En vista del éxito que ha tenido la Niña del Exorcista de ‘Port Aventura’, que ya se ha despedido de la temporada de Halloween en el parque temático, en Yasss hemos investigado sobre el caso real que inspiró a este terrorífico personaje, bautizado como uno de los grandes villanos del cine.

La dulce Regan MacNeil fue un personaje creado por el escritor William Peter Blatty, pero no salió de su portentosa imaginación. A través de una de las grandes cabeceras estadounidenses, el Washington Post, Blatty conoció el espeluznante caso de un exorcismo que se había realizado en Mount Rainier en el año 1949; momento en el que era tabú hablar de estas ocultas prácticas religiosas. 

En la vida real, Regan no era una chica de 12 años, sino un joven adolescente de 14, conocido bajo el pseudónimo Roland Roe, al que, según contaba el mítico periódico, le llegaron a realizar entre 20 y 30 sesiones del solemne exorcismo mayor.

La Iglesia Católica define el exorcismo mayor como una intervención dirigida a la expulsión de demonios o a liberar de una posesión demoníaca a una persona a quien, previamente, se ha realizado un estudio médico, sociológico y psiquiátrico. Solo puede ser realizada por un sacerdote u obispo autorizado, cuyo nombre, en el caso de Mount Rainier, no trascendió. 

Tal y como cuenta el tabloide, la posesión de Roland Roe comenzó con la muerte de un familiar que se dedicaba al espiritismo. Era una mujer. Desde que falleció, Roland comenzó a tener extraños comportamientos: escuchaba ruidos por la casa, caminaba de noche y tenía ataques de pánico, con gritos y llantos. Sus familiares se preocuparon mucho e hicieron lo que parecía más lógico: llevarle a un hospital jesuita para que fuera diagnosticado.

Sin embargo, los médicos no encontraban el problema o afección que estaba volviendo loco al joven, por lo que avisaron a un sacerdote, también jesuita. Y es aquí donde entra en juego el importante papel del verdadero padre Karras, también jesuita, que estuvo dos meses postrado al lado de la cama de Roland para estudiar su conducta y determinar que, efectivamente, era víctima de una posesión.

Este sacerdote, de unos 50 años, realizó un extenso ritual en el que el adolescente, igual que la Niña del Exorcista que conocemos y que tan bien interpreta Marina López Fusté, estallaba en insultos, alaridos y pronunciaba frases en latín, aun siendo un idioma que él desconocía. Después de varias sesiones y una dedicación vocacional, el religioso consiguió expulsar al espíritu maligno, en la novela llamado Pazuzu, cuando pronunció las siguientes palabras: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo expulso el demonio de ti”.