El último ejemplo de ello es el éxito de las Kaplan Twins, las gemelas que pintan cuadros con sus glúteos -con títulos tan sutiles como “Me senté en tu cara” y precios que superan los mil euros- y que se acuestan desnudas con juguetes infantiles… por amor al arte. Al arte y al dinero, of course.
Allie y Lexie Kaplan fueron fichadas con tan solo ocho años para emular a las hermanas Olsen, -con las que guardan un indudable parecido- en diversos spots publicitarios, pero su carrera como artistas no comenzó como dobles de las Olsen Twins. El pistoletazo de salida de su proyecto tuvo lugar durante su último año como estudiantes de arte en la Universidad de Nueva York, donde pintaban a cuatro manos su insólito imaginario. Las hermanas hicieron un cuadro en el que Allie aparecía -¡sorpresa!- prácticamente desnuda e invitaron a sus compañeros de clase a adornar su dibujo con helado. Pero en esta fantasía de Willy Wonka faltaba algo de sexo, y las gemelas decidieron cubrir sus glúteos de chocolate y terminar por adornar con ellos el cuadro. Por si fuera poco, su madre -que vive con ellas- ejerció de fotografía improvisada para inmortalizar a sus hijas y decidió que la forma perfecta de capturarlas era cubrirlas con fresas. Como lo oyes. Fresas. Así que fue a la nevera y trajo las frutas de la pasión para “accesorizar” a sus hijas con ellas. Sobra decir que la intrépida madre no es pobre, porque las estridencias elevadas al plano artístico rara vez se las puede permitir alguien que no goza de una voluptuosa cuenta corriente. Prueba de ello es que las obras de sus gemelas compartan habitación con obras de Jeff Koons y Damien Hirst.
Las gemelas también han pintado escenas de los vídeos sexuales de Paris Hilton y de Kim Kardashian. El motivo por el que se centraron en Kim fue abrir un debate acerca de si la celebrity le debe su fama a ese vídeo y si realmente lo utilizó como herramienta para lograr el éxito. Si tenemos en cuenta que su madre, Kris Jenner, estuvo metida en el ajo, no sería de extrañar que estas gemelas que posan desnudas ante la suya sientan empatía por las Kardashians.
Tampoco sería de extrañar creer que tanto Paris como Kim las odian, pero las gemelas han compartido en sus redes una fotografía en la que posan con la oxigenada mujer con nombre de capital parisina y han colaborado con Khloe Kardashian en su firma Good American. No solo crearon diseños en los que pintaron a la hermanísima a mano -vestida, esta vez, porque se trataba de ceder ropa, no carnaza-, sino que participaron en una charla en una pop up store junto a Khloe. Al fin y al cabo, si hay algo que les guste más a las Kardashians que los selfies y los artificios es la controversia.
Su obsesión por el sexo y los desnudos proviene de su afán por sorprender y hacer al público reaccionar. Por ello, las imágenes hackeadas de celebs como Rihanna también han pasado por sus lienzos, aunque siempre desde el respeto. Por ejemplo, las fotografías de Jennifer Lawrence, que tildó de crimen sexual lo ocurrido, no forman parte de su obra. Sí lo hacen las de las celebrities que muestran sin pudor su cuerpo, como Amber Rose y Emily Ratajkowski. El objetivo de su obra es ahondar en el gusto que siente la gente al rebuscar en la vida privada de los demás y en poder convertir en algo artístico semejante vulneración a la intimidad.
Por supuesto, las Kaplan no solo explotan el cuerpo de las demás, sino que hacen del suyo otra de sus herramientas artísticas. Su serie #SatOnYourFace incluye retratos de artistas conocidos adornados usando sus glúteos cubiertos de pintura como pinceles cárnicos. Ah: la serie también cuenta con una imagen de Donald Trump en cuyo rostro, por descontado, también se han sentado. La pieza en cuestión costaba 750 dólares.
Las gemelas se dieron cuenta de que las fotografías en las que aparecían ellas recibían más likes que aquellas en las que mostraban sus obras, por lo que se animaron a integrar los objetos artísticos dentro de su vida. Así nació la serie Toy Boys, para la que compraron diversos muñecos infantiles con los que durmieron desnudas. El dulce despertar consistió en ponerlos a la venta en su Instagram, y todos se vendieron en las 72 horas siguientes por 333 dólares la unidad. Y nosotros que creíamos que unas caricias mañaneras eran oro…
Quieren ser las Andy Warhol de su generación y no tienen miedo de utilizar sus redes y sus cuerpos para conseguirlo. Mientras que muchos se plantean si lo que hacen es realmente arte o mera pornografía, las gemelas hinchan sus cuentas corrientes sin importarles si hay braguetas de por medio que terminan inflándose al ver sus instantáneas.
Lo que sin duda sería arte sería que Donald Trump pusiera su retrato adornado a base de culetazos pictóricos en su despacho presidencial. Eso sí que merecería un YASSS por todo lo alto.