Cuando oyes las palabras "Historia del Arte" quizás solo puedas pensar dos cosas: o qué rollo, o qué buena era esa canción de Las Bistecs. Pues tanto Miguel Ángel Cajigal Vera (A Coruña, 1981), como su cuenta en redes sociales @ElBarroquista y su libro 'Otra Historia del Arte' tienen mucho más que ver con el dúo de subnopop que con la asignatura que, quizás, si eras de letras, estudiaste en Bachillerato.
"Cezanne y las frutas, ¡qué pesao!", Monet y los picnics, ¡qué pesao!", cantaban las catalanas. Y el historiador del arte gallego titula así su primer libro: "No pasa nada si no te gustan Las Meninas". ¡Vaya! Parece que algo está cambiando. Porque, quizás, una de las principales razones por las que alguna vez pensamos que la Historia del Arte no era para nosotros era porque nos obligaban a admirar obras que igual nos daban un poco igual o que no sabíamos ni por dónde cogerlas.
Tanto desde sus redes sociales, donde reúne una comunidad de más de 100.000 personas solo en Twitter, como en su libro 'Otra Historia del Arte', Miguel Ángel, que también es director del Máster en Educación en Museos y Espacios Culturales de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, defiende que disfrutemos del arte como nos dé la gana, sin prejuicios y con total libertad.
Hasta Encarnita lo tenía claro: ¿a quién no le va a gustar un baptisterio romano del siglo I? Y es que es imposible que no te guste ni una sola obra de arte de la historia de la humanidad, lo que no nos gusta es que nos las metan por el ojo porque sí, porque salen en los libros o porque están colgadas en la sala principal de un museo. Charlamos sobre todo esto con El Barroquista.
¿Qué es una obra maestra?
Es una obra de arte sobre la que se ha generado un cierto consenso en que es más importante que las demás. Esta es la interpretación actual, porque en realidad el origen del término es un poco diferente. Una obra maestra, se puede decir, era la obra que un artífice tenía que hacer para demostrar que podía tener su propio taller y podía enseñar. La idea original estaba más cerca de lo que hoy llamaríamos un trabajo fin de carrera. Pero a nivel cultural, hoy en día la usamos un poco como cima del arte. Yo creo que se exagera mucho con esta impresión, y que tenemos un poco de inflación de obras maestras.
¿Cuáles son los criterios mínimos que debe cumplir una obra maestra para ser considerada como tal?
Que sea una obra que haya generado consecuencias. Y cuantas más consecuencias haya tenido, más maestra será. Como Las Meninas. Ha habido miles de artistas que se han fijado en esta obra. Estas obras que sirven de referente y crean escuela sí que serían las que podríamos llamar obras maestras. Pero creo que la veneración por las obras maestras es algo que deberíamos desterrar un poco, porque al fin y al poco, son obras importantes pero no tienen por qué gustarte más o menos que otras.
¿Por qué es necesario estudiar Historia del Arte en el instituto?
Porque es la disciplina que te da una visión más completa de la historia de la cultura, de las mentalidades, ideologías, aspectos políticos, económicos, sociales… Siempre que sea una historia del arte bien hecha y bien contada, puedes aprender el contexto, los procesos artísticos, los aspectos culturales y filosóficos de una época. Las obras de arte nos dan información sobre su época, y es necesario tenerlo en cuenta.
¿Por qué decidiste tú estudiar Historia del Arte?
A mí me gustó desde que la descubrí. La primera vez que tuve que hacer un trabajo en el instituto fue un gustazo, y me encantó ver cómo a partir del análisis de un edificio se podía aprender sobre la gente que vivió en él, la sociedad que lo había construido, y además, claro, a nivel estético, que también me gustó mucho. Poco después me di cuenta de que eso era lo mío. Se juntaron dos cosas: me interesaba mucho y se me daba bien.
Más o menos todos tenemos una obra artística favorita. La tuya, lo dices en tu libro, es Las Meninas. ¿Qué dice de nosotros el tipo de arte que nos gusta?
Creo que elegimos nuestra obra de arte favorita un poco por las circunstancias en que la conocimos. Son muchos factores, y muchos de ellos son emocionales, es algo muy personal. Además, también hay que tener en cuenta que muchas veces no nos gusta una obra por su calidad, si es que eso se puede medir, son otros motivos. ¿Cuántas veces nos hemos puesto una película y nos ha aburrido solo porque no teníamos el día, cuando a todo nuestro entorno le gusta? Y también ocurre al revés. Nuestra relación con las obras de arte, creo, está muy marcada por la percepción concreta del día que la viste, y cómo asociamos esas obras de arte a una serie de sensaciones.
Tu ensayo se llama 'Otra Historia del arte'. En este momento, las nuevas perspectivas están más de moda que nunca. Feministas, anticolonialistas, LGTB… ¿desde qué punto está escrita la tuya?
Yo no soy especialista en perspectiva de género, por ejemplo, pero una cosa que yo sí reivindico mucho es que yo tengo que saber aplicar estas perspectivas. Es una metodología, de hecho, la perspectiva feminista es una de las cosas más importantes que le han pasado a la Historia del Arte en el último siglo, ha abierto numerosos campos nuevos de conocimiento. Y aunque yo no sea especialista, como investigador yo tengo que saber aplicarlo. En el libro planteo una Historia del Arte sin prejuicios, porque hay que estar actualizados y hay que vivir en 2021.
Las redes sociales han ayudado mucho a la difusión de otro tipo de expresiones artísticas que no llegan a los grandes museos, ¿esto cambiará la historia del arte?
Creo que las redes han popularizado determinadas obras de arte, incluso el debate sobre la Historia del Arte. Y las plataformas digitales, es evidente que han cambiado nuestra vida, lo han cambiado todo, así que también encontramos proyectos muy interesantes que incluyen las redes en la expresión artística. Instagram, por ejemplo, ha cambiado la forma en la que un artista se relaciona con su público. Esto cambia la idea de que tener una obra de arte original es solo para gente muy rica, pero tú entras en Instagram y descubres que no, que hay pintores o ilustradores que hacen cosas que te gustan y tú te puedes comprar una pieza para tu casa. Ha cambiado de manera radical, y creo que solo estamos viendo el principio, ya que las redes sociales son relativamente jóvenes.
¿A ti cómo te han cambiado las redes sociales?
A mí me han puesto en contacto con un montón de gente que sabe más que yo, y por otro lado me han dado una audiencia, un grupo de gente que se interesa por lo que pueda decir. Esto, sin redes sociales, habría sido inviable. Yo daba mis conferencias, mis clases, pero el alcance era muchísimo más pequeño. Y no es cuestión de cantidad, es cuestión de que hay mucha gente que no va a ir a una conferencia o se va a matricular en un curso de Historia del Arte, pero sí va a mirar Twitter o Youtube. Gracias a estos nuevos canales mucha gente está descubriendo que le interesa esta u otra disciplina, y esta es la clave.
Si una persona solo tuviera tiempo para ver una sola obra artística en España, ¿cuál le recomendarías tú?
El Guernica de Picasso. Es una respuesta muy típica, pero creo que El Guernica representa a un artista que se somete a sí mismo a la posteridad. Es muy raro tener a una persona que está creando una obra de arte sabiendo que el resultado de su trabajo va a hacer historia. Siempre se habla de ese bloqueo creativo que tuvo Picasso cuando estaba pintando el Guernica, y siendo él un artista muy experimental y muy trabajador, de estar trabajando catorce horas al día en el taller, yo no sé si ese bloqueo no vendría un poco por ahí, porque él era consciente de que todo el mundo le estaba mirando. Y yo creo que esa obra representa eso, independientemente de que habla de un episodio fundamental en la historia de España, también es la obra más conocida del arte español, pero al margen de eso, su concepción siempre me ha parecido muy interesante. Yo la recomendaría, aun sabiendo que hay mucha gente a la que no le gusta Picasso, y no pasa absolutamente nada.
Y como fan de Las Meninas, ¿qué te pareció a ti el famoso vídeo de "Velaske, yo soi guapa?
Me parece una genialidad. La pena que me da es que no existan más cosas así. A lo que entre comillas llamamos alta cultura hay que abrirle las ventanas para que le entre un poco de aire fresco, y ese vídeo me pareció muy divertido. Me reí muchísimo y corrí el riesgo de que se me pegase demasiado, porque hubo días que me lo escuché cuatro o cinco veces. También creo que el personaje de Velázquez en 'El Ministerio del tiempo' ha hecho un poco lo mismo, desdramatizar y acercar a un personaje histórico al público y crear un cierto vínculo afectivo con la gente, aunque ese Velázquez que vemos ahí no tenga nada que ver con el histórico, es que no sabemos cómo era el carácter real del pintor. Pero es muy importante desencorsetar la historia del arte y quitarle olor a naftalina.