Lo que 'Bojack Horseman' nos ha enseñado sobre el miedo a engordar tomando antidepresivos
Bojack Horseman es una serie de animación estrenada en Netflix en 2014
Uno de los personajes principales de la serie, Diane, engorda al tomar antidepresivos
Hace unas semanas se hizo viral un artículo cuyo titular trataba de cuestionar si realmente merece la pena tomar antidepresivos sabiendo que van a hacerte engordar. No vamos a criticar ese texto, ni armar ninguna polémica sobre el contenido del que hablaba. Pero por el Día Europeo de la Depresión nos parecía interesante hacernos esa misma pregunta. Además, como nos encantan las series que explican la vida sin tapujos, como es el caso de ‘Bojack Horseman’, para responderla vamos a tomar como referencia al personaje de Diane. Y sí, se vienen spoilers, aunque no son fundamentales en la serie. Esto no es 'Juego de Tronos', podemos hablar de cosas que ocurren en la serie y disfrutarla igualmente.
'Bojack Horseman', cuyo protagonista es un (caballo) actor fracasado que vive en su propia burbuja y espiral de autodestrucción, nos permite vivir tanto el crecimiento personal de su protagonista durante las seis temporadas que dura, como el de los personajes más cercanos que le rodean. Uno de estos es Diane.
MÁS
Diane, paradójicamente, es el personaje que más estable emocionalmente se mantiene durante gran parte de la serie, y no es hasta el final (perdón por el spoiler nuevamente, pero no es para tanto) cuando se desmorona su salud mental y cae en una depresión. Es en este momento cuando su pareja, viendo el estado en el que se encuentra, le recomienda pedir ayuda y ella se niega, alegando que en otras ocasiones ya ha tomado antidepresivos y no le gustan porque, entre otras cosas, la hacen engordar.
Aunque estamos analizando de una trama de ficción, este pensamiento está muy latente en nuestra sociedad actual. Y aunque estamos en 2020 y la salud mental ya no sea un tabú, sino que se ha convertido en uno de los temas principales en el debate colectivo, la gordofobia sigue estando más vigente que nunca.
El miedo al rechazo por no encajar con los estándares normativos de la sociedad en la que vivimos hace que mucha gente posponga su salud mental “para otro día” por miedo a engordar. Por otro lado, parece que la depresión se ha romantizado, y muchas veces la imagen que se da de chica deprimida es la de una mujer lánguida, flaca y triste que fuma junto a la ventana. Eso mola, pero estar gorda y depresiva ya es otro cantar.
La depresión, un trastorno lleno de clichés
Cuando tienes depresión no siempre estás delgada y lánguida mirando por la ventana, del mismo modo que tampoco tienes por qué estar gorda y rodeada de pizzas y patatas fritas. Al final, cada uno vive su estado emocional a su manera y no todo el mundo procesa las cosas de la misma forma, influyen miles de factores. Es más, puedes estar con depresión y perder mucho peso porque no te entra nada en tu estómago o hincharte a chocolate por el chute momentáneo de endorfinas que te produce la ingesta de ciertos alimentos, casi siempre ultracalóricos, que te dan esos segundos de paz que tanto desea tu cerebro.
Los desórdenes alimentarios (o TCAs, Trastorno de la Conducta Alimentaria) en el entorno de la depresión pueden venir por ambos caminos, tanto por la sobreingesta como por la falta de alimentación. La única diferencia está en que cuando estás delgada nadie se mete en tu vida ni en tu dieta ni en tu talla, porque se asocia automáticamente con La Auténtica Salud™, e incluso con una idea de éxito. “Y ¿cómo lo has hecho?” o “pásame tu dieta” pueden llegar a ser algunas de las frases más escuchadas e incluso si llegas a contestar explicando tu estado de salud mental, cuidado, que te puede caer un: “Bueno, pues te ha venido hasta bien”. Con esta presión sobre nuestros cuerpos, ¿cómo no nos vamos a preocupar por si algo puede cambiar nuestro físico?
Los TCA son la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los adolescentes. Los estudios sobre la frecuencia de estos trastornos muestran un aumento preocupante, sobre todo en la población de mujeres jóvenes. El inicio de los trastornos de la conducta alimentaria suele ocurre entre los 14 años y los 20, y no hace falta que digamos que hoy en día con 14 años ya te puedes haber probado todos los filtros disponibles en Instagram y te has podido creer que los retoques de las actrices a las que sigues son su cara natural.
Stop intentar alcanzar unos estándares de belleza imposibles
La sociedad impone una serie de estándares de belleza desde la más tierna infancia. Los bebés nos gustan regordetes, y los adolescentes, estilizados. Esta “pandemia'' de personas con miedo a algo tan vital como alimentarse es el resultado de estos modelos idealesa imitar y ha tenido un impacto mayor que la del coronavirus.
Es importante que hagamos el click mental de que un tratamiento es una solución, no un problema. No importa si las pastillas me van a engordar o no, las cuales, por cierto, y desde nuestra opinión personal, no son una píldora mágica que en cuanto la tomas se arregla todo, y si no se acompañan de otros tratamientos como la terapia psicológica adecuada para ti, se pueden quedar en nada. El tratamiento simplemente te puede ayudar a tener una calma física que puede contribuir a invertir tu energía en algo más que estar en la cama y lamentarte. El problema está en preferir este sufrimiento al de atreverse a tener sobrepeso públicamente y ser penalizada por ello a todos los niveles posibles.
Y eso es precisamente lo que hace Diane en Bojack. Diane es una chica supernormativa, que siempre viste pantalón ajustado y chaqueta verde. La hemos visto durante todas las temporadas estar dentro de los cánones de belleza de la sociedad y parece que nunca ha tenido ningún problema con su físico. Además, es de los pocos personajes con forma humana. Así, la serie, sin decir nada más, nos muestra a una Diane que ha sufrido un cambio físico brutal vistiendo la misma ropa en la que ya no entra, una suerte de ‘Thor gorda’ en Avengers: Endgame (Marvel). Nos muestra, sin ponerlo en palabras, que ha tomado la decisión de comenzar a tratar su depresión. Claramente es uno de los momentos más impactantes de la serie, estés o no en contra de la gordofobia.
Pero Diane mira a su pareja y la sonrisa con la que la recibe hace que todo el impacto caiga. Porque con esto la serie le manda un mensaje muy claro y directo al espectador: no importan los kilos, importa que estés bien mentalmente, y para su pareja (que ahora sí es la buena) es más importante que haya tomado la decisión de tratarse para volver a ser la persona que era, que el hecho puntual de que no le entre la chaqueta.
Y es a partir de ahí cuando la serie mantiene al personaje de Diane con el mismo físico, e incluso cambia su ropa, que se había mantenido constante durante tantas temporadas. Cuando sus amigos la vuelven a ver, no hacen tampoco ninguna mención a su cambio físico. Diane es Diane, pese los kilos que pese.
¿Merece la pena tomar antidepresivos si estos me hacen engordar?
La moraleja es fácil de pillar: cuando te encuentras bien y tienes estabilidad mental, es mucho más fácil que te sientas a gusto con tu cuerpo, sea como sea. No así al revés. Es cierto que hay gente que engorda cuando toma antidepresivos y gente que no. Hay gente a la que le producen anorgasmia y gente a la que no. Hay gente que “se cura” yendo al gimnasio o meditando y gente que se echaría a llorar sólo de pensarlo. El papelito de los efectos secundarios de los antidepresivos suele ser tan largo que podrías calzar una mesa con él, y nosotras no somos médicas, farmacéuticas ni accionistas de Mr. Wonderful como para poder opinar a ciertos niveles, pero sí que tenemos un par de experiencias al respecto del sufrimiento psíquico en la actualidad.
Por ello, y dicho todo esto, retomamos la pregunta del principio. ¿Merece la pena tomar antidepresivos si estos me hacen engordar? Esta es nuestra respuesta: merece la pena hacer todo lo que sea necesario por nuestra salud mental. Porque, mi gente, vida solo hay una y si no nos cuidamos, nos la vamos a pesar penando. Obviamente, no estamos hablando de un tónico milagroso que te cure todos los males ni tampoco nos financia ninguna farmacéutica. Pero si te ayuda, sigue con ello.
Y si no, sigue buscando cuál es tu camino para salir de ahí, pero amiga, amigo, amigue: porfa, no te des por vencide.