Anna Pacheco, autora de 'Listas, guapas, limpias': “La clase social lo marca todo, incluso tu salud física y psíquica"
Anna Pachecho acaba de escribir su primera novela 'Listas, guapas, limpias' (Caballo de troya)
La periodista reflexiona a través de esta novela de transición a la vida adulta sobre la importancia de la clase y el género
Es verano y estás en tu barrio de toda la vida. Tú y tu mejor amiga os encontráis en el punto en el que vuestros caminos empiezan a separarse aunque seguís siendo uña y carne. Justo en ese momento de iniciación a la vida adulta, cuando la personalidad empieza a cambiar y, muchas otras cosas más. La primera novela de la periodista Anna Pacheco (Barcelona, 1991), 'Listas, guapas, limpias', arranca más o menos en ese escenario en el que las cosas empiezan a tambalearse para una chica de 20 años: “Lo mejor para dejar a un novio es que ese día te despiertes guapa. Hoy es exactamente uno de esos días”. El arranque promete.
Pasan las páginas, las situaciones y, de la mano de Anna y su humor negro, vemos cómo en la protagonista empiezan a asomar la conciencia de clase, la feminista y también algunos desencantos que arrastrábamos desde la infancia y que nos habían hecho creer como, por ejemplo, eso de que “querer es poder”o que con ser "listas, guapas y limpias" era suficiente para "comerse el mundo", ya que no tienen en cuenta algunas limitaciones como la clase o el género, conceptos que atraviesan la novela, que "lo marcan todo" para Pachecho y con los que las 'protas' se encuentran en constante conflicto: ¿Cómo influye la clase social en nuestro futuro? ¿Realmente nacemos con las mismas oportunidades? Cuánta duda... Por eso le hemos preguntado por mail a la periodista, que también conduce junto a Andrea Gumes el podcast ‘Ciberlocutorio’, para que nos ayude a salir de dudas.
MÁS
Pregunta: La protagonista y Yaiza, su mejor amiga, son muy distintas y en el libro, la historia se ambienta en el momento en el que cada una empieza a madurar y se plantean tomar rumbos diferentes. ¿Puede reflejar ese momento en el que crecemos y sentimos que conectamos más con otra gente (por las inquietudes) y ves cómo te alejas de tus amigos de siempre? ¿En qué punto están ellas?
Respuesta: Sí, es justo ese momento en el que dos amigas empiezan a comprobar que existen diferencias entre ellas. Es el primer verano en el que empiezan a distanciarse, sin embargo siguen ahí… incondicionales. Aunque cada vez más aburridas, sobre todo la protagonista respecto a la otra.
¿Se avergüenza tu protagonistas de ser de barrio? ¿Cómo vive el salir de ahí?
Lo vive con frustración, con dolor, con incomodidad y vergüenza. Ella lo vive desde la desubicación. Piensa “No encajo”. ¿Quién son toda esta gente? ¿Dónde ha estado todo este tiempo? ¿Tengo yo algo que decir, algo que aportar? Es en el momento en el que la protagonista sale del barrio cuando entra en contacto con personas de otra clase social.
¿Qué importancia le da a la clase y al género?
Creo que son dos de los ejes fundamentales que atraviesan la novela. Es una historia clásica de iniciación, de paso a la vida adulta. En este caso, a la protagonista son esos dos asuntos los que más le van a marcar esta transición.
A todo esto, ¿cómo influye realmente la clase en una persona?
En todo, la clase marca quién eres, cómo te desarrollas social y profesionalmente, las condiciones materiales que tienes de partida, las oportunidades y futuros posibles, incluso tus actitudes y costumbres… Bourdieu diferencia entre el habitus de clase alta y el habitus de clase baja. La clase social marca en gran medida el acceso a determinadas esferas o círculos de poder. La clase social marca tu salud física y psíquica. La gente de rentas más bajas tiene menos esperanza de vida. Incluso, la belleza. La clase alta se reproduce con la clase alta y se puede costear, por ejemplo, tratamientos, aparatos dentales, spas, vacaciones. Relajarse y descansar también puede llegar a ser un privilegio, desgraciadamente. El trabajo o los trabajos más duros debilitan nuestros cuerpos y nuestros rostros. La clase lo marca todo.
¿Es determinante para una persona la familia en la que uno nace?
Totalmente.
¿La sociedad actual tiene conciencia de clase o era algo que preocupaba más antes?
Creo que el concepto clase obrera o clase trabajadora vuelve a estar de alguna forma más o menos presente. En la época precrisis se nos agrupó en una imprecisa y vaga clase media y todos nos lo creímos. Creo que el derrumbe de la economía y de las certezas ha venido con una progresiva recuperación de un concepto mucho más preciso y con una carga política mayor, como es el de la clase trabajadora. Aún así, yo me sigo discutiendo con amigos en el bar sobre qué es exactamente la clase trabajadora o quién se considera clase media. Sigue habiendo debate y a veces no es fácil ponerse de acuerdo.
¿Qué piensas de eso que dicen de que “todos nacemos las mismas oportunidades”?
¡Es como los Reyes Magos!
Ya hemos visto que con ser "listas, guapas y limpias” no lo teníamos todo hecho como pensaban nuestras abuelas… ¿Qué trabas crees que se ha encontrado tu generación para intentar hacerse un hueco?
Las más importantes, creo... Y no pienso que sea exclusivo de esta generación. Creo que hay esos clásicos que se repiten desde tiempos inmemoriales: la clase, el género, la raza… Todo eso sigue igual, no ha cambiado.
“Ahora todo es distinto. Tengo veinte años. A mi edad mi madre estaba casándose, yo solo reclamo dinero y estar sola en mi cuarto”. No tenemos las mismas aspiraciones que nuestros padres y, por ejemplo, en el entorno laboral nos encontramos mucha precariedad que nos impide “reclamar dinero”, ¿la precariedad ha marcado a los millennials?
La precariedad marca la coyuntura actual pero no creo que en el “precariado” como una masa uniforme de jóvenes o de personas. No todo el mundo es igual de precario. No es lo mismo trabajar en Berlín mientras aprendes alemán y haces un máster que currar en Barcelona y dedicar una parte de tu nómina a ayudar a tu madre. No es lo mismo tener que pagar un alquiler a no tener que pagarlo porque tu familia tiene pisos en propiedad. Quiero decir que, es posible que muchos trabajos se hayan precarizado, uberizado, pero igualmente las condiciones materiales de partida de la gente no son las mismas. Sigue siendo la clase social la que marca el individuo. Creo que es peligroso anidar a toda la generación millennial en una sola etiqueta.
Si la situación no fuese precaria, ¿crees que las aspiraciones generacionales cambiarían?
De nuevo pienso que es complejo simplificar o agrupar las aspiraciones de un montón de jóvenes solo porque pertenecen a la misma generación. Supongo que hay jóvenes por ahí, millennials como yo, con aspiraciones tochísimas de montar una empresa, convertirse en CEOs de algo, comprarse pisos como inversión y especular con la vivienda, o hacerse una garaje con coches de lujos… Quiero decir que no es la gente que yo tengo a mi alrededor, pero entiendo que existen y están por ahí.
En tu libro también hay sexo y una visión de él que hacen las mujeres desde el punto de vista la inseguridad y casi de la culpa, ¿has hecho ese retrato adrede para poner sobre la mesa ese sentir que han ido arrastrando muchas mujeres?
Sí, el libro se sitúa antes de la conciencia de clase y antes de la conciencia de género. Por ese motivo, la sexualidad que vive la protagonista es esencialmente patriarcal. Ella es complaciente, insegura y miedosa. ¡Todo le da miedo! Solo quiere hacer feliz a los chicos y ser una buena amante.
Leo que has recibido bastante mensajes privados de muchas chicas que se han sentido identificadas con tu novela, ¿pensabas escribir una novela generacional?
¡La verdad es que no! Tenía en la cabeza esta historia, pero tampoco era consciente de que tanta gente podría sentirse identificada. La verdad es que eso ha sido muy guay. Disfruto leyendo las historias que me cuenta la gente.
Si tuvieses que actualizar la frase de “listas, guapas, limpias” y escoger 3 rasgos importantes que crees que tendrían que ser las mujeres para poder conseguir “lo que se propongan”, ¿cuáles serían?
Yo si tuviera algún ser humano pequeño a mi alrededor le diría más bien lo contrario: mayor fealdad, más carácter y seguridad que inteligencia, más desorden, menos pulcritud, más bestias y más salvajes.