Bob The Drag Queen: “Estar expuesto a la diversidad te hace más tolerante”
Bob The Drag Queen es el nombre artístico de Caldwell Tidicue, ganadora de la octava temporada de RuPaul's Drag Race
Lleva trece años dedicándose al mundo del drag y ahora 'draguea' a otras personas en 'We're here' (HBO)
"El drag me ha salvado la vida, porque me ha permitido conocer a personas amables y tolerantes"
“Purse first!” (el bolso por delante). Ese es el grito de guerra de Bob the drag queen, superestrella travesti y ganadora de la octava temporada de Rupaul’s Drag Race –el reality que ha llevado al gran público el fenómeno drag, y que cuenta con trece temporadas, varios spin offs y versiones internacionales–. Detrás de este inconfundible personaje está Caldwell Tidicue, un actor y cómico que encontró entre el artificio de pelucas y uñas postizas su vocación y su lugar en el mundo. “El drag me ha salvado la vida, porque me ha permitido conocer a algunas de las personas más amables y tolerantes que me he cruzado nunca”, explica desde Nueva York, en conexión vía zoom con Yasss.
Precisamente ese poder transformador que se vale del disfraz y el escenario es lo que pone en práctica junto a sus compañeras Shangela y Eureka en 'We’re here', formato de HBO que acaba de estrenar su segunda temporada: en pueblos y pequeñas ciudades de Estados Unidos, ayudan a personas en situaciones personales difíciles a aceptarse o a superar sus miedos a través del drag. La mayoría de esas personas son LGTBIQ+. “En el programa nos centramos en personas queer de esos pueblos, porque son personas cuyas historias no se suelen contar, y se sienten invisibles”, explica Bob.
MÁS
Un origen que a ella no le han tenido que explicar. “Soy de una ciudad pequeña [Columbus, en Georgia, tiene 200.000 habitantes], y me fui joven de allí, por lo que no llegué a construir una comunidad”, recuerda. Ahora, a raíz de este programa, visita pueblos y ciudades “que tienen una comunidad queer bien interesante, lo cual me choca. Yo soy de esas personas queer que se fue a la gran ciudad para poder ser quien era, y pensaba que esa era la historia de todo el mundo. Pues Mari, no lo es”.
De hecho, hay una palabra para ese fenómeno: sexilio. Muchísimas personas LGTBIQ+ se han visto obligadas a trasladarse a ciudades grandes lejos de sus lugares de nacimiento, con el objetivo de que su orientación sexoafectiva o su identidad de género no les causara problemas en los sitios donde nacieron. “La sexualidad no está escrita en piedra, casi siempre es un proceso”, cree Bob, y esa búsqueda es más sencilla en un lugar donde no te conocen.
Para una persona negra y queer había muy, muy pocas opciones en Nueva York
En el caso de esta drag queen, también interfería su objetivo de dedicarse al artisteo. “Me mudé a Nueva York hace trece años para ser actor y cómico, pero para una persona negra y queer había muy, muy pocas opciones. Y las personas con las que competía por esas opciones, creo sinceramente que tenían más talento que yo”, comenta con una risotada. Asegura que se presentaba “literalmente a los mismos castings que Tituss Burgess (el mejor amigo de la protagonista en 'Unbreakable Kimmy Schmidt') o Billy Porter ('POSE')… y los dos cantan mejor que yo”.
Explosión drag
Si el transformismo, como se ha denominado tradicionalmente al arte de jugar con el género en el escenario, ha sido durante décadas una actividad relegada a la noche y al entretenimiento menos sofisticado, desde hace unos años la percepción ha cambiado de manera radical. “Veo cómo el drag es increíblemente popular ahora. Yo mismo soy producto de eso, porque jamás había hecho drag antes de ver Rupaul’s Drag Race. Pero en cuanto me crucé con un episodio, quise formar parte de lo que estaba viendo”, reflexiona Bob, que además de su paso por televisión ha participado en cine y tiene varias canciones en el mercado.
“No sé si el drag está en su apogeo de popularidad, porque eso querría decir que ha alcanzado su punto más alto y que lo que viene es la caída”, responde ante la pregunta de si el travestismo está en su mejor momento. “Llevo haciendo drag trece años y creo que el mundo a cambiado mucho desde entonces, gracias a dios. El drag es un hobby y, para cada vez más gente, una profesión. El arte del drag se ha convertido en algo popular y también en una aspiración, en un camino que puede llevar al éxito, como la música o la interpretación”.
Dignidad y visibilidad
Esa edad de oro del drag ha coexistido en Estados Unidos con el mandato de Donald Trump, alguien abiertamente en contra de los avances en derechos LGTBIQ+, y con el movimiento Black Lives Matter. “Hemos tenido un gobierno contra las personas queer durante cuatro años, pero como persona negra que ha vivido siempre en América, no me resulta extraño escuchar a políticos oponerse a mí y a mi gente”, comenta sarcástica. “Para muchas personas blancas ha sido traumático, y yo era en plan: cariño, esto es un martes cualquiera para mí”.
¿Ha hecho emerger esa situación algo positivo? “Creo que hemos sido capaces de unirnos, de mantener nuestra dignidad”. ¿Y cuál es su esperanza en el futuro? “Espero que tengamos cada vez más visibilidad, que la gente sea expuesta a la diversidad del mundo”.
Esa diversidad que tantas personas solo pudieron encontrar marchándose lejos de su hogar, a la gran ciudad. “Muchas veces la gente de ciudades grandes es más tolerante, simplemente porque ha convivido con una diversidad visible. Es más fácil decir ‘odio a los musulmanes’ si jamás has conocido a ninguno, si no has tratado con ninguno”, concluye Bob. “Si tu vecino de arriba es musulmán y te intercambias recetas con él, o vuestros hijos juegan juntos, estás más protegido contra esos discursos de odio que se propagan en los medios y que, para mucha gente, es lo único que escuchan sobre esas personas”. Cuando tu color de piel y tu identidad sexual te han colocado en la diana, más vale entrar en los sitios con el bolso por delante.