Desde que se dio a conocer el proyecto de ley orgánica educativa que lidera la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, muchos ciudadanos se han manifestado en su contra. Particularmente, uno de sus puntos, el que tiene que ver con las medidas relativas a la educación especial, es el que más controversia ha generado.

El proyecto de ley que recoge que "el Gobierno, en colaboración con las administraciones educativas, desarrollará un plan para que, en el plazo de diez años, los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad. Las administraciones continuarán prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial para, además de escolarizar a los alumnos que requieran una atención muy especializada, desempeñen la función de centros de referencia y apoyo para los centros ordinarios"; no ha gustado a muchos padres y educadores, los cuales opinan que esta ley supondrá el cierre total de estos centros educativos especializados.

Tampoco ha convencido a la 'Plataforma Inclusiva Sí, Especial También', que pide a los grupos parlamentarios que eliminen de la reforma educativa la Disposición Adicional Cuarta; ya que según la plataforma, esta disposición tiene una "redacción ambigua" y abre la puerta a que las comunidades autónomas vacíen los centros de educación especial de alumnos para, progresivamente "transformarlos en centros de recursos, sin apenas alumnado".

Ahora, uno de los últimos en criticarla ha sido un alumno que acude diariamente a uno de estos centros de educación especial, Ignacio Santías Palacios. El joven de 19 años ha lanzado un mensaje que ha dado la vuelta al mundo.

Precisamente para reivindicar la necesidad de estos centros de educación especial, Nacho ha grabado un alegato y lo ha compartido a través de su perfil de Instagram.

Ignacio nació muy prematuro y eso le causó una parálisis cerebral, por lo que actualmente estudia en el centro Bobath de Mirasierra (Madrid). Su mensaje es contundente: "No permitas que cierren los colegios de educación especial". Ahora Ignacio, gracias a su vídeo, que lleva ya más de 5 millones de reproducciones solo en su perfil de Instagram, ha conseguido llegar a muchísima gente.

Para él, que el Gobierno quiera cerrar los centros de especial no es otra cosa que una "locura" e "injusticia". "En Bobath, donde yo voy, hay un aula, que se llama la clase amarilla, en la que hay niños que no podrían ir a un colegio ordinario. No podrían, no porque no tengan capacidad, sino porque están muy, muy, muy, muy, muy graves", explica el joven en el vídeo.

Nacho, así lo conocen sus amigos, aprovecha este vídeo para argumentar por qué cree él que es necesario que sigan existiendo los colegios de educación especial: "Los políticos se han pensado que pueden meter a todas las discapacidades en el mismo saco y eso no es así".

Además, este joven tiene claro que "los padres de esos niños querrían ir a un colegio ordinario", pero cree que allí no podrían recibir la atención que necesitan para seguir aprendiendo. "Te aseguro que los que puedan ir a un centro ordinario van a ir, pero si vacías los colegios de educación especial quedarán solo de apoyo. Todos los profesionales que están ahí, cualificadísimos, y que se han formado para eso se quedarán en la calle", lamenta.

Mensajes como el de Ignacio se han ido difundiendo a través de las redes sociales con el objetivo de hacer entender al resto de la población la importancia que consideran ellos que tienen estos centros para el crecimiento de algunos niños.

Es más, una de las personas que se han sumado a esta reivindicación ha sido Mar Velasco, la madre de un niño con síndrome de Down que ha escrito un hilo en Twitter que se ha hecho viral con más de 2.000 retuits y 4.600 likes.

En este explica lo importante que es para ella que existan este tipo de centros: "Este año ha empezado felizmente Primaria (EBO) en un colegio de educación especial, con seis niños en su clase, donde cuenta con dos fabulosas maestras, una fisioterapeuta, una logopeda y un psicólogo que se desviven por sacar lo mejor de ellos".

"Es una quimera hermosa y utópica hablar de una educación inclusiva en la que haya recursos para que los niños con discapacidad no queden relegados humana y académicamente. Pero, hoy por hoy, me temo, solo es una quimera", concluye Mar pidiendo el "stop" de la 'Ley Celaá'.