En rebajas hay que comprar bragas y otros siete consejos útiles
1. Compra bragas no tendencia
Hace unos años leí un artículo (que nunca he vuelto a encontrar) que en tiempo de rebajas “no había que comprar tendencia, había que comprar bragas”. Y se me quedó grabado a fuego: “bragas, bragas, bragas. No tendencia”. Y siempre me lo he repetido como un mantra cuando llega esta época.
Es difícil, lo sé. Porque con las tiendas llenas de montones de cosas para lucir de puertas para fuera a nadie le apetece comprar “interiores”. Bueno, pues igual es el momento de renovar calcetines o comprar bragas/calzoncillos sueltos de esas bonitos y no optar por esos packs de 5 sin alma, sin estampados pero que son más baratos y que son los que siempre acabas comprando. Recuerda, repite conmigo: bragas, bragas, bragas.
2. Básicos sí, pero no todo vale
Otra de las señales de que vas por el buen camino en rebajas es cuando una dependienta verbaliza en voz alta lo bien que lo has hecho. "Tú sí que sabes", me llegó a decir una al llevarme unas bases de pintauñas (mientras la de al lado se llevaba un color amarillo canario), un eyeliner y un desmaquillante. Vamos: esas cosas que vas a usar sí o sí y que están en tu rutina. Y es que hay un universo de cosas “básicas” que van más allá de las camisetas de tirantes lisas.
3. Cuidado con lo online: pruébatelo
Las visas las carga el diablo y quién “aVisa” no es traidor. Parece que desde casa o desde el trabajo las compras siempre se ven más fáciles: no hay que esperar colas inmensas en los probadores y al pagar con la tarjeta parece que duele menos. Cuidado con eso: ¡es una trampa!
Las cosas hay que probarlas porque, aunque pienses que tu futura adquisición te va a quedar divinamente, puede que no sea así (que no es difícil no por ti, si no por el baile de tallas que se gastan las tiendas). Entonces te llegará el paquete, te lo probarás, no te gustará y puede que te entre la pereza por descambiarlo. Conclusión: esa “ganga” se quedará en el armario con la etiqueta puesta y sin estrenar por los restos de los restos.
4. Échale un ojo “a lo caro”
Está muy bien eso de ahorrar en básicos y en bragas pero la rebaja, realmente, va a estar en las marcas. Por una o dos veces al año puedes permitirte ese lujo, cuando las marcas "caras" bajan el precio y entonces están a "precio de Zara". Unas deportivas caras, unos Levi’s, un bolso o una maleta. Amigos, ya os lo digo yo: ¡ahí está la GANGA! Y además, son cosas que no pasan de moda.
Todos tenemos derecho a un objeto fetiche caro. Nadie se enterará que te lo compraste en rebajas y si lo dices todavía mejor, porque te habrás gastado la mitad y ese sabor a victoria no está pagado.
5. La tienda de barrio
A todos nos entra la fiebre por las marcas y por el imperio de Inditex y luego resulta que hay vida más allá.
Nos hemos olvidado de las tiendas de barrio, porque las asociamos a antiguas “boutiques” donde iban las “señoras” con nombres tan sugerentes como ‘confecciones Amparo’. Y no, no queridos. Ni la palabra “señora” es despectiva ni las tiendas de barrio son “de segunda”, de hecho, esconden auténticos tesoritos esperando a ser descubiertos a buen precio y que fijo que nadie te va a copiar.
6. Segunda mano
En Europa en general, la gente está bastante acostumbrada a comprar ropa de segunda mano. Para ellos las tiendas “vintage” o las “charities”, forman parte de su ruta de establecimientos habituales. En cambio en España no, en España nos cuesta la ropa usada. Como si fuesen tiendas "de segunda" o nos diese un poco de “asquete”. Pues resulta que ahí también se encuentran auténticas joyas y un montón de prendas de marcazas como Dior, Louis Vuitton, Levi's, etc. ¿Cuándo te va a dar la vida esa oportunidad?
7. Di sí a las segundas rebajas
Si vas a comprar por comprar porque te has repetido hasta la saciedad que no, “que no necesitas nada porque tienes de todo”, entonces espérate a las segundas rebajas. Total, si solo es por cazar algo, encontrarás buenos precios y el bolsillo no se resentirá tanto.
Lo único malo de esperar a estas "rebajas de las rebajas" es que corres el riesgo de que cuando vayas no tengas nada de tu talla (sobre todo si usas las 38 de pie). Pero total, si ibas “por si caía algo” y te vas con algo, ¡eso que te llevas!
8. Date "el caprichito"
Finalmente, si te ronda algo por la cabeza, que tampoco es que esté muy rebajado pero que oye, te lo puedes permitir: ¡dale! No te quedes con ganas. Tanto tú como yo sabemos que te va a perseguir y que no vas a parar hasta conseguirlo. Puede que cuando te decidas sea tarde y ya no esté y te estés lamentando meses: la vida es demasiado corta y los alquileres son demasiado altos. Merecemos gastarnos el parné en algo más que facturas.