Qué hacemos con los influencers que promocionan productos para adelgazar

El verdadero escándalo surgió a raíz de una publicación de Kim Kardashian. Como todo en esta vida. Todo empieza y acaba en Kim Kardashian, cuanto antes lo aceptemos, mejor para todos. Kim posaba en su cuenta de Insagram chupando sensualmente una piruleta. Hasta aquí todo ok. Ni que fuera la primera vez que la influencer-reina se pone sugerente.
El problema es que esa piruleta prometía conseguirte un vientre plano: "Lo sabemos, babe (nena), no todos tenemos tiempo para mantener nuestro estómago plano. Cada una de nuestras piruletas ha sido diseñada para darte un empujoncito justo donde lo necesitas. Da igual si quieres limpiar tu organismo o perder unos pocos kilos, tenemos lo que necesitas para conseguirlo". Así se anuncia en su página web esta increíble piruleta.
En su momento (esta publicación apareció en mayo) Kim Kardashian fue muy criticada por algunos usuarios por hacer publicidad de un producto como este. Incluso algunos presentadores de televisión comentaron el ¿desafortunado? post de la influencer. Jameela Jamil llegó a decir abiertamente en su programa que Kim era una influencia muy tóxica para las chicas jóvenes.
La pregunta es... ¿dónde está el problema? Son influencers. Trabajan con marcas. No defiendo a muerte a la Kardashian (aunque lo haría si me diera un par de milloncejos de esos que tiene, porque en el mundo del capitalismo todos tenemos un precio) pero quiero hacer una reflexión sobre cuál es el verdadero problema aquí.
¿Qué es un influencer?
Tendemos a pensar que un influencer es una persona superguay a la que le va genial todo en la vida y mola tanto que tiene un montón de followers. Creemos que los influencers son modelos a seguir, gente en la que confiar, y si estamos ya un poquito tararí, también podemos llegar a pensar que son nuestros amigos. Porque nos enteramos de todo lo que hacen en su día a día, los conocemos mejor que a nuestros primos los de Cuenca.
Pues no. Un influencer no es una persona que tiene muchos followers. Un influencer es una persona que maneja una comunidad de usuarios para obtener un beneficio. Aunque el moderno de tu primo se viniera de Cuenca a la capital y se tiñese el pelo de rubio platino y haya conseguido 10.000 followers en Instagram, no será un influencer de verdad hasta que no consiga vivir de sus redes.
¿Y cómo vive uno de sus redes sociales? Haciendo colaboraciones con marcas. O, si ya eres megainfluencer, creando tu propia marca. Y haciendo publicidad. Más discreta o más descaradamente. Pero vamos, publicidad. Vendiéndote un vestido, un reloj o un viaje a Mallorca.
¿Qué es el libre mercado?
O mercado liberal, o liberalismo económico... llámalo como quieras, porque total, yo de economía solo manejo conceptos muy básicos, así que no te puedo dar muchas lecciones. Pero, al menos, sí sé que es el sistema económico en el que vivimos, vamos, el capitalismo de toda la vida.
El capitalismo permite que el mercado sea libre, es decir "de todos", del que se lo gane, que las empresas surjan y caigan y que "todos" tengan las mismas oportunidades para ganarse los dineros. Mentira. Pero ese es otro tema. La cosa es que nuestro sistema económico es una jungla y al final ganan los que ya tenían dinero de antes.
Y como el mercado es libre, cada uno puede poner a la venta el producto que le dé la gana (siempre y cuando sea legal) y venderlo como le salga de la pepitilla. ¿Que la gente quiere adelgazar? Pues le damos productos para adelgazar. La ley de la oferta y la demanda, cariño. Y, mejor todavía: ¿que la gente está desesperada por adelgazar y se gastaría el dinero en cualquier cosa que le vendamos bien? ¡Venga esas pastillas, esas cremas y esas piruletas si hace falta! Y espera, espera, ¿qué me dices? ¿Que la gente ya se ha cansado de la publicidad tradicional y que las nuevas generaciones están más pendientes de su móvil que de la televisión o las revistas de papel? Ningún problema: le metemos la publicidad en sus redes sociales.
¿Qué hago yo, me mato?
No, aquí no tiene que morir nadie. Ni tú ni la influencer que vende piruletas para tener un vientre plano. Tú lo que tienes que hacer es espabilar: estar informado, entender cómo funciona el mundo en el que vives. Cuanto más leas y aprendas más capacidad crítica desarrollarás. Esa capacidad crítica te hará menos influenciable (aunque todos lo somos, al fin y al cabo, pero hay gente que pica con cosas muy evidentes y hay gente que se para a pensar antes de picar) y te permitirá que, cuando veas a la Kardashian con un chupachups en la boca, no te asalte el pensamiento de "ella tiene el cuerpo que yo quiero, si lo ha conseguido a base de comer piruletas... entonces pagaré lo que haga falta por tenerlas".
¡Es obvio que el cuerpo de Kardashian no se ha esculpido a base de caramelos, por muy adelgazantes que sean! Por eso ella fue tan juzgada, porque estaba haciendo publicidad engañosa. Y como no todo el mundo lee, aprende y tiene un pensamiento crítico, se compra las piruletas. Y gana la empresa, gana Kim y tú te sientes como si hubieras ganado. Todos contentos.
Así que el problema no está en Kim Kardashian. El sistema económico en el que vivimos permite que cada uno hagamos lo que queramos, compremos lo que queramos, donde queramos y, si somos una empresa (las Kardashian lo son), vendamos lo que queramos.
El problema está en nosotros, como sociedad, que seguimos valorando el físico por encima de lo intelectual, por ejemplo. Porque eso es lo que nos han hecho creer y nosotros ni siquiera lo hemos cuestionado. Que endiosamos a gente que no tiene ningún talento (y luego nos quejamos de que los influencers son medio tontos). Que gastamos nuestro dinero para paliar nuestras emociones, no para cubrir nuestras necesidades. Y luego lloramos. Y gastamos más dinero. Y todos, de nuevo, contentos.
