Drácula, más vivo que nunca: repasito a la historia del vampiro más famoso de todos los tiempos
No importa el tiempo que pase, 'Drácula' seguirá siempre vivo en nuestros corazones
El mito del vampiro ya existía antes de que Bram Stoker se sentara a escribir, pero este autor irlandés lo cambió todo
Da igual que nunca hayas visto una película, una serie o jamás hayas abierto un libro que lleve el nombre de 'Drácula' en el título. Sabes de sobra quién es, incluso tienes una imagen mental muy precisa de este personaje.
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El mito del conde más malvado de Transilvania, sin duda, ha vencido a la muerte, y ha ganado tanto peso en nuestra cultura que será muy, pero que muy difícil acabar con él. Todo el mundo ha sido contagiado con su leyenda.
La semana pasada se estrenaba en la plataforma de streaming Netflix la última adaptación de la historia del no muerto que mantiene su tipín y juventud eterna alimentándose de la sangre (y la vida) de los humanos que tiene más a mano. Y, la cosa es que, aunque no se hubiera estrenado esta serie sería pertinente hablar de uno de los personajes más universales de la literatura. Por eso, da igual que hayáis visto o no la serie, que hayáis leído o no la novela de Bram Stoker, que creáis o no en vampiros. Cualquier momento y situación es buena para revivir el mito de Drácula. Así que vamos allá.
¿Quién es Drácula?
Pues Drácula no es ni más ni menos que el protagonista de la novela homónima escrita por Bram Stoker y publicada en el año 1897 en Londres. Más de cien años lleva esta obra siendo relevante, ¿no es flipante? Y todo por lo bien escrita que está, claro, en estilo epistolar, es decir, como un conjunto de cartas escritas por varios personajes que van dando su visión de los hechos; pero, sobre todo, por la modernidad de los temas que trata y la fuerza de su personaje protagonista: el conde Drácula.
Este conde es un tío bastante creepy que vive a solas en un enorme castillo de Transilvania. Además, debe de tener buenas perras, porque se quiere comprar una propiedad en Londres. A través de Jonathan Harker, un abogado inglés que viaja hasta la residencia de Drácula para hacerle el papeleo, conocemos la personalidad y las peculiaridades del vampiro más famoso del mundo.
¿Y cuáles son esas peculiaridades? Pues... que vive de noche y duerme por el día, parece que no come nada, evita la luz del sol, no se refleja en los espejos, tiene el poder de la telepatía, se puede transformar en animal y que es bastante enrevesado y despiadado a la hora de conseguir aquello que desea.
¿En qué se basó Bram Stoker para escribir 'Drácula'?
Bram Stoker escribió una novela magnífica cuya lectura, más de cien años después, sigue siendo muy interesante. ¡Pero! Él no se inventó al vampiro. El mito de la encarnación humana del mal y el hombre que regresa de la tumba era más viejo que el chiste del perro Mistetas.
Bram Stoker hizo lo mismo que se está haciendo hora: coger cosas que ya existen y que más o menos todo el mundo conoce y renovarlo. Un reboot, como 'Cazafantasmas' pero ahora con mujeres. Pues 'Drácula' igual, la misma leyenda del vampiro que no muere pero ahora con ese toque inglés tan sofisticado.
El mito del vampiro tiene algo en común en las diferentes culturas: es un no muerto que se alimenta de los vivos, generalmente de su sangre, aunque también puede ser de su alma, como los dementores de Harry Potter, para mantenerse con vida.
Según Carl Gustav Jung, famosísimo médico, psiquiatra y psicólogo suizo, el mito del vampiro es la mejor manera que se nos ha ocurrido de representar el lado oscuro del ser humano. Representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más primitivos. Por eso Drácula siempre ha estado cargado de un fuerte erotismo y algunos vampiros o vampiresas te han podido llegar a resultar sexys.
El vampiro moderno encarnado en el personaje de Drácula reúne varias tradiciones y supersticiones nacidas, sobre todo, en Europa: la creencia de que la sangre da vida y rejuvenece y sienta fenomenal; el miedo a la enfermedad y al contagio, con el vampiro como un virus que si te pilla, tracatrá; y el universal deseo de ser inmortal y vivir joven para siempre.
¿Y lo de Vlad Tepes el emparador?
Pues sí, mucha gente piensa que el conde Drácula de Bram Stoker tiene referencias a un personaje real: Vlad III, conocido popularmente como 'el empalador'. Con ese apodo, está claro que este señor muy majo no debía de ser. El príncipe de Valaquia se ganó esa fama de sanguinario porque le encantaba empalar a sus enemigos otomanos y disfrutar de cómo se desangraban. Su crueldad era tal (o esa fama se crió) que sus actos eran conocidos a miles de kilómetros de sus dominios, llegando incluso a oídos del mismísimo Papa Pío II. Lo que pasa es que, como se cargaba a musulmanes, pues se le veía casi casi como un héroe. Muy bonito.
Su popularidad se transformó en leyenda y se escribieron muchas historias sobre él. Las más populares fueron las redactadas en lengua alemana. El mito del hombre que disfrutaba con la sangre de sus víctimas no había hecho más que empezar a extenderse por toda Europa. Siglos más tarde, el mismo Stoker reconoció haber sido asesorado por expertos en mitos de la Europa oriental, así que no es nada descabellado pensar que hay algún rasgo del Vlad Tepes mítico en su conde Drácula.
También se ha nombrado como personaje histórico del que pudo beber Stoker a la condesa húngara Erzsébet Báthory, una mujer que, según cuenta la leyenda, se bañaba en sangre de chicas jóvenes para conservar su belleza para siempre.
Drácula y la producción cultural (las pelis, series y libros, vamos)
'Drácula', la novela de Bram Stoker, no fue el primer libro de vampiros de la historia. Aunque, sí, ha sido el que más impacto cultural ha tenido. Autores como Polidori, Charles Nodier, Hoffmann, Samuel Coleridge, Sheridan Le Fanu, Teophile Gautier ya habían hablado del mito del vampiro con anterioridad. Sin embargo, sí se podría decir que el antes y el después lo marca la obra de Stoker.
Desde su publicación, en 1897, el personaje del conde Drácula se ha convertido en un icono cada vez más potente en nuestra cultura. Y su historia, en una semilla inmortal de la narrativa. Como explican Jordi Balló y Xavier Pérez, el príncipe de las tinieblas, el mal decimonónico, fue representado tan magistralmente en la novela de Stoker y tuvo tanto éxito que el cine enseguida quiso hacer sus propias adaptaciones explotando el tema de la seducción del extranjero, el mal nuclear, el hogar amenazado o la contaminación sutil.
Si tuviéramos que enumerar aquí todas las películas, novelas, cómics, series de televisión y cualquier otro producto cultural que adapta la historia de 'Drácula' creado entre 1897 y la actualidad no acabaríamos jamás y, encima, se nos olvidaría alguno. Y eso solo si hablamos de las obras que vuelven a la historia del conde. Si queremos nombrar aquellas que han sido inspiradas por el reboot de Stoker, entonces no podríamos hacer otra cosa que decir títulos desde ahora hasta la hora de nuestra muerte, amén.
¿Las más destacadas? Sería un crimen mayor que alimentarte de la sangre de gente que llega a tu castillo no hablar en este artículo de 'Nosferatu', de Friedrich Wilhelm Murnau; 'Drácula' de Tod Browning, con Bela Lugosi como protagonista; 'Drácula' de Terence Fisher, con Christopher Lee en el papel del vampiro; 'Drácula de Bram Stoker' de Francis Ford Coppola; y, por supuesto, 'Drácula, un muero muy contento y feliz', parodia de las adaptaciones clásicas protagonizada por Leslie Nielsen, ¡mi favorita!
Cada una de estas revisiones ha aportado, con mayor o menor gracia, una característica nueva al personaje del conde. Por ejemplo, en la última adaptación de BBC y Netflix, estrenada recientemente, se ha dotado a Drácula de una nueva sexualidad, convirtiéndolo en un personaje abiertamente bisexual, lo cual ha generado, como cualquier cosa que ocurra hoy en día, mucha polémica. ¡Nos gusta más enredarnos en discusiones tontas que a Drácula lamerse los colmillos después de cenar!