Seguro que alguna vez has oído esa frase de "qué listo es este perro, parece que entendiera cuando le hablas". Tendemos a pensar que los animales no son tan inteligentes como nosotros (y no lo son), pero que no sepan hacer ecuaciones de segundo grado no significa que sus capacidades puedan llegar a ser sorprendentes. Los investigadores llevan décadas estudiando las formas de comunicación y las habilidades de los animales, y el éxito de Bunny, una perrita que puede comunicarse o "hablar" a través de una alfombra comunicativa, ha sido tan llamativo que ha despertado incluso la curiosidad de los científicos.
Uno de los vídeos más virales de Bunny, una sheepadoodle que arrasa en TikTok porque "sabe hablar", fue aquel publicado en noviembre del 2020 en el que la perrita se reflejaba en el espejo y preguntaba "who this" (¿Quién es esta?).
Su dueña y creadora de sus redes sociales (la perra es lista pero no tanto como para manejar un smartphone), Alexis Devine, le ha enseñado a expresarse a través de una alfombra comunicativa. Se trata de una superficie que se coloca sobre el suelo y tiene una serie de botones que hacen referencia a conceptos, verbos y otro tipo de palabras que ayudan en la comunicación. Bunny ha aprendido 70 palabras y crea frases con sentido gracias a esta herramienta. Y Alexis lo graba todo para compartirlo en TikTok, donde Bunny ya tiene más de seis millones de seguidores.
Que una perra como Bunny haya arrasado en las redes sociales es comprensible. Primero, porque en TikTok cualquier cosa que sea un poco sorprendente, para bien o para mal (los challenges más peligrosos también tienen mucha repercusión) se viraliza. Lo interesante es que el éxito de Bunny y sus capacidades para comunicarse con su dueña ha despertado la curiosidad de la comunidad científica.
El departamento del Laboratorio de Cognición Comparativa la Universidad de California de San Diego ha decidido organizar una investigación y para ello está pidiendo la colaboración de la gente, porque pretenden seleccionar a 700 voluntarios dueños de diferentes animales, desde perros hasta caballos, para experimentar con las alfombras comunicativas.
Su objetivo es estudiar las diferentes capacidades comunicativos de los animales según sus razas u especies. Entre los perros es común hablar de razas inteligentes y señalar a algunas mascotas como más o menos indicadas para un determinado tipo de trabajo (por ejemplo, la mayoría de perros guía son golden retrievers o labradores) o comprobar si algún animal es capaz de comunicarse aludiendo al tiempo y al espacio, capacidades que se creían exclusivas de los seres humanos. Es decir, que los perros no podrían expresar. "ayer estaba feliz" porque no se cree que sean capaces de entender qué es ayer.
Según contó su dueña Alexis a Insider, lo que más le sigue sorprendiendo a día de hoy es que su perra Bunny pueda decirle que siente dolor y dónde le duele exactamente. Además, cuenta una anécdota muy divertida: "Un día fuimos de paseo a la playa y vimos una cría de foca. Cuando llegamos a casa, Bunny pulsó los botones "agua" e "hipopótamo". Alexis reconoce que empezar a jugar con la alfombra comunicativa con su perra y ver sus progresos ha cambiado por completo la relación que tiene con Bunny, y está encantada.
Los perros sí pueden comunicarse, y razonar, y entender una serie de normas. Pero para demostrar la inteligencia no basta con ladrar cuando alguien extraño ronda la casa o con sentarse cuando escuchas "sit". Para poder saber el nivel de inteligencia que puede llegar a desarrollar tu mascota puedes hacerle el test del jueguete nuevo.
Consiste en darle un juguete nuevo y asociar una palabra a ese juguete. Por ejemplo, si el juguete tiene forma de plátano, llamarlo "plátano", y repetirle la palabra hasta que el perro sea capaz de asociarla a ese juguete. Entonces, introducirle un nuevo juguete y asociarlo a otro nombre. El perro será más inteligente si es capaz de relacionar más palabras con sus objetos cotidianos.