"Este va a ser nuestro año. Eso dijimos el 1 de enero". Así arranca Ana Polegre, la mujer que está detrás del proyecto Enfermera en apuros, su nuevo libro 'Coronavirus: historias reales en primera línea de batalla' (Editorial Zenith). En él recoge e ilustra las historias reales y personales de decenas de personas que se jugaron la vida intentando ayudar a los primeros enfermos de coronavirus.

Varios meses después, Ana, de 29 años, cede su voz a decenas de personas que tienen una historia muy importante que contar. La suya. La historia de cómo se enfrentaron al coronavirus, como enfermeros, como enfermos o como profesionales del entorno de la salud. La cede porque ella ya no ejerce la profesión a la que todavía aún se siente muy apegada, gracias al éxito que obtuvo con su marca personal como Enfermera en apuros. Así, ha aprovechado el tirón mediático de su cuenta (donde, solo en Instagram, la siguen más de 290.000 personas) para que todos podamos conocer lo que han vivido en primera persona varias personas que estuvieron en primera línea, sin protección, sin recursos y con mucho miedo, durante la primera ola de contagios de coronavirus en España.

Pregunta: ¿Cuándo escuchaste hablar del coronavirus por primera vez? ¿Y qué pensaste?

Respuesta: En febrero empezamos a oír sobre el Coronavirus y los estragos que estaba empezando a causar en China, pero parecía algo lejano y sobre todo, no tan peligroso.

¿Recuerdas cómo viviste los primeros días desde que comenzaron a saturarse los hospitales y qué cosas se te pasaban por la cabeza?

Había mucha incertidumbre. No sabíamos qué estaba pasando y sobre todo, hasta donde podía llegar. Los compañeros estaban saturados y tenían mucho miedo por la falta de información y sobre todo, de recursos. Fue muy caótico y estresante para ellos.

¿Por qué decidiste hacer un libro sobre las experiencias de otros profesionales sanitarios?

En pleno confinamiento, con todos los compañeros a punto de explotar por la tensión, el sufrimiento y la falta de recursos, y el resto de la población sin comprender aún muy bien la gravedad de la situación, vimos necesario darles voz a los compañeros sanitarios. Que todo el mundo conociera de verdad por lo que estaban pasando. Ellos estaban siendo por desgracia los coprotagonistas de esta historia llamada covid-19 y no estaban siendo escuchados.

Como enfermera, ¿qué sentías al ver a tu colectivo trabajando sin protección?

No debe ser fácil gestionar una crisis como esta, pero está claro que las carencias del sistema, que llevaba arrastrando décadas, han hecho estragos. No hemos sabido responder a tiempo y hemos expuesto a miles y miles de compañeros. Ha sido, en muchos casos, devastadora la falta de equipos de protección. No es justo para quién está luchando por ti en primera línea de batalla.

¿Cuál ha sido, desde tu punto de vista, lo peor de la pandemia? ¿Y lo mejor, si es que te puedes quedar con algo positivo?

Lo peor ha sido el miedo y la falta de información. La falta de recursos y la falta de personal para hacer frente al punto más álgido de la primera ola. Los profesionales que siguen al frente de la batalla aún no han podido descansar apenas desde que comenzó todo esto y no pueden más. Lo mejor, el compañerismo que hemos demostrado dentro del sector sanitario y la profesionalidad que una vez más, han enseñado al mundo los sanitarios españoles.

¿Ha habido alguna historia, de las que recoges en tu libro, que te haya impactado especialmente?

Personalmente toda la primera parte del libro es la que más me toca el corazón. Los primeros momentos, las primeras incertidumbres, las informaciones contradictorias, el miedo… Es por eso que el primer y segundo capítulo son muy importantes.

¿Cuáles crees que son las mejoras formas de ayudar a los sanitarios a nivel personal para "aliviar" su situación?

Hacer las cosas bien ya es suficiente. Todos sabemos cómo reducir el riesgo, por muy duro o pesado que nos parezca después de un año viviendo esta pesadilla, pero es necesario perseverar un poco más y tener extrema precaución. Salir lo justo de casa, lavarse bien las manos a menudo, guardar las distancias y usar mascarilla.

¿Qué lecciones deberíamos aprender como sociedad de lo que ha ocurrido con la pandemia de coronavirus?

Las grandes lecciones se deberían aprender en altos cargos. Deberíamos empezar a gestionar con antelación posibles desastres como el vivido para que los recursos sanitarios no se vean agotados tal y como ha pasado en esta pandemia. Deberíamos respetar la sanidad pública y dotarla de más personal y recursos para que cuando vengan momentos duros, podemos hacer frente a ellos con calidad y capacidad. Como sociedad, debemos aprender aún ahora a hacer las cosas con responsabilidad. Todos sabemos lo que está bien y lo que está regular. Es duro, está siendo largo, pero es la única forma de terminar con esto en unos meses.

En el prólogo de tu nuevo libro escribes que creías que 2020 iba a ser “nuestro año”. ¿Cómo ves 2021?

El 2021 es la viva imagen de la incertidumbre. Hace mucho que no nos enfrentábamos a un año tan raro. No sabemos cuánto va a durar esta pandemia aún, ni las repercusiones que tendrá cuando todo acabe. Por eso, con calma y paciencia, pasito a pasito y con la calma que nos ha enseñado a tener el 2020 nos debemos enfrentar a este nuevo reto.