Una oveja salvaje ha sido rescatada en Australia por la protectora Edgar's Mission. El animal deambulaba por el bosque cuando se cruzó con algunos de los voluntarios de esta protectora que lo único que vieron fue, según han contado en una publicación de Facebook, "montón de lana mezclada con ramas, hojas e insectos".

Es más, tuvieron que acercarse a ella para descubrir que debajo de toda esa lana se encontraba una oveja. Estos animales tienen que esquilarse una vez al año y Baarack (así es como más tarde llamaron al animal) acumulaba la lana desde hacía unos cinco años. Toda esta lana le pesaba una barbaridad (35,4 kilos) y la salud del animal corría peligro, así que decidieron llevar a la oveja hasta el centro de rescate.

El animal se movía con dificultad porque su lomo no podía soportar ya tantísimo peso, tampoco veía. La lana le tapaba casi toda la cara, por lo que la oveja, además de estar enferma, no podía ver nada. Esquilar a las ovejas una vez al año es imprescindible, sobre todo teniendo en cuenta que su lana no se cae de manera natural, a diferencia del pelaje de otros animales.

Los voluntarios del refugio han contado lo ocurrido a través del perfil de Facebook del mismo: "Baarack, de alguna manera, se había ganado la vida encontrando alimento en los tiernos brotes de hierba que se habían abierto camino con determinación a través del suelo del bosque", así es, el animal había sobrevivido gracias a que había podido encontrar alimentos y agua en el bosque.

A pesar de ello, el animal no estaba sano por la gran cantidad de lana que había acumulado en su cuerpo en estos cinco años, nada más y nada menos que 35,4 kilos de carga. Así que, lo primero que hicieron los voluntarios cuando esta llegó al refugio fue esquilarla. Ahora el animal está mucho mejor, aunque todavía tiene rasguños y una úlcera.

No obstante, la oveja permanecerá en el centro hasta que se recupere por completo. Además, gracias a las marcas que tiene en sus orejas han podido comprobar que el animal no era salvaje, sino que se podría haber escapado o que la hubieran abandonado.

Los seres humanos pueden hacerle mucho daño a los animales, pero también, como hemos visto en el caso de la oveja, en ocasiones somos capaces de salvarle la vida. Este es, por ejemplo, el caso de una pequeña carpa dorada a la que su familia dio por muerta cuando la encontró flotando boca abajo en la pecera.

Aunque parecía que estaba muerto, el pez estaba vivo, solo que no era capaz de mantener la posición correcta. Así que, la familia contactó con Stacey O'Shea, directora del The Garden Sanctuary y ella misma fue la que ideó la forma de que esta carpa dorada pudiera nadar boca arriba. Stacey le creó una especie de chaleco-corsé con pequeños tubos de plástico para ayudar al pez en ese cometido. El objetivo era que estuviera lo más cómodo y libre; y parece que lo consiguió: