Lo que empezó siendo una una pequeña formación de rock de Mungia (País Vasco) se está haciendo grande y Cris, Lore, Josu y Lander van sumando victorias en este atípico verano. Belako ha llegado para quedarse en nuestras vidas y, Cris Lizarraga, su cantante, tiene en mente una palabra cada vez que se le pregunta por todo lo que ha hecho la banda durante este año: reto y reinventarse van de la mano ya en su mundo.
Primero fue con la gira por los autocines de España con la que salieron fuertes tras el confinamiento y ahora por haber sacado al mercado su cuarto disco, 'Plastic Drama' (que se ha colado en el número 5 de las listas de ventas de discos físicos en España) y la gira con la que han empezado su promoción. En ella están aprendiendo que se puede hacer vibrar mucho a un público sentado y que la nueva normalidad no les va a impedir seguir haciendo música. Su próxima parada es en la sala de la Riviera de Madrid el viernes 18 de septiembre para disfrutar de su arrollador directo y a esta parada le seguirán otros conciertos en Vigo, Miranda de Ebro, Badajoz, Santander, Valladolid y Cáceres por lo pronto.
Y para contar en los escenarios, esos 'dramas de plástico' que nos ahogan día a día, Cris siempre está dispuesta con un micrófono o en una conversación más íntima a mostrarnos su visión. En ese sentido, nos ha hablado abiertamente a Yasss sobre sus experiencias con el machismo, los riesgos de las redes y sobre la diversidad porque, a pesar de tener 28 años, esta bilbaína, activista por la causa feminista, siempre tiene una opinión para todo. ¡Hasta hemos festejado con ella su boda por la amistad!
Pregunta: Este año está siendo muy intenso y el verano muy especial con vuestra gira por los autocines de España, ¿cómo ha sido esa experiencia?
Respuesta: Para nosotros ha sido como una ventanita en la que hemos podido sacar la cabeza y respirar porque, pese a la desescalada y poder volver a hacer vida en la calle, nos encontramos en un momento complicado. Lo que define lo que somos es lo que hacemos y resulta que nosotros lo que hacemos es lo que más nos gusta del mundo. Por eso teníamos que buscar la manera para seguir. Quedarse de brazos cruzados no era opción y el resultado ha sido bastante catártico porque hemos dado nuestros primeros conciertos tras la cuarentena. ¡No nos creíamos que estábamos sobre el escenario! Ha sido muy fuerte y muy bonito, la verdad. El hambre agudiza el ingenio.
¿Y el documental, que era un poco el recopilatorio de esta experiencia del verano, sigue en marcha?
Sí, el documental ha sido también un poco improvisado porque al principio iba a ser como un apaño para registrar esa 'mini-gira', pero como se ha alargado un poco en el tiempo, hemos decidido juntarlo con la salida del disco y su promoción. Vamos a tener bastante material...
Ahora estaréis con el subidón por haber sacado vuestro cuarto disco, ‘Plastic Drama’. ¿Qué nos vamos a encontrar con este nuevo trabajo?
Con 'Plastic Drama' estábamos observando situaciones en nuestro entorno y, al mismo tiempo, observándonos a nosotros mismos; el cómo nos posicionamos ante determinadas situaciones que nos pueden resultar injustas, pero al final, somos conscientes de que nosotras no somos ningún adalid de la superioridad moral; hacemos autocrítica y con todo lo que ha pasado este año, se pone más en evidencia las contradicciones que tiene nuestra generación. Con la pandemia nos hemos dado cuenta de que al final las cosas que ya estaban mal se han agravado.
¿Eso lo dices por el mal uso de las redes sociales?, uno de los problemas del nuevo mundo del que habláis en el disco, ¿crees que se han convertido en un peligro real para nosotros? ¿Cuál es su peor riesgo?
Bueno, las redes en general, tienen muchos riesgos de comportamientos tóxicos como la cancelación, las mareas, pero por otro lado son también un arma muy poderosa de reivindicación, de difusión y de pedagogía. Hay que tomarlas como lo que son: una herramienta a veces, pero sin olvidar que es un arma de doble filo. Pueden estar contra ti e incluso no ser muy recomendables, si sobre todo emocionalmente estás en un momento un poco inestable. También a veces reflejan realidades muy tristes (lo dice por el suceso de las tres menores que provocaron una agresión racista en el Metro de Madrid). Las redes convierten un poco a todo el mundo en policía aunque, en ese caso concreto, bienvenido sea porque unas personas que van por la vida lanzando violencia y quedando impunes, de alguna manera se tienen que dar cuenta de que esto no funciona así, que la gente no está de acuerdo con eso.
Del disco he leído comentarios y críticas que lo definen como un "drama musical que curiosamente es toda una fiesta para el oído", ¿se puede decir que ahora ya os habéis soltado del todo?
Sí, yo creo que se nota que cada vez estamos más sueltas en el escenario, incluso en una época tan terrorífica para la música en directo y para los conciertos que son más raros. Si estuviéramos en la situación de antes sería más palpable esa evolución porque nosotras también nos hemos tenido que acostumbrar a que el público esté sentado y con mascarilla. Sin embargo, gracias a algunos de estos temas que tienen mucha potencia, logramos aplomo para defenderlos en el escenario con tranquilidad. Nosotras somos muy poco actrices para eso en ese sentido. Tenemos que estar guay para demostrar que estamos bien, aunque para eso hace falta desinhibirse y eso es lo que hemos hecho.
Estamos todos un poco alerta porque no sabemos qué va a pasar. Vosotros sois muy originales y habéis demostrado que os reinventáis, ¿cómo está planeada la promoción del disco con la situación de ahora?
Estamos justo esta semana sumergidas en plena promoción en Madrid y es guay porque estamos en ese momento de hacer cosas para tele de conciertos grabados con todas las medidas de seguridad habidas y por haber y, al mismo tiempo también nos estamos soltando y lanzando a conciertos más complicados como en teatros o así o en la actuación del día 18 en la sala de La Riviera. Eso antes lo veíamos como más palo porque la gente estaba sentada, pero ahora también ha cambiado la percepción. Entre no tocar o tocar con gente sentada, pues mucho mejor tocar con gente sentada. Y creo que para bastantes grupos de gente como nosotras, que dependen mucho de ese feedback, va a venir genial aprender a soltarse sin tener a la persona enfrente totalmente poseída.
Escribiste una carta sobre el machismo, de señales que veías que te afectaban a ti y a Lore en el mundo de la música solo por ser mujeres en una banda en la que también hay chicos, ¿desde que la escribiste habéis notado algún cambio?
Sí, nosotras entendimos y empezamos a vivir en el mundo adulto con la música. Como a otras mujeres les pasa en su ambiente profesional, en el seno familiar o en la misma vía pública, el machismo como sistema, como estructura lo hemos ido descubriendo. En nuestro caso, al ser nosotras nuestras jefas no teníamos una visión directa o evidente, pero de repente empezamos a ver distintas señales: un interés por parte del público solo por Lore o por mí, un paternalismo y condescendencia por parte de técnicos, mansplaining por todos lados y hasta en la prensa a la que yo tomé como objeto de crítica. Me parecía que al final, con según qué maneras de expresar y qué lenguajes se estaban utilizando, se perpetraban comportamientos que nosotras veníamos observando y que no nos representaban.
Parecía que a Lore y a mí nos observaban en cada respiración, en cada detalle de la ropa que llevábamos, en la actitud que teníamos o si estábamos nerviosas o no. Y si la gente está viendo como normal que un grupo de cuatro personas, la fijación está en que dos están guapas o nerviosas, pues es un claro ejemplo de que las cosas están mal y que hay que cambiarlas. Por eso escribí la carta, que por cierto no la he vuelto a leer. Fue un plan espontáneo y seguramente que muchas cosas que puse de una manera, ahora no las pondría así.
¿A ti te supuso un cambio?
Sí, a raíz de todo eso yo me di cuenta de que durante una época llegué a cambiar mi manera de vestir porque habría comentarios. Lo hacía de forma neutral que no me representaba para nada porque yo soy 'supertrapos' y me encanta expresarme a través de la moda y no lo hacía porque se hablaría de lo que llevaba puesto y eso es bastante heavy.
Abogáis por la diversidad, sois feministas reconocidas. ¿Sientes que debes usar el escenario y los conciertos como plataforma de escucha para hacer visibles este tipo de denuncias sociales?
Yo creo que sí, que el escenario es un momento en el que la gente te está prestando toda su atención, pero al mismo tiempo también es un momento que a menos que seas una persona dada a los discursos pues te pondrás muy nerviosa. Yo por ejemplo me expreso muy bien por escrito, pero en un escenario con la adrenalina y el querer que todo quede bien, fluido y dinámico dar un 'meeting' es más complicado. Hay que comunicar con pocas palabras, ser asertiva y que los nervios no te juegan una mala pasada, pero sí es bueno lanzar mensajes que queden en la gente y esa es una gran plataforma.
Y como muy bien decís en este disco, las redes sociales tienen su peligro porque son un gran escaparate y eso nos ha pasado contigo, que hemos visto una publicación que nos ha generado curiosidad. ¿Tenemos que felicitarte este verano por algo más que vuestro éxito profesional?
Esto es muy gracioso que trascienda. La fotografía por la que me está preguntando todo el mundo es con una de mis mejores amigas. Hicimos una boda celebrando la amistad, pero se ha pasado de madre la movida y me han empezado a felicitar desde un montón de sitios y estoy por eso sintiéndome fatal (risas). Está guay que se sepa que no hay que casarse siempre con una pareja y que celebrar la amistad está muy bien con una boda. Además, el 2020 ha sido el año en el que he salido del armario como bisexual y estoy encantada de la vida, pero Julene y yo solo hemos celebrado la amistad. Ella y yo parecemos un matrimonio real y por eso había que casarse.