere comprarse unas pelotas de gomas para jugar, que algo de comida, aunque pase hambre…
Sí, ese episodio muestra que tiene 9 años, que por eso se compra las pelotitas de goma para jugar con los amigos, para que no se nos olvide, pero también refleja al final la culpabilidad porque él mismo se da cuenta de que con ese dinero podría haber cenado esa noche su madre y, sin embargo, lo ha empleado en juegos.
Había que ser buena gente en ese tiempo en aquella Rumanía porque ya había demasiada mala gente
En esa travesía hay caras amables y también otras que lo ponen todo más difícil. Ese niño lo primero que escucha y aprende en España es la palabra ‘rumano’ con una connotación negativa. Digamos que no fue un buen comienzo…
Si, sobre todo me pasó en el campamento de verano. Allí lo pasé muy mal porque los niños fueron bastante malos conmigo. Yo apenas sabía hablar y ellos me excluían, me hacían bullying, no jugaba con ellos y todo el rato era 'el rumano' que estaba solo. Lo pasé bastante mal y hasta se me quedó un pequeño trauma al creer que a partir de eso todo sería ya así. Por eso no quería ir el primer día al colegio. No quería otra vez pasar por lo mismo. Sin embargo, cuando llegué ahí, sí me di cuenta de que no todos los niños iban a ser malos y que aquí sí me incluían en los juegos y contaban conmigo para muchas cosas. Yo no sabía lo que significaba ser ‘rumano’ para ellos. Eso lo aprendí con el tiempo.
¿Consideras que no se da una buena imagen de tu pueblo?
Los medios de comunicación no ayudan mucho. Casi siempre han sacado noticias de mi gente negativas. Nunca hay una noticia positiva y si las hay, no las he visto yo. La mayoría hacen referencia a prostitución o bandas de crimen armado. Eso con el tiempo te acaba afectando, básicamente porque cuando conoces a una persona y le dices que eres rumano, muchas veces notas cómo se pone en jaque o te hace la típica broma de mejor me guardo el móvil. Y el no saber hablar también fue un problema porque era una gran limitación. Cuando yo empecé y me equivocaba en alguna palabra había muchas burlas, lo repetían todo el rato, aunque yo solo estaba tratando de aprender. Ese tipo de problemas son a los que se enfrenta cualquier inmigrante que viene aquí a España. Ni yo, ni el personaje de mi libro somos héroes. Somos unos inmigrantes que han tenido una vida difícil, que han sabido salir adelante y gestionar su suerte.
Has dicho en alguna ocasión que los libros te salvaron la vida y este seguro que será un buen salvavidas para muchos que están en tu misma situación, ¿qué les dirías?
Yo les diría que entiendo que el camino puede ser muy jodido, pero todo es aprender en la vida. Mirar hacia adelante es aprender y también mirar hacia atrás. Yo no puedo asegurarles que va a ir todo bien, pero sí les diría que lo intenten, si necesitan una salida. Es cierto que hay muchas cosas que perder, pero si las cosas van bien, hay más que ganar. Y para la gente que está aquí creo que entenderán mejor la inmigración. Detrás de cada inmigrante hay una historia bastante complicada. Nadie se va de su casa porque en su casa está bien. Les diría que cuando el inmigrante viene aquí está muy perdido, está intentando adaptarse y si va a sentir rechazo desde los primeros momentos, va a vivir con eso dentro, mientras que si la gente te recibe bien desde el primer momento, probablemente tú devuelvas todo lo que te están dando. Esta es mi historia, pero también la de cinco millones de inmigrantes repartidos en el mundo y eso es una locura porque somos 24 millones de rumanos en total. La mitad de la población activa de mi país está fuera, según leí el otro día en una estadística. Eso es una barbaridad.
Cuando conoces a una persona y le dices que eres rumano, muchas veces te hace la típica broma de mejor me guardo el móvil
El título del libro es por una frase que dice en un momento la madre al niño, “cuando seas mayor, lo entenderás”. Tú, ¿lo entendiste al final?
Desde luego que sí porque echas la vista atrás y sumando todo llegas a algunas conclusiones y, ves que el esfuerzo ha merecido la pena. Yo puedo dormir tranquilo ahora, mis padres duermen tranquilos… Entiendes el rechazo que sentías a tener que marcharte de tu país y dejar a tus amigos, pero luego comprendes que necesitabas una salida y que has sabido gestionar la suerte hasta llegar en mi caso a la literatura. Esta antes y después ha terminado por salvarme la vida.