Natalia tiene 20 años y a principios de 2021 se contagió de coronavirus. Pasó la enfermedad sin grandes complicaciones, pero jamás pensó que los efectos secundarios que esta podría generar en su persona serían tan desagradables.

Una vez se hubo recuperado del todo, se dio cuenta de que lo que no había recuperado en absoluto eran tanto el olfato como el gusto. No obstante, lo que le pasaba no era que los hubiera perdido (algo bastante común entre aquellas personas que han contraído el virus), sino que ella, en vez de notar el olor y el sabor real de los alimentos, empezó a percibirlos de manera muy desagradable.

Pues bien, esta experiencia está siendo tan espantosa para ella que ha querido contarla en TikTok a través de varios vídeos virales, uno de ellos acumula ya más de cuatro millones de visualizaciones. En ellos, la joven estadounidense ha contado cómo ha cambiado su alimentación tras pasar el coronavirus: "No creo que nadie entienda cuánto afecta esto en tu vida diaria", explica Natalia que asegura que lo que le ocurre es mucho más desagradable de lo que podría parecer en un primer momento.

Los posibles efectos secundarios que se pueden quedar en nuestro cuerpo tras pasar la enfermedad son muy desagradables y es por ello que los sanitarios llevan toda la pandemia mandando mensajes con el fin de concienciar sobre todo a los más jóvenes. Uno de los mensajes más potentes es, por ejemplo, el de Fernando, un médico que tras pasar el coronavirus tiene taquicardias y dolor de tórax.

En un primer momento creyó que esta anomalía solo le pasaba a ella, pero más tarde descubrió que no estaba en lo cierto, ya que muchas otras personas estaban pasando por lo mismo que ella tras contagiarse: "Encontré una comunidad de personas que tenían exactamente mis mismas experiencias".

Y es que, para su sorpresa, lo que ella está sufriendo tiene hasta nombre, Natalia padece parosmia (distorsión del olfato) y disgeusia (alteración del gusto). El coronavirus le ha afectado directamente a su relación con la comida, al principio desarrolló gastritis y "cada comida la vomitaba", ha asegurado la joven.

No obstante, ese no fue el mayor de sus problemas, ya que lo que se ha extendido en el tiempo han sido tanto la parosmia como la disgeusia: "Un médico me dijo que si no mejoraba en el plazo de un año, existía la posibilidad de que no me recuperara nunca. Faltan dos meses, y no va a desaparecer", explicó Natalia desesperada.

Son muchos los alimentos que a la joven le saben y huelen fatal, sin embargo, en uno de sus vídeos muestra algunos de los cuales todavía puede comer con normalidad, ya que la percepción que Natalia tiene de su olor y sabor no ha cambiado, estos son: sándwiches de cerdo deshilachado, gaseosa Dr. Pepper, golosinas, los yogures de frutas y otros productos lácteos. Tiene más tolerancia al sabor de los alimentos dulces que al de lo salado: "Nada tiene sentido, es completamente arbitrario. Literalmente, no hay reglas para esto".

Además, la joven ha querido recalcar en el vídeo lo mucho que esto le afecta en su día a día, ya que "no es sólo que los alimentos tengan mal sabor. Tienen gusto a basura, a cloacas", asegura. "Es gasolina. Es amoniaco. Es amargo. Es moho. Imagina que todas tus comidas favoritas supieran como tus comidas menos favoritas. Es un paso más allá. Es basura y cloacas. Imagina el peor olor que hayas olfateado en tu vida, y es eso".